Alemania da un paso atrás en la desescalada ante el avance de la pandemia
Alemania ha dado este lunes un paso atrás en su recién iniciada desescalada ante el repunte de la incidencia, ha anunciado un cierre general para Semana Santa y ha obligado al comercio minorista de la mitad del país a bajar de nuevo la persiana. La canciller alemana, Angela Merkel, y los jefes de gobierno de los 16 estados federados acordaron en una tensa reunión de más de 11 horas este paso, ante el ímpetu que ha tomado la tercera ola -con la variante británica ya como mayoritaria- cuando aún no se había aplacado completamente la segunda.
La incidencia acumulada a siete días se situó este lunes en los 107,3 casos por cada 100.000 habitantes, cuando el 15 de febrero era de 58,9 (tras los 197,6 del 22 de diciembre). En las 24 horas previas se registraron en el país 7.709 positivos y 50 muertos. Más de 3.000 personas se encuentran ingresadas con COVID en ucis.
La canciller ha advertido de que la situación es “muy grave” y apuntó la importancia de no “sobrecargar el sistema sanitario”. “Tenemos una nueva pandemia con la propagación de la variante británica”, ha señalado Merkel y ha indicado que esta mutación es “más mortífera, más infecciosa” y provoca convalecencias más prolongadas.
El acuerdo incluye prolongar las restricciones generales hasta el 18 de abril, reducir los contactos interpersonales a una persona no conviviente y prevé incluso los toques de queda en las localidades en las que la incidencia acumulada sobrepase los 100 nuevos casos por cada 100.000 habitantes en siete días. En estos lugares, que suponen ya alrededor de la mitad del país, se aplicará el denominado “freno de emergencia” acordado el 3 de marzo y que implica revertir el paso de desescalada del 8 de marzo.
Así el comercio minorista, los museos y centros deportivos deberán cerrar en esas regiones, cuando apenas llevaban dos semanas abiertos. Los colegios, sin embargo, podrán seguir abiertos. “Era absolutamente imprescindible emplear el freno de emergencia”, justificó la canciller.
Además, se prolongarán los festivos de Semana Santa por delante y detrás, entre el 1 y el 6 de abril. Tan sólo algunos comercios esenciales -y con limitaciones- podrán abrir estos días, como gasolineras, farmacias y las tiendas de alimentación.
Durante todos estos días regirá una prohibición nacional de reunión en espacios públicos, igual a la que se aprobó para evitar las aglomeraciones festivas de Nochevieja y Año Nuevo. “Vemos la intensidad del crecimiento exponencial y creo que los días extra de Semana Santa serán una contribución a los esfuerzos para controlar la pandemia”, afirmó la canciller.
La canciller reconoció que el inicio de la desescalada aprobado hace tres semanas conllevaba una serie de “riesgos” que se han acabado materializando.
PCR para todos los viajeros
Merkel y los líderes regionales acordaron asimismo extender a todos los viajeros que lleguen al país la obligatoriedad de hacerse un test PCR, independientemente del lugar de procedencia, cuando hasta ahora esta medida se limitaba a las consideradas “zonas de riesgo”.
Esta decisión es su respuesta a la polémica en torno a las vacaciones de Semana Santa en Mallorca, cuya demanda se había disparado después de que las autoridades alemanas sacasen a las Baleares de la lista de zonas de riesgo, lo que eliminaba la obligación de test y cuarentena.
Se establece así, agregó la canciller, una “obligación general” de realizarse un test para entrar al país, indicó la canciller, que recordó que el Gobierno alemán desaconseja “en general todos los viajes que nos sean estrictamente necesarios”.
El pasado 12 de marzo las autoridades alemanas sacaron a las islas Baleares de la lista de zonas de riesgo (junto a otras cinco comunidades autónomas españolas), lo que desató la demanda de vuelos y estancias en la isla para las vacaciones de Semana Santa.
La situación provocó una fuerte controversia en España, donde la mayoría de ciudadanos no podrán salir en Semana Santa de su comunidad autónoma por las restricciones de la pandemia; pero también en Alemania, donde el turismo interno está actualmente prohibido, lo que supone graves dificultades económicas para el sector.
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