La Justicia alemana ha abierto este miércoles otro proceso por delitos de guerra cometidos por el régimen sirio, esta vez contra un médico acusado de crímenes contra la humanidad cuando trabajaba en un hospital de Homs vinculado a los servicios secretos del Ejército de Siria.
Un tribunal de Fráncfort toma el relevo así del de Coblenza, que la semana pasada dictó pena de cadena perpetua contra un exresponsable de los servicios secretos del régimen sirio por crímenes contra la humanidad en el primer juicio internacional a un alto cargo del gobierno sirio de Bashar al Asad.
El nuevo proceso sienta en el banquillo a un ciudadano sirio que ejercía la medicina en Alemania y que fue detenido en 2020 en la región de Hessen (centro del país). Al individuo, identificado como Alaa M., se le imputa haber cometido crímenes contra la humanidad, así como de haber causado lesiones físicas graves en 2011, cuando trabajaba en un hospital adscrito al Servicio de Inteligencia Militar en la ciudad siria de Homs.
La Fiscalía ha informado de que, cuando un preso detenido por participar en una manifestación contra el régimen sufrió un ataque epiléptico al cabo de una sesión de tortura, Alaa M. fue llamado para prestarle auxilio, pero en lugar de ello le golpeó y pateó en al menos dos ocasiones.
El preso murió al poco tiempo sin que se determinase la causa exacta de la defunción; el acusado abandonó Siria en 2015 y residía desde entonces en Alemania, donde trabajaba en un hospital en el estado federado de Hessen.
Según informaciones del semanario alemán Der Spiegel, que sacó a la luz la identidad de Alaa M. en una investigación conjunta con la cadena catarí Al-Jazeera, la fiscalía basa el caso en las declaraciones de dos testigos, que se encontraban detenidos en la misma prisión en la que trabajaba el acusado.
Según lo que se deduce del reportaje, estos podrían ser el hermano y el primo del preso que murió, testigos de los hechos y ahora refugiados en Alemania, aunque el semanario también corroboró los hechos con otros dos médicos que trabajaban en el mismo hospital.
De acuerdo con estos facultativos, Alaa M. alardeaba de haber operado a un prisionero sin anestesia, entre otros muchos actos constitutivos de tortura. Ambos han ratificado además que entre algunos médicos del hospital existía una verdadera competición por ser los primeros en maltratar a nuevos detenidos.
No obstante, el abogado del acusado ha manifestado en declaraciones a Der Spiegel que, durante su estancia en el hospital militar, Alaa M. no tuvo constancia en ningún momento de torturas o ejecuciones y que solo había tenido conocimiento de estas alegaciones más tarde y por la prensa.