Mientras una buena parte de los países europeos se encuentran debatiendo y trazando su plan para la fase de desescalada en la epidemia de coronavirus, algunos han empezado a poner en práctica las primeras medidas destinadas a aliviar ligeramente las restricciones y caminar hacia la nueva normalidad. Desde este lunes, y después de casi un mes cerradas, las tiendas más pequeñas de Alemania tienen permiso para abrir sus persianas de nuevo. Lo mismo ocurre en Dinamarca, donde algunos comercios como las peluquerías han podido reanudar su actividad. Al mismo tiempo, en Noruega, los más pequeños han podido regresar a la guardería.
El inicio del 'desconfinamiento', insisten las autoridades, está siendo lento y gradual. En Alemania, este 20 de abril han podido volver a abrir sus puertas solo los establecimientos comerciales de una superficie menor a 800 metros cuadrados, así como los concesionarios de automóviles y las tiendas de bicicletas, independientemente de su tamaño. También se ha permitido a las librerías que reabran, una medida que ya tomó Italia hace una semana. Gimnasios, restaurantes, bares y grandes tiendas permanecen cerrados de momento. Los colegios retomarán las clases a partir del 4 de mayo.
La reapertura fue acordada la semana pasada entre el Gobierno federal y los gobiernos estatales. La premisa sigue siendo mantener una distancia personal mínima de 1,5 metros, así como no andar por la calle con más de una persona o solo con quienes vivan bajo el mismo techo. Además, las autoridades recomiendan a los ciudadanos el uso de mascarillas cuando compren o en el transporte público, aunque algunos estados como Sajonia, Mecklemburgo-Pomerania Occidental y Baviera lo han hecho obligatorio. De hecho, una de las imágenes del día ha sido la de miles habitantes de Dresde, capital de Sajonia, haciendo cola para conseguir una mascarilla gratuita.
Según recogen los medios alemanes, asociaciones de minoristas no esperaban una gran afluencia ni este lunes ni en los próximos días debido al impacto de la crisis en los consumidores. En una de las principales ciudades del país, Colonia, según informa la agencia DPA, muchos vendedores con mascarillas han estado solos en las tiendas pequeñas durante las primeras horas de la jornada y los comercios se han llenado cerca del mediodía.
En la Baja Sajonia, de acuerdo con la cadena pública NDR, el flujo de clientes ha sido controlable casi en todas partes y se han formado colas solo en casos aislados. Muchos establecimientos han organizado a los empleados para controlar la entrada y aplicar las medidas de higiene, como la desinfección de las manos. En Oldemburgo los comerciantes hablaban de un “lunes completamente normal” y algunas tiendas han instalado paneles de plexiglás en la caja. “¡Te echábamos de menos!”, podía leerse en algunos comercios de Hannover.
No obstante, no todos los territorios están aplicando este levantamiento gradual de las restricciones de la misma manera. Los estados federados tienen competencias a la hora de establecer cómo es la reapertura de los comercios. Por ejemplo, Renania del Norte-Westfalia, al oeste del país, ha ido más allá y ha hecho una excepción sobre las tiendas de muebles. En Berlín y Brandeburgo, estado federado circundante a la capital, los comercios deberán aguardar al miércoles para abrir, según informa EFE. Baviera esperará hasta comienzos de la semana próxima.
Las normas de reapertura han causado críticas entre asociaciones de comerciantes, que cuestionan las pautas y consideran que el criterio “no debe ser los metros cuadrados, sino los principios de higiene y distancia”. Por otro lado, hay quienes han expresado su cautela y sus reservas por el hecho de que relajar las restricciones ponga en riesgo los avances logrados contra el coronavirus en el país, entre ellos la propia canciller Angela Merkel. “Nada me gustaría tanto como decir que podemos volver a la absoluta normalidad. Pero tengo que advertir que ante esta apertura no nos podemos sentir en absoluta seguridad”, ha dicho en rueda de prensa la mandataria, quien ha expresado su deseo de poder seguir con la estrategia y de que no haya un recrudecimiento que obligue a tomar medidas más drásticas, por lo que ha pedido a la población que sea “disciplinada”.
La semana pasada, el ministro de Sanidad, Jens Spahn, indicó que el brote de coronavirus parecía ya “controlable”, pues la tasa de contagio había caído hasta el 0,7, esto es, que cada nuevo infectado contagia a menos de una persona. Alemania es uno de los países que más casos de COVID-19 ha detectado en su territorio, cerca de 146.000 -aunque el volumen de contagios notificados tiene que ver con el número de pruebas practicadas-. Sin embargo, el número de muertes de pacientes con coronavirus que ha contabilizado es muy inferior al de otros países del entorno, alrededor de 4.670, según el recuento de la Universidad John Hopkins.
Mercados en República Checa, peluquerías en Dinamarca
En la vecina República Checa, las autoridades también han apostado por relajar gradualmente las restricciones. Su calendario de desconfinamiento, que consta de cinco fases, concluye el 8 de junio. Este lunes se han reabiertos mercadillos callejeros, tiendas de artesanías y concesionarios. Para el 27 de abril se prevé la apertura abrir todos los pequeños comercios de una superficie de hasta 200 metros cuadrados. El 11 de mayo podrán abrir todas las tiendas hasta 1.000 metros cuadrados, fuera de grandes centros comerciales.
Dinamarca ya ocupó titulares la semana pasada, cuando los alumnos regresaron a las aulas de colegios y guarderías. Las cafeterías y los restaurantes deben seguir con la persiana echada, pero a partir de este lunes han podido abrir sus puertas los pequeños establecimientos como peluquerías, estudios de tatuajes y autoescuelas, así como clínicas de fisioterapia, ópticas y dentistas, tras un acuerdo entre el gobierno y todos los partidos con representación parlamentaria. En la actualidad, Dinamarca registra alrededor de 7.700 casos de COVID-19 y 364 fallecimientos.
¿Y cómo ha sido la primera vez que la población danesa puede cortarse el pelo en un mes? Medios como la BBC y Reuters informan de que las medidas de precaución varían, y que no todos los peluqueros ni sus clientes usan mascarillas. Sin embargo, hay quienes cubren a los clientes con batas de plástico desechables, limpian sus tijeras y peines y las superficies de las sillas entre las sesiones. Lo que sí ha habido es una avalancha de clientes deseosos de coger cita para arreglarse el pelo, también por reparar algún que otro estropicio hecho en casa. “Estamos muy ocupados. Tenemos reservas para las próximas dos semanas”, ha dicho a la cadena británica Phil Olander, propietario de una barbería en el centro de Copenhague, quien también explica que su sistema se bloqueó con tantas visitas.
Vuelta a la guardería en Noruega
Noruega es otro de los países que han comenzado a levantar ligeramente las restricciones. Las guarderías han reabierto gradualmente este lunes. Un mes después, recoge AFP -presente en un centro de Oslo-, la mayoría de pequeños estaban ansiosos por encontrarse con sus amigos, aunque otros estaban un poco recelosos de dejar a sus padres.
Las autoridades noruegas han impuesto una serie de normas, como que los niños pasen el máximo tiempo posible en espacios abiertos y no traigan juguetes de casa, además de extremar la higiene, informa EFE. Asimismo, que sean divididos en pequeños grupos. De acuerdo con AFP, el protocolo es que los niños menores de tres años deben estar en grupos de tres bajo la supervisión de un adulto. Los que tienen entre tres y seis años pueden permanecer en grupos de seis.
La decisión no ha convencido a todos, como también ocurrió en Alemania: algunos progenitores han mostrado su oposición en grupos en redes sociales, el más numeroso bautizado “Mi hijo no va a ser cobaya de la COVID-19”, con casi 30.000 miembros.
La primera ministra noruega, Erna Solberg, ha dicho que “es importante abrir para los más pequeños, porque sabemos que son los que menos enferman”. “En las escuelas habrá que hacer más ajustes. También es importante para el desarrollo de los niños estar con otros y recibir contenidos pedagógicos”, ha asegurado.
A principios de abril, las autoridades noruegas aseguraron, señalando la baja tasa de transmisión de la enfermedad, que el brote de coronavirus se consideraba “bajo control” y que el país se iba a embarcar en un lento y gradual retorno a la normalidad. Según John Hopkins, los casos confirmados en Noruega rondan los 7.100 casos y se han contabilizado 181 muertes.