Tras pasar tres días ingresado en el hospital, Tyre Nichols, un joven afroamericano de 29 años, murió de una paliza mortal que le propinaron cinco agentes de policía en Memphis el pasado 7 de enero cuando se dirigía a casa de su madre.
Un análisis del New York Times revela que el fallecido recibió 71 órdenes de los agentes en un periodo de 13 minutos, muchas de ellas simultáneas, contradictorias e imposibles de cumplir. Le pedían mostrar sus manos cuando estos se las estaban sujetando, le pedían tumbarse en el suelo cuando ya lo estaba y le pedían recolocarse cuando estos tenían control sobre su cuerpo.
Alex Vitale, profesor de Sociología y coordinador de un proyecto sobre policía y justicia social en el Brooklyn College de Nueva York, lleva los últimos 30 años escribiendo e investigando la actuación de la policía. El autor de 'El final del control policial' (Capitán Swing) sostiene que “nada ha cambiado” desde la brutal paliza a Rodney King en 1991, que las reformas policiales no han funcionado y que el problema está en la propia misión de la policía como institución de control social.
Todos los policías implicados en la brutal paliza a Tyre Nichols eran afroamericanos. ¿Nos dice algo sobre el racismo en la policía?
No. En los últimos ocho años se ha hecho un gran esfuerzo por mejorar la diversidad en la policía como estrategia para reducir la violencia y los abusos policiales. Y no ha funcionado.
La mayoría de los agentes de policía en Memphis son negros y la jefa de policía es negra. En realidad, la diversidad de los agentes de policía en Estados Unidos no difiere mucho de la de la población y en algunas ciudades, durante cortos periodos de tiempo, parece que la situación ha ido un poco mejor, pero en general, el patrón general se mantiene sin cambios.
Nadie en las comunidades pobres racializadas siente que su vida es mejor porque haya policías negros en lugar de policías blancos vigilándoles.
Esto no quiere decir que no haya un factor racial. Es un factor en el sentido de que la misión de la policía ha sido convertir los comportamientos de la gente negra en crímenes que deben ser abordados a través del castigo y de un control policial invasivo y agresivo. Esa misión la pueden llevar a cabo policías blancos o policías racializados. No importa. Tampoco hace menos racista el control policial por parte de nigerianos en la era colonial hace 100 años.
La policía se creó para gestionar las consecuencias de los sistemas de explotación del siglo XIX como la esclavitud y el colonialismo. Hoy cumple esa misma función, solo que los regímenes de explotación han cambiado por un modelo de austeridad neoliberal
¿Eso significa que la policía es de por sí una institución racista?
La historia de la institución está arraigada en un profundo racismo. Eran instituciones blancas que defendían la supremacía blanca de forma muy consciente e intencionada. Hubo una gran superposición en grandes partes del país entre agentes de policía y organizaciones supremacistas blancas como el Ku Klux Klan.
Pero hoy en día no tiene tanto sentido hablar de los prejuicios individuales de los agentes, sino más bien de la misión policial en sí misma, que define los problemas de las comunidades racializadas e incluso de las comunidades blancas pobres como problemas de delincuencia que deben ser gestionados por la policía. Mientras, los problemas de las zonas más ricas y blancas se consideran problemas sociales, asuntos privados, familiares, etc.
La norma de las cámaras corporales en los agentes se presentó como un paso importante en la reforma policial, pero en este caso no parece haber alterado el comportamiento de los policías. ¿Cuál es su análisis?
Las cámaras corporales no han ofrecido el tipo de alivio que esperábamos o que la gente esperaba. Existen estudios que demuestran que no han producido ninguna diferencia en la actuación policial.
Tenemos esta fascinación por querer ver detrás de esta cortina pensando que esto nos arrojará algo de verdad y justicia, pero no está ocurriendo. De hecho, la mayoría de los vídeos más esclarecedores no eran vídeos de cámaras corporales, sino vídeos de transeúntes o, como en este caso, vídeos de una torre de vigilancia.
Después de tantos casos y tantas medidas nuevas, ¿es posible la reforma de la policía en EEUU?
Durante ocho años nos han dicho que la policía se iba a reformar. Se han invertido cientos de millones de dólares en tecnología policial, formación y supervisión y el año pasado la policía mató a más gente que en ningún otro año en la memoria reciente. Así que no tenemos mucho más que demostrar sobre la reforma policial.
En términos de control policial, nada ha cambiado a mejor desde la paliza a Rodney King en 1991
Los agentes en Memphis habían recibido todo tipo de nuevos entrenamientos y nuevas políticas de reforma en términos de supervisión como las cámaras corporales. Simplemente no ha servido para nada. Y lo mismo pasó en Minneapolis: los agentes que mataron a George Floyd habían recibido todos estos entrenamientos de reforma y cambios en la política, pero no importó.
Entonces, ¿cuál es la solución?
La solución consiste en hacer lo que está pidiendo la gente en Memphis, es decir, retirar a la policía de la aplicación de las normas de tráfico, poner fin a las paradas de tráfico, disolver este tipo de unidades especiales militarizadas e invertir recursos en estrategias comunitarias contra la violencia, recursos para los jóvenes, etc.
Hablando de las paradas de tráfico con final mortal: no es el primer ni el segundo caso. ¿Cómo es posible?
En este caso ni siquiera había una base para una parada de tráfico. Fue una operación basada en la especulación. El problema es que nos hemos obstinado como sociedad en la idea de que la única herramienta para hacer frente a cosas como la delincuencia violenta es un control policial cada vez más intensivo y agresivo. Y cuando eso no funciona, insisten todavía más en ello.
De este modo, la policía se ve a sí misma en guerra con partes enteras de la población. La ironía de toda esta conversación sobre más dinero para formación es que mucho de eso va a más formación de combate.
Pero aunque eso no fuera así, cuando la misión está estructurada para crear cosas como una unidad Escorpión, ¿qué sorpresa debería suponer que esta unidad haya matado a alguien? No es ninguna sorpresa, habéis creado esa unidad para hacer exactamente esto. Debe haber una rendición de cuentas política por adoptar este tipo de estrategias para reducir la delincuencia en lugar de hacer lo que las comunidades han estado exigiendo, que es inversiones reales en la salud y el bienestar de esas comunidades.
¿Cómo explica la idea de que más policía no contribuye a crear comunidades más seguras? ¿En qué punto está este debate en Estados Unidos?
Es muy difícil porque toda nuestra cultura popular, medios de comunicación y políticos han equiparado la seguridad pública con una sola cosa: el control policial. Romper esa narrativa es difícil, pero esa ha sido la demanda de las calles durante los últimos años. El control policial no es la única forma posible de producir seguridad pública. Y, de hecho, no funciona tan bien y tiene un precio muy elevado, como vemos en ese vídeo, además de 10 millones de arrestos al año, la mayoría de ellos inútiles, y un montón de acoso y violencia.
Durante ocho años nos han dicho que la policía se iba a reformar, pero el año pasado mató a más gente que en ningún otro año en la memoria reciente, así que no tenemos mucho más que demostrar sobre la reforma policial. No ha servido
Tenemos que romper esa lógica política que dice que la vigilancia policial es la única respuesta posible a una crisis de violencia, desorden o de otro tipo. Por ejemplo, nuestros políticos dicen que como hay demasiadas personas sin hogar, es mejor crear nuevas unidades policiales para controlarlas en lugar de crear viviendas.
¿Qué ha cambiado desde la paliza brutal contra Rodney King (1991) hasta la paliza mortal a Tyre Nichols este mes?
En términos de control policial, nada ha cambiado a mejor desde Rodney King. Lo único que me da esperanza es que en los últimos dos o tres años hemos empezado a ver inversiones en nuevas estrategias de seguridad pública distintas al control policial. Más de 40 ciudades estadounidenses han eliminado sus departamentos de policía escolar, un número similar de ciudades ha creado equipos no policiales de respuesta a crisis para emergencias de salud mental y abuso de drogas... Hemos legalizado la marihuana en buena parte del país y hemos invertido en nuevas iniciativas comunitarias contra la violencia.
Tengo la esperanza de que esta tendencia continúe y nos permita desprendernos de esta excesiva dependencia de la policía.
¿Estos problemas de abuso policial están relacionados con los orígenes históricos de la institución?
No quiero hacer una afirmación simplista que sugiera que como la policía era una institución para capturar esclavos, ahora todos son racistas. Eso no ayuda y no es real.
Sin embargo, hay una verdad más profunda en la historia del control policial: se creó para gestionar las consecuencias de los sistemas de explotación, sobre todo a principios del siglo XIX, relacionados con cosas como la esclavitud, el colonialismo, la industrialización, la migración y la urbanización que conlleva. La policía se crea para poner coto a los problemas que surgen de esos sistemas de explotación.
Hoy en día cumple esa misma función, solo que los regímenes de explotación han cambiado. Ahora no tenemos esclavitud y colonialismo, pero tenemos un modelo de austeridad neoliberal gestionado por la policía por ejemplo criminalizando la indigencia, las estrategias de supervivencia en el mercado negro, las enfermedades mentales... El Estado ya no tiene la voluntad de atender realmente las necesidades de esas personas.
La policía se ve a sí misma en guerra con partes enteras de la población
Aboga en su libro por un menor control policial en las fronteras. En España la policía juega un destacado papel en este sentido. ¿Cuál es la alternativa?
No hay una solución sencilla. Es un problema enorme que se ha desarrollado a lo largo de mucho tiempo y no se va a resolver de la noche a la mañana, pero creo que tenemos que analizar nuestra propia complicidad en las condiciones que empujan a tantas personas a emigrar por profunda desesperación. Europa tiene una enorme responsabilidad por las condiciones en las que vive la gente en gran parte del continente africano, por ejemplo, y luego se quejan cuando esas personas intentan huir de unas condiciones económicas y políticas opresivas. Es el mismo problema de Estados Unidos con México y América Latina.
Tenemos que considerar dos estrategias. Una es que tenemos que estar mucho más abiertos a la aceptación de refugiados y tenemos que poner en marcha inversiones concretas para tratar de llevar a esa gente a algún tipo de estabilidad social, económica y cultural dentro de Europa. Pero también tenemos que ocuparnos de las condiciones en los lugares de los que huyen, porque la mayoría preferiría quedarse donde está si fuera posible.
Esta misma lógica se utilizó en la unificación de Europa, en la que la Unión Europea, para evitar la migración masiva, ha adoptado intervenciones económicas específicas en las zonas más pobres de Europa, sobre todo del sur, para intentar que la gente pueda vivir con dignidad donde está. Tenemos que tomar esa misma estrategia y aplicarla a escala internacional.