Los aliados dejan de señalar a Netanyahu por Gaza pero temen una respuesta incendiaria al ataque iraní
Han pasado más de 48 horas desde que Irán lanzara centenares de drones y misiles hacia Israel –muchos de los cuales fueron interceptados incluso antes de alcanzar su espacio aéreo–, pero los máximos dirigentes del país aún no han decidido si responderán al ataque ni cómo o cuándo lo harían. La comunidad internacional espera ansiosa esa decisión e insta a la calma, porque una represalia israelí alimentaría aún más el círculo de la violencia y la venganza entre los dos archienemigos.
“Seguimos con gran preocupación los eventos y desarrollos en Oriente Medio después de que toda la región haya llegado al borde del abismo”, ha dicho en un comunicado el Ministerio de Exteriores de Líbano, el país que más se ha visto involucrado en las tensiones y la violencia en los pasados meses. El texto emplea palabras muy parecidas a las que pronunció el domingo el secretario general de la ONU, António Guterres, ante el Consejo de Seguridad: “Oriente Medio está al borde del precipicio”.
La preocupación en los organismos internacionales y en las capitales de todo el mundo es evidente en las declaraciones y los llamamientos a la “contención”, que no han cesado desde el domingo de madrugada, cuando Irán anunció su ataque contra Israel en represalia por el bombardeo efectuado supuestamente por el Ejército judío contra el consulado iraní en Damasco, el pasado 1 de abril, en el que fallecieron siete miembros de la Guardia Revolucionaria –incluido un destacado general de este poderoso cuerpo de las Fuerzas Armadas iraníes–.
Irán busca evitar una represalia de Israel
Teherán desea zanjar la cuestión, después de haber demostrado que puede responder a los ataques contra sus intereses, pero habiéndolo hecho de forma comedida, sin causar víctimas mortales. El portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Naser Kananí, afirmó el lunes en una rueda de prensa que la acción en la noche del sábado al domingo fue “necesaria, proporcional y dirigida a objetivos militares”, pero que su objetivo no era generar más tensión en la región, sino “capacidad de disuasión” frente al enemigo.
También el ministro de Exteriores, Hosein Amir Abdolahian, ha querido mandar un mensaje de tranquilidad en los contactos que ha realizado desde el domingo con sus homólogos de Rusia, la India, Qatar, Egipto, Arabia Saudí, Siria, Malta, Turquía, Alemania y la Unión Europea. Sin embargo, tanto el Gobierno iraní como otras instituciones han advertido de que, si Israel responde con un ataque, la reacción de Teherán sería más virulenta. “Si el régimen israelí continúa sus malvadas acciones contra Irán, de cualquier manera, métodos o niveles, la respuesta será diez veces más dura”, aseguró el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, encabezado por el presidente de la República Islámica, Ebrahim Raisí. El mandatario advirtió este martes de que la “mínima acción” contra intereses iraníes recibirá una “respuesta dura, amplia y dolorosa contra el perpetrador”.
Desde Irán también han insistido en el hecho de que su ataque no fue sorpresa sino que fue anunciado con días de antelación, lo cual permitió a los países vecinos prepararse e, incluso, a Israel reforzar sus defensas antiaéreas, con la ayuda de sus aliados. Según la información que ha ido emergiendo desde la madrugada del domingo, Turquía, Irak y Jordania habían sido avisados por Teherán. La mayoría de los drones y misiles tuvieron que surcar los cielos iraquíes, sirios y jordanos para alcanzar Israel.
Según fuentes gubernamentales estadounidenses, citadas por la Agencia EFE, Washington estuvo coordinándose con Israel, y también con Reino Unido y Francia para reforzar las defensas aéreas israelíes; el presidente Joe Biden ordenó el envío de aviones y buques de guerra con sistemas antimisiles a la zona. Según EFE, los cazas estadounidenses F-15E Strike Eagle derribaron unos 70 drones, una batería Patriot situada en Erbil (norte de Irak) destruyó un misil y los buques desplegados en el mediterráneo USS Carney y USS Arleigh Burke interceptaron entre cuatro y seis misiles balísticos iraníes.
Israel, protegido por Occidente y los árabes
Si bien las fuerzas israelíes y estadounidenses hicieron el grueso del trabajo, no habrían podido repeler ese ataque masivo sin la ayuda de los aliados árabes, en primer lugar, Jordania. Según el periódico The Wall Street Journal, los países árabes pasaron información de inteligencia sobre los planes de Teherán o información de sus radares y abrieron su espacio aéreo a los cazabombarderos o, en algunos casos, participaron con sus propias fuerzas para ayudar a Israel y EEUU. Francia y Reino Unido han confirmado su intervención, en coordinación con Washington. Fuentes anónimas citadas por ese diario estadounidense señalan que, en un principio, los países árabes temían que ayudar a Israel les involucraría directamente en el conflicto y les expondría a represalias iraníes, pero finalmente aceptaron cooperar.
El propio portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari, se mostró satisfecho porque “esta fue la primera vez que esta coalición trabajó junta en contra de la amenaza de Irán y sus agentes en Oriente Medio”. Todos ellos operaron bajo el Mando Central del Ejército de EEUU (CENTCOM), cuya base de encuentra en el Golfo Pérsico y cuyo comandante, el general Erik Kurilla, viajó a Israel la semana pasada para preparar una respuesta conjunta frente al previsto ataque iraní.
Si la guerra de Gaza había alejado a Israel de los Gobiernos árabes que reconocen el Estado judío (como Egipto, Jordania y Emiratos Árabes Unidos) y de aquellos países que, como Arabia Saudí, estaban en proceso de normalizar sus relaciones con Tel Aviv, el ataque de Irán los ha vuelto a acercar y ha demostrado la capacidad que tienen de cooperar y coordinarse. En todo este tiempo, no lo han hecho para poner fin a la guerra en Gaza ni al sufrimiento de la población civil.
Los palestinos han visto como ninguna alianza militar ni diplomática se ha fraguado en los pasados más de seis meses, ni ningún país ha desplegado defensas antiaéreas para protegerles de los ataques constantes de Israel, que han dejado más de 33.800 fallecidos en la Franja, de los cuales más del 70% son mujeres y niños –según cifras de las autoridades locales, validadas por la ONU–.
“Después de meses durante los cuales el mundo se alejó de Israel por la guerra en la Franja de Gaza, con su gran número de víctimas y la grave situación humanitaria, Israel está nuevamente obteniendo un amplio apoyo internacional debido al ataque iraní”, decía este lunes el periódico progresista israelí Haaretz en un editorial.
La guerra en Gaza como telón de fondo
“Israel debe aprovechar ese apoyo para alcanzar el objetivo más importante de todos: recuperar a los rehenes [israelíes en la Franja] y poner fin a la guerra en Gaza”, agregaba el diario. Para ello, instaba al Gobierno a escuchar al presidente de EEUU, Joe Biden, y también “escuchar a los países árabes de paz que se han puesto del lado de Israel, en particular Jordania”. Y es que tanto Washington, como otros aliados occidentales, y prácticamente todos los Gobiernos de Oriente Medio han llamado a la calma y a evitar aplicar la 'ley del talión', que reza: “ojo por ojo, diente por diente”.
Biden volvió a reiterar este lunes el compromiso de EEUU con la seguridad de Israel, pero también con el fin de las hostilidades en Gaza. “Estamos comprometidos con un alto el fuego que traiga de vuelta a los rehenes y evite que estos conflictos se extiendan más allá de lo que ya se han extendido”, afirmó en declaraciones a la prensa en la Casa Blanca. Por su parte, el secretario de Estado Antony Blinken aseguró que su Gobierno trabaja sin descanso a favor de una “respuesta diplomática” al ataque iraní. “Hemos estado coordinando una respuesta diplomática para tratar de evitar una escalada. La fuerza y la sabiduría deben ser las dos caras de la misma moneda”, declaró.
Sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, podría sucumbir a las presiones de los miembros más extremistas de su Gobierno e inclinarse hacia una respuesta militar, a pesar de los llamamientos internacionales a la “contención” y la “desescalada”. Una fuente anónima reveló a Haaretz que el aparato de seguridad israelí está presionando para que haya una respuesta militar y que el jefe del Gobierno estaría a favor de un ataque contra Irán, aunque –según la fuente conocedora de las conversaciones– la “fuerte presión internacional” puede influir en la toma de decisiones.
El jefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Herzl Halevi, visitó este lunes la base militar de Navatim, que recibió el impacto de cinco misiles lanzados por Irán, que causaron algunos daños en las instalaciones. Desde esa base aseguró que “el lanzamiento de tantos misiles de crucero y drones hacia territorio israelí tendrá una respuesta”, aunque no ofreció más detalles y dijo que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) están “considerando sus pasos”.
Los cálculos estratégicos sobre cómo responder a Irán no han desviado la atención de las FDI de la ofensiva en Gaza, que sigue su curso mientras los focos mediáticos están puestos en la escalada de la tensión con Teherán. La aviación y la artillería israelíes han seguido atacando por segundo día consecutivo el campo de Al Nuseirat y otras zonas de la parte central de la Franja, donde siguen presentes las tropas terrestres. Esas tropas han abierto fuego contra los desplazados palestinos que trataban de regresar a la zona norte, que el Ejército de Israel mantiene sellada desde hace meses. El Ejército ha reiterado a través de las redes sociales que la mitad norte es “una zona de combate peligrosa” y ha pedido a los gazatíes que permanezcan en las “zonas humanitarias” del sur de la Franja, donde viven hacinados y en condiciones insalubres.
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