Almudena Bernabéu: “Esta arrogancia de Israel terminará cuando entienda que va a ser perseguido”
La valenciana Almudena Bernabéu, primera española abogada 'barrister' en Reino Unido, es la fundadora de Guernica 37, un bufete de 30 abogados expertos en genocidios y justicia transicional, con sedes en Londres, Madrid y San Francisco. Con 25 años en activo y experiencia en casos como los de Augusto Pinochet y Efraín Ríos Montt o el asesinato de Ignacio Ellacuría, intervino en la querella contra nueve altos oficiales sirios por las torturas y asesinato del hermano de una ciudadana española en 2017. La denuncia fue admitida por el juez Eloy Velasco, pero finalmente la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional la rechazó por “falta de jurisdicción”.
También participó en la demanda de un español-tibetano contra China por el genocidio de Tíbet. En esa ocasión, el freno fue político. El Partido Popular había aprobado en 2014 en el Congreso la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial para limitar aún más la jurisdicción universal.
“Crueldad y sadismo se encuentran en todos los conflictos armados, no así en la escala televisada de este genocidio mediático que, a falta de reporteros, que han sido asesinados, trasmiten a diario las propias víctimas”, dice Bernabéu sobre la matanza de Israel en Gaza. “Como si en las cámaras de gas hubiéramos entregado teléfonos inteligentes a aquellos desahuciados”.
Los abogados de Guernica37 parecen los candidatos perfectos para llevar denuncias de ciudadanos indignados. ¿Puede un ciudadano español reaccionar ante la barbarie y presentar denuncias a través de ustedes? ¿Quiénes son sus clientes?
Sí pueden, pero no es fácil, los clientes pueden ser donantes patrocinadores de víctimas, estados y fundaciones. Son procesos largos y costosos. La precarización de mi sector profesional es la misma desde hace 20 años y favorece al violador de derechos humanos. Durante años, las demandas avanzan solo como consecuencia del esfuerzo altruista y la convicción de unos pocos, y eso se traduce en que la defensa y protección de los derechos humanos sea la excepción y no la regla.
Para combatirlo, fundamos Guernica 37 en Londres en 2017, combinando la práctica privada con el interés publico, según el modelo anglosajón. El hecho de que sea probono limita y reduce la efectividad. En el caso de Siria, trabajamos por encargo de unos ciudadanos agrupados por el mismo interés, revelar al mundo a través de la ley los casos de torturas por los altos mandos del Ejército del [dictador sirio] Bashar Al Asad.
En los años 90, con el caso Pinochet nace un optimismo y en muchos países se ve como posible la lucha contra la impunidad.
Sí, pero los éxitos tornan en castigo, se ve excesiva nuestra intervención y se dice que la justicia universal es una manipulación política, que solo generamos problemas políticos, como el caso contra Ariel Sharon y el de Tíbet/China en España que producen la reforma legislativa por el Gobierno de Rajoy, que acaba con la justicia universal, tal y como era. Esas aberraciones legislativas aún no han sido corregidas.
Rajoy desmanteló el ejercicio de la justicia universal en España, lo cual fue un escándalo internacional, pero no aquí. Los horrores en Ucrania y Palestina generan una oportunidad para entender la importancia de instrumentos como la ley de justicia universal. Existe un gran consenso mundial en exponer esta gran violación de los derechos humanos.
¿Usted ve un caso como el de Núremberg en relación a lo ocurrido en Gaza?
Será un goteo incesante de acciones legales. Estará la acción liderada por Suráfrica [en la Corte Internacional de Justicia] y en cada tribunal nacional que así lo quiera gracias a la ley de justicia universal. Habrá soldados y oficiales que jamás podrán salir de Israel a no ser que quieran ser arrestados. Este goteo tendrá un coste social y político del que Israel no va a recuperarse.
En mi opinión, la secuela para ellos será más grande que lo que han logrado o lograrán destruyendo Gaza. Esta arrogancia terminará cuando entiendan que van a ser perseguidos toda su vida. El sionismo fue una idea loable y válida tras la Segunda Guerra Mundial, pero hoy no es más que una ideología ultranacionalista enarbolada para justificar agresión y violencia. Hay que mantener el consenso internacional contra lo que han hecho y actuar.
¿Por qué era necesario fundar Guernica 37? ¿No existía algo así hasta ahora?
Mi salida de España fue involuntaria, enseguida me di cuenta de que, sin el coraje de mis compañeros en España, no hubiéramos tenido el derecho penal internacional y el derecho internacional de los derechos humanos que disfrutamos hoy en el mundo. Sin embargo, su aplicación práctica es algo que en España no se ha conseguido sacar de la esfera de la sociedad civil altruista y de la buena voluntad. Existen los expertos, pero no con la capacidad de encontrar dotación económica para sacar las causas adelante. En materia de litigio para establecer responsabilidades por derechos humanos no existe nada como Guernica 37 y ha sido muy bien recibido en el mundo anglosajón, no tanto en España, donde creo que se desconfía por ignorancia del modelo. Eso me apena. España es un país atrevido, iconoclasta e innovador para todo, menos para el derecho.
Usted es la primera mujer abogada española y no educada en Reino Unido que es 'barrister' y que puede litigar ante los tribunales británicos, por lo tanto un grado superior a un 'solicitor'. ¿Por qué quiso serlo?
Me hice abogada especialista en estos temas sobre la marcha, trasteando mucho y entrando en equipos muy grandes, lo que me dio una visión de internacionalidad y posibilidades. Con el idioma y la educación española de los años 90, era muy difícil abrirse paso así que en algún momento, la vida me llevó por la vía del derecho anglosajón que ahora conozco bien. Me gusta para la lucha estratégica respecto a casos complejos pues está centrado en la interpretación y la innovación. Me gusta la importancia de la independencia de los jueces y la integridad de la profesión. Es fundacionalmente democrático, con elementos irrenunciables como el jurado.
¿En Europa se ha violado el derecho internacional por omisión o es que la obligación solo existe selectivamente si los poderes mundiales así lo quieren?
Así es lamentablemente, aunque es de obligado cumplimiento y esa obligación es explícita y 'erga omnes', es decir, universal. Es hora de exigir responsabilidades que se derivan precisamente de no observarla. Lo más importante: la obligación de otros estados, bajo el principio de justicia universal, de exigirlas.
Esta impunidad televisada ¿traerá más autoritarismos a Occidente, donde la matanza de civiles, periodistas y sanitarios o los bombardeos de hospitales sean tolerados?
Sin lugar a dudas, llevamos treinta años hablando de combatir la impunidad. Con impunidad, la violencia y sus diferentes formas se amplían y se perpetúan. Es absolutamente crucial exigir responsabilidades y no dejar estos crímenes ni ninguno impune.
¿Cómo es la huella transgeneracional que incuba los horrores de un genocidio para que una parte de un pueblo que fue víctima se haya convertido en verdugo, cuatro generaciones después y sin capacidad para reconocerlo?
Todavía no hemos visto ni una quinta parte de los horrores. Pero sufrir no siempre acarrea venganza. Creo que pensar eso es un error. He visto muchos casos de un profundo deseo de pasar página y seguir con sus vidas, de buscar nuevas oportunidades. El genocida que he podido mirar a los ojos es un hombre patético, lo que conocemos como un cobarde. Y en las víctimas he visto muchas veces que los espacios de dolor tan inmensos que han vivido les han dado el acceso a la profundidad de su propia humanidad. Hay sonrisas con las que me he encontrado que no se pueden describir. Es como si mirándoles pudieras palpar qué es la humanidad. Son seres que están a otro nivel. A riesgo de parecer espiritual, son almas que han encontrado el perdón. Es decir, la paz.
Su motor de trabajo es la figura de la víctima. ¿Bajo qué prisma moral un gobierno que inflige una hambruna y mata a más niños en cinco meses que en cuatro años de guerras en todo el mundo aún se presenta como víctima?
Difícilmente el ataque del 7 de octubre convierte a Israel en víctima o justifica lo que está haciendo. Hay un contexto, el asedio que radicalizó a un grupo terrorista, que pudo tener la simpatía pero no el apoyo del pueblo palestino. Aquí hablar de víctima es continuar la retórica asfixiante que destruirá estos dos países.
¿Qué es lo que nunca debemos olvidar de este capítulo de la historia humana?
Que las consecuencias de la violencia que somos capaces de infligir se van a sentir cada vez más a largo plazo, que no solo destruimos el presente sino que destruimos el futuro.
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