Latinoamérica se está empezando a preocupar por la brecha salarial de género y a “medio o largo plazo” terminará exigiendo por ley que los hombres y las mujeres ganen lo mismo, tal y como acaba de hacer Islandia, dijo hoy un alto representante de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
“Latinoamérica aún no está en ese punto porque es una medida muy fuerte y avanzada, pero la necesidad de acabar con la brecha salarial de género es un tema que está entrando en la agenda de los países latinoamericanos”, indicó a Efe el director para Latinoamérica y El Caribe de la OIT, José Manuel Salazar.
Islandia se convirtió el pasado 1 de enero en el primer país del mundo en prohibir por ley que los hombres puedan cobrar más que las mujeres en trabajos de la misma categoría.
“La región aún no tiene leyes así, pero definitivamente, vamos hacia ese tipo de legislaciones”, apuntó Salazar tras la inauguración de una conferencia regional sobre igualdad salarial que se celebra esta semana en Panamá.
La nueva ley islandesa establece que la diferencia salarial por género es ilegal tanto en empresas privadas como en instituciones públicas de más de 25 trabajadores.
“Es una batalla que requiere acciones a nivel nacional, legislación y compromiso político, pero también es una batalla que se gana en el lugar de trabajo, empresa por empresa, organización por organización”, aseguró el especialista.
En Latinoamérica, según un estudio del organismo internacional, la diferencia entre el salario mensual de hombres y mujeres en 2017 fue de 15 %, frente al 23 % del promedio mundial.
“Aunque sigue siendo una cifra muy alta, la buena noticia es que la brecha bajó en nuestra región seis puntos en una década, del 2005 al 2015, y se ha estabilizado en los últimos dos años de crisis económica”, afirmó Salazar.
Las cifras, sin embargo, varían considerablemente entre regiones. La diferencia salarial entre hombres y mujeres fue especialmente alta en el Cono Sur (23,4 %), mientras que en Centroamérica y México apenas alcanzó el 10 %, de acuerdo al estudio Panorama Laboral 2017 publicado por la OIT el pasado diciembre.
Salazar reconoció que la desigualdad salarial es un problema “muy complejo” que no responde solo a factores culturales, sino también a la composición del empleo y al nivel educativo de las mujeres.
El experto explicó también que la desigualdad en la región es menor en las instituciones públicas que en las empresas privadas, porque los funcionarios tienden a estar “más sindicalizados” y porque las mujeres que optan por el sector público “suelen tener mayores niveles de cualificación”.
“En Costa Rica, el 70 % de los puestos de trabajo en el sector público están ocupados por mujeres con educación superior. Todo esto influye en la brecha”, añadió.
Salazar dijo que hay varios países de la región que están haciendo importantes avances en la materia, como Chile, Colombia y, especialmente, Panamá, que ayer se convirtió en el primer país de Latinoamérica en adherirse a la Coalición Internacional sobre la Igualdad de Remuneración (EPIC, por sus siglas en inglés).
La EPIC es una alianza creada en septiembre de 2017 por la OIT, ONU Mujeres y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que busca alcanzar en 2030 la igualdad de remuneración entre mujeres y hombres en posiciones similares.
“Es importante decir que la igualdad laboral no solo abarca la brecha salarial, también el acoso y las relaciones en los lugares del poder”, concluyó el director regional de la OIT.