La historiadora y escritora Barbara Perry parece algo más optimista sobre el futuro de su país unos días después de la retirada de Joe Biden que cuando hablamos en enero sobre las batallas judiciales de Donald Trump y los peligros para la democracia. Perry es profesora de estudios presidenciales en el Centro Miller de la Universidad de Virginia, en Charlottesville, y co-dirige el programa de historia oral de las presidencias para documentar los mandatos de los líderes del país con entrevistas a políticos, asesores y funcionarios.
Como le ha sucedido desde la irrupción de Trump en la escena política estadounidense, la historiadora no encuentra precedente para lo que ha pasado en las últimas semanas, según cuenta en esta conversación editada por claridad y extensión.
¿Cómo de única es la situación en la que nos encontramos ahora?
Que un candidato presidencial se retire voluntariamente de la carrera tan cerca de las elecciones no tiene precedentes. Estamos a poco más de 100 días del 5 de noviembre. Y nunca hemos tenido un presidente que se haya retirado después de pasar por las primarias sobre todo desde que empezaron a ser determinantes en la década de los 70, aunque existieran desde 1912.
¿Es el caso de Lyndon Johnson en 1968 lo más parecido?
Sí, pero nunca un presidente en funciones ha renunciado después de lograr en la práctica la nominación al ganar todas las primarias y caucus y tan cerca del día de las elecciones. Como sucede con tantas cosas en la era Trump, esto no tiene precedentes. Y el otro factor es el hecho de que tenemos al presidente de mayor edad que jamás haya ocupado un puesto en la Casa Blanca.
A pesar de que él y sus asesores decían que estaba bien, estaba muy claro que lo no estaba especialmente durante las últimas semanas. Se proclama con razón la generosidad y la elegancia una vez que tomó la decisión, pero mucha gente hubiera preferido que lo hiciera al menos hace tres semanas, si no hace un año. Pero muy pocos se retiran voluntariamente de una carrera o de la Casa Blanca, a menos que estén, como en el caso de Richard Nixon, en peligro constitucional y legal y se vean obligados a dimitir.
Nunca un presidente en funciones ha renunciado después de lograr en la práctica la nominación al ganar todas las primarias y caucus y tan cerca del día de las elecciones. Como sucede con tantas cosas en la era Trump, esto no tiene precedentes.
Comparo esto con “el padre” de Estados Unidos, George Washington, y el hecho de que podría haberse postulado para cualquier mandato que eligiera. Al final murió poco después de dejar la Casa Blanca, pero podría haber ganado, casi por aclamación o unanimidad, un tercer mandato. Podría haberse convertido en rey y decidió no hacerlo.
A Biden le encantaría esa comparación, tan preocupado como está siempre por su legado.
A cualquier presidente le gustaría. Sobre el legado, si Biden no hubiera hecho nada más durante los últimos tres años y medio que enderezar el barco cuando asumió el cargo en enero de 2021, después de la insurrección del 6 de enero, ya debería ser comparado con Washington.
¿Puede tener Kamala Harris un problema de legitimidad por no haber sido la número uno de la papeleta demócrata en las primarias, ahora que están tan establecidas?
Ya ha superado eso en el Partido Demócrata, es decir, entre los líderes del partido, los ex presidentes, los congresistas, las bases representadas en las delegaciones estatales y los delegados a la convención.
Los republicanos hablan de ilegitimidad en términos de que ella no ha pasado por las primarias, pero eso es falso. Ella estaba en la papeleta en el segundo lugar con Biden en todas las primarias. La gente votaba por Biden sabiendo que era la segunda persona que en cualquier momento podría convertirse en presidenta de Estados Unidos en caso de que el presidente muriera o dimitiera. De hecho, ella tuvo el mismo número de votos que él: 14 millones de demócratas e independientes en los estados que pueden votar.
Creo que es una acusación falsa, pero será utilizada por los republicanos y sus oponentes. Y habrá gente en el Partido Demócrata que no esté específicamente a favor de ella y tal vez quiera presentar ese argumento.
¿El hecho de que se haya producido este cambio en los últimos días posibles antes de la convención es un fracaso del partido o del sistema de primarias?
No culparía al partido. Nuestros partidos son mucho más flexibles que en Europa. En la práctica, si el presidente de Estados Unidos es miembro de un partido en particular y siempre lo ha sido, se le considera el jefe de ese partido.
No significa que alguien no podría haberse presentado contra él en las primarias. Hubo dos personas que lo hicieron, pero no eran candidatos viables. El hecho de que Biden fuera un demócrata tan acérrimo y hubiera tenido éxito en el partido durante 50 años, significaba que nadie quería presentarse contra él. Hasta hace poco, estaba física y mentalmente bien y le iba lo suficientemente bien en las encuestas como para no parecer debilitado. Era muy diferente a 1980, cuando Jimmy Carter tuvo que enfrentarse al senador Edward Kennedy, lo que dañó a Carter y probablemente hizo que perdiera por tanto margen como lo hizo ante Ronald Reagan. En 1992, George H.W. Bush tuvo un competidor desde la derecha por Pat Buchanan, y terminó perdiendo ante Bill Clinton, también por la candidatura del partido de Ross Perot.
Los líderes del partido saben que si alguien se levanta para retar a un presidente en ejercicio que quiere postularse para otro mandato, eso es malo para ese presidente y malo para el partido. Por eso no creo que el partido tenga la culpa.
¿Entonces?
Si hay alguna culpa creo que es de Biden por no reconocer hace un año que no iba a rejuvenecer. Todos los presidentes y candidatos presidenciales tienen egos que a veces se vuelven tóxicos para ellos o para el partido.
Tenía razón en que fue la única persona en derrotar a Trump. Y, en ese sentido, se puede decir también que su patriotismo hizo que no abandonara la carrera hasta hace poco y su patriotismo hizo que la abandonara el fin de semana pasado. Queda por ver si eso será fatal para el partido.
Si Trump gana, habrá gente, tal vez incluso correctamente, que diga que fue porque Biden no abandonó antes. Sin embargo, si Kamala Harris gana y se convierte en la primera mujer presidenta de Estados Unidos, se podrá argumentar que ha pasado por la retirada de Biden en este momento.
Si Biden se hubiera retirado hace un año, ella se habría subido al ring con otros diez demócratas, que podrían haberse dañado entre sí y tal vez ella no se hubiera convertido en la candidata y alguien que no estuviera a la altura de enfrentarse a Trump habría sido el candidato y no habría ganado. Nunca lo sabremos. Sólo conoceremos los hechos a medida que suceden, pero se puede imaginar un escenario de una pelea cruenta dentro del partido entre muchos candidatos que los hubiera debilitado tanto como para no poder vencer a Trump.
Si Kamala Harris gana y se convierte en la primera mujer presidenta de Estados Unidos, se podrá argumentar que ha pasado por la retirada de Biden en este momento
Kamala Harris es mujer, negra, hija de inmigrantes y de origen indio y jamaicano. ¿Cuál es la barrera más significativa desde el punto de vista histórico que rompería si se convierte en presidenta?
El elemento más histórico para ella sería convertirse en la primera mujer presidenta. Estados Unidos está muy por detrás de muchos países del mundo que considera que son sus pares y han elegido mujeres para los cargos ejecutivos más altos. Es una tragedia e injusticia que la Presidencia de Estados Unidos haya sido un patriarcado y haya excluido a la mitad de nuestra población.
Las mujeres constituyen más de la mitad del electorado y de la población estadounidense. Sólo logramos el derecho de voto en 1920 a nivel nacional. Una vez le dije esto a un grupo de estudiantes y una joven de Francia me contestó que deberíamos estar contentas porque en Francia fue en los años 40.
Y en todo Suiza fue en 1990.
Entonces gracias a todas nuestras maravillosas mujeres sufragistas que lucharon desde las décadas de 1830 y 1840 por el voto de las mujeres. Los hombres negros que acababan de ser esclavizados, después de la Guerra Civil, en teoría, lograron el derecho de voto antes que las mujeres blancas libres. Eso muestra dónde han estado las mujeres en la jerarquía de Estados Unidos, por lo que romper esa barrera, el llamado techo de cristal, sería verdaderamente histórico. Y más dado el hecho de que ella es una mujer negra, hija de inmigrantes, de padre de Jamaica de origen africano y de madre india.
Es una tragedia e injusticia que la Presidencia de Estados Unidos haya sido un patriarcado y haya excluido a la mitad de nuestra población
Tener una mujer negra sentada en el Despacho Oval como presidenta de Estados Unidos sería de verdad histórico. Esto hablaría bien de nuestro país, pero ella recibirá ataques por ello. Ya fue atacada como vicepresidenta Cuando se postuló como vice, Trump, todavía en la Casa Blanca, la llamó desagradable, irrespetuosa, ambiciosa y mezquina.
Los clásicos…
Los clásicos sobre las mujeres. Esto es lo que le pasó a Hillary Clinton. Así que espero, por el bien de mi género, que Kamala Harris pueda superar esto. Pero ya lleva años en la escena nacional siendo atacada por los republicanos, en especial por Trump. La forma en que aborde esos ataques determinará en parte si puede ganar algunos votos independientes y tantos votos demócratas como sea posible.
En el lado positivo, hay mucho entusiasmo por ella entre las mujeres negras, latinas, asiáticas y entre las poblaciones inmigrantes de este país en este momento. También se puede ver en las enormes cantidades de dinero que se han recaudado en su nombre en las primeras 24 horas, unos 80 millones de dólares. Ahora llevan más de 200, en su mayoría de pequeñas donaciones. Es un movimiento de base y una avalancha en su nombre. Hay que ver si eso resultará en una victoria para ella.
Tener una mujer negra sentada en el Despacho Oval como presidenta de Estados Unidos sería de verdad histórico. Esto hablaría bien de nuestro país, pero ella recibirá ataques por ello
Pero ha sido una vicepresidenta impopular...
Sus índices de aprobación han sido incluso más bajos que los de Biden, que ya eran bastante bajos. Esa pendiente descendente empezó en la caótica retirada de Afganistán hace dos años.
En su caso, esto refleja una gran cantidad de cuestiones. Los vicepresidentes no suelen brillar en la vicepresidencia, porque, si son inteligentes, no quieren eclipsar al presidente, y son los segundos en la fila. Su único trabajo oficial es presidir el Senado. Y Harris ha tenido que hacer eso con frecuencia y emitir votos de desempate porque el Senado está partido por la mitad.
El único gran trabajo que ella tenía como representante del presidente era la crisis de inmigración en la frontera sur de Estados Unidos, que es casi insoluble. En sus primeros dos años, no estuvo asociada con victorias.
También tuvo algunos problemas con su personal, con noticias de que no estaba cohesionado. Y cada vez que eso sucede en la oficina de una mujer, se trata de manera diferente. Bill Clinton o el propio Joe Biden tenían un temperamento bastante cruel. Cuando estaban enojados, gritaban e insultaban. Entonces la gente decía cosas como “es su temperamento irlandés”, y luego el hombre se calmaba y todos lo querían. Pero si una mujer tiene mal genio, se le aplica la palabra bitch (“zorra”).
¿Harris ha cambiado en los últimos cuatro años en comparación con su campaña de las primarias?
Yo diría que sí. En el interrogatorio en la comisión judicial del Senado a James Comey, me impresionó menos de lo que pensaba. No me pareció brillante en sus preguntas. Quizás mis expectativas eran mayores.
Ahora no es que haya florecido repentinamente en tres semanas, pero ha crecido en el centro de atención nacional. En los últimos dos años desde que se anuló la decisión del Supremo sobre el aborto de Roe vs Wade, Harris ha encontrado su verdadero papel para salir a hablar sobre la pérdida de la libertad reproductiva de las mujeres. Ha presentado los argumentos del caso de manera muy eficaz.
En estas últimas tres semanas, también ha caminado por esa delgada línea diplomática para no volverse contra el presidente y luego lucirse cuando el foco se ha puesto en ella.
Tuvo un comienzo más débil en los primeros años. Muchas de las críticas hacia ella vienen de que es una mujer y una mujer de color: Kamala Harris atrae más críticas de las que atraería un hombre. Pero ha estado a la altura de las circunstancias. Ahora veremos si puede soportar la dureza de una campaña presidencial. Necesita ponerse la armadura y hacer que su piel sea lo más dura posible. Tal vez recuerde cuando Donald Trump se acercó mucho a Hillary Clinton en el escenario en un debate…
Sí, eso fue muy extraño. Yo estaba en ese debate.
Espeluznante. Pero Clinton no dijo nada. Ella no le respondió. Y ha dicho después que tal vez debería haberlo hecho. Si ella se hubiera vuelto y hubiera dicho algo negativo, directo o sarcástico, ¿la habrían insultado? Pero ya lo hacían.
De todos modos, me parece que Kamala Harris ha encontrado el tono correcto en una situación muy difícil.
¿Es Harris la persona adecuada para este momento tan difícil y de división en Estados Unidos?
Después del debate quedó claro que Biden no era capaz de continuar en la campaña. Por ahora, si nada cambia, puede seguir siendo presidente hasta el 20 de enero de 2025. No se me ocurre una persona obvia -como Barack Obama, Bill Clinton, Lyndon Johnson, John Kennedy o Hillary Clinton-, no se me ocurre nadie que sea mejor que Kamala Harris. El partido debía elegir a una de esas cinco o seis personas más citadas, como Gretchen Whitmer, de la que soy una gran admiradora… Andy Beshear, el gobernador de mi estado natal de Kentucky, Roy Cooper, Mark Kelly. Espero que Kelly, el ex astronauta y esposo de la víctima del tiroteo y ex congresista Gabby Giffords, sea elegido como candidato a vice. Cualquiera de estas personas, sería muy buena opción.
Harris ha estado en el nivel nacional durante casi una década, y ha estado en la Casa Blanca durante los últimos tres años y medio.
Ojalá tuviera un poco más de experiencia en política exterior, pero ha logrado toda la que pudo en este tiempo. No viene directamente de ser gobernadora o senadora. Ha tenido campo de entrenamiento para ver la política nacional y exterior de cerca.
¿Y para el país?
Dados sus antecedentes, creo que ella es la persona que somos como país en este momento.
Trump sigue hablando de la inmigración como un problema de una manera muy despectiva con las personas que han venido a Estados Unidos. Decimos que somos un crisol, puede que seamos una ensalada mixta, pero todos excepto los pueblos indígenas de América y las personas esclavizadas han venido voluntariamente aquí para tener una vida mejor. Y eso es lo que hace grande a Estados Unidos. No necesitamos volver a ser grandes, ya lo somos. Y ese es el ángulo que espero se use para contrarrestar el Make America Great Again, que en realidad significa Make America White Again (“haz a Estados Unidos blanco de nuevo”) y que es un retroceso a la visión segregacionista blanca de Estados Unidos.
Harris es el tipo de persona que, por su propia esencia, como mujer, mujer negra y de raíces inmigrantes, es la encarnación de lo que hace grande a Estados Unidos.
No es nuevo…
Hemos pasado por estos ciclos. El partido Know Nothing de la década de 1850 era antiinmigración. Las oleadas de inmigrantes que vinieron del Mediterráneo y de Irlanda, fueron colocadas en los trabajos de categoría más baja. Y ahora les pasa a hispanos y chinos.
Hemos pasado por estos ciclos y normalmente los superamos. Pero con Trump al mando, no avanzaremos nada e iremos hacia atrás.
Harris es el tipo de persona que, por su propia esencia, como mujer, mujer negra y de raíces inmigrantes, es la encarnación de lo que hace grande a Estados Unidos.
Eso no significa que no tengamos problemas, sobre todo en la frontera sur, que no tengamos que ocuparnos de la seguridad y podamos apoyar a un número ilimitado de personas en este país. Eso estará entre las prioridades de Harris. Necesita saber cómo responder a los ataques sobre el hecho de que estadísticamente con Biden han venido más personas indocumentadas y más personas buscando asilo.
Es una tarea difícil, pero creo que ella, al menos por la parte simbólica, es la persona perfecta para gestionarla. Veremos si puede hacerlo en términos políticos.