El puente de los Agujeros de Tournai (al suroeste de Bélgica), que data del siglo XIII y fue reconstruido tras la Segunda Guerra Mundial, ha sido demolido en gran parte este lunes para ser modificado y permitir el paso de embarcaciones comerciales de gran envergadura.
La nueva configuración del puente, que mantendrá el espíritu medieval de la construcción, contará con un arco central ampliado a 12,5 metros para permitir el paso de cargueros de más de 2.000 toneladas por el río Escalda en su trayecto hacia o desde el puerto francés de El Havre, ha indicado el diario Le Soir.
La reconstrucción de los arcos con hormigón armado y revestimiento de piedra en 1948 ha dificultado las operaciones de derribo, que se espera que sean completadas a finales de esta semana, ha señalado la agencia belga.
Los responsables de la obra han tomado precauciones para recuperar las piedras que caigan al cauce del río y esperan recabar unas 3.500 toneladas de materiales que serán reutilizados en la reconstrucción del puente.
No obstante, la promesa de reconstrucción, que se prevé que concluya en 2021, no ha tranquilizado a muchos vecinos de Tournai, que han expresado su pesar desde que empezaron las obras el pasado viernes.
Muchos han contemplado con “resignación” y “consternación” la demolición de un símbolo de la ciudad e incluso han considerado una “vergüenza” que vaya a quedar modificado por razones económicas, ha explicado Chantale, habitante de Tournai, al diario Le Soir.
Asimismo, políticos como Philippe Vardon, vicepresidente del partido Agrupación Nacional en la región Provenza-Alpes-Costa Azul, han expresado su rechazo al derrumbe del Puente de los Agujeros.
“Esta mañana a las 9:30 han comenzado las obras de destrucción del puente de Tournai (Bélgica). Construido en el siglo XIII, era el único puente militar de esta época todavía en pie. Ha sido destruido para que puedan pasar barcos más grandes”, ha lamentado Vardon en su cuenta de Twitter. “Desolador”, ha sentenciado.
La página web de turismo de Tournai indica que el puente, uno de los “más prestigiosos vestigios de la arquitectura medieval de Bélgica”, fue erigido de 1281 a 1329 como parte de la segunda muralla que protegía la ciudad.
Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, el arco central fue dinamitado y durante su reconstrucción en 1948, el puente se elevó 2,40 metros respecto de su estructura original para facilitar ya la navegación y la economía fluvial.