Después de una dura llamada telefónica con Netanyahu, Estados Unidos ha anunciado que Israel abrirá nuevas vías para permitir la llegada de ayuda humanitaria a Gaza. Poco después lo ha confirmado el gabinete de guerra israelí en un comunicado. La medida llega horas después de que el presidente Joe Biden avisara a 'Bibi' de que debe tomar medidas sobre la situación de los civiles y trabajadores humanitarios o habrá consecuencias. Las palabras de Biden, tres días después que tres misiles israelíes mataran a siete cooperantes del World Central Kitchen, representaban un cambio de postura respeto a su socio.
Según el comunicado de la Casa Blanca, las medidas que tomará el gobierno de Israel incluyen el compromiso de abrir el puerto de Ashdod (el más cercano a Gaza) y el paso fronterizo de Erez (en el norte de la Franja) para crear una nueva ruta que permita la llegada de la ayuda humanitaria a la mitad norte del enclave, donde los niveles de hambre se han disparado.
Las declaraciones de Biden suponen un aumento de la presión retórica sobre Tel Aviv, aunque EEUU sigue mandando armamento a su socio. El pasado fin de semana ya se conoció la aprobación en secreto de 2.000 bombas y 25 cazas para Israel, mientras que este jueves se supo que, el mismo lunes en el que murieron los siete cooperantes, Washington había aprobado más bombas para Israel.
En el mismo comunicado de este jueves por la noche (en España), EEUU ha vuelto a recordar que su apoyo al Estado hebreo estará condicionado a cómo gestione la ofensiva contra la Franja. En su llamada, Biden exigió directamente a Netanyahu un alto el fuego inmediato en Gaza y le avisó de consecuencias si no cambiaba sus acciones. “Ha dejado claro que la política norteamericana con respecto a Gaza estará determinada por nuestra evaluación de la acción inmediata en estos pasos”, decía la Casa Blanca en un comunicado enviado poco después de que terminara la conversación entre los dos líderes. “El presidente Biden ha enfatizado que los ataques a los trabajadores humanitarios y toda la situación humanitaria en general es inaceptable”.
Biden trasladó a Netanyahu la necesidad de anunciar “un alto al fuego inmediato”, sin vincularlo, por primera vez, con la liberación de los rehenes en manos de Hamás. El presidente de EEUU también exigía al primer ministro israelí que “llegue a un acuerdo sin dilación” con Hamás para un alto el fuego y la puesta en libertad de los más de cien rehenes israelíes que se calcula que permanecen en manos de los milicianos islamistas en Gaza.
Cambio de tono tras el ataque a WCK
A pesar de que la guerra de Gaza ha acabado con la vida de más de 33.000 palestinos, parece que no ha sido hasta ahora, cuando han muerto trabajadores internacionales (entre ellos uno con doble nacionalidad canadiense y estadounidense), que Washington ha empezado a amenazar a Netanyahu con posibles consecuencias. En la última llamada telefónica entre ambos socios, Biden no usó un tono tan duro, aunque sí advirtió al israelí de que una incursión en Rafah (en el sur de la Franja) sin un plan para proteger a la población civil supondría cruzar “una línea roja”.
El cambio de tono de Biden es evidente. No sólo es la primera vez que ha lanzado una serie de condiciones para continuar con el apoyo a su aliado, sino también porque ha verbalizado él mismo la necesidad de un alto el fuego en Gaza inmediato. EEUU había manifestado abiertamente su apoyo a una tregua cuando se abstuvo en la votación del Consejo de Seguridad de la ONU para permitir la aprobación de una resolución en la que se instaba a un cese de las hostilidades.
La semana pasada, una delegación del Gobierno israelí debía visitar Washington para abordar la cuestión sobre la ofensiva de Rafah, pero en un arrebato de ira, Netanyahu dio plantón a su socio a causa de su abstención en el Consejo de Seguridad. Pero ahora ha sido el propio Biden el que ha pedido un alto el fuego y ha ejercido presión sobre el primer ministro ultraderechista.
Al sugerir que es posible un cambio en la política estadounidense si Israel no aborda la situación humanitaria en Gaza, Biden canaliza su propia posición junto con la creciente presión de su base política más pro-palestina para detener las matanzas y aliviar el hambre en Gaza. El comunicado que hizo el presidente 24 horas después de la muerte de los trabajadores de WCK, donde se mostraba “indignado” y con “el corazón roto”, ya avanzaba un posible punto de inflexión en las relaciones.
Desde Bruselas, en la reunión de ministros de Exteriores de la OTAN este jueves, el secretario de Estado de EEUU, Antony Blinken, dijo: “El horrible ataque de esta semana a World Central Kitchen no ha sido el primer incidente de este tipo. Debe ser el último”. Además, calificó de “héroes” a los siete asesinados.
En un tono más conciliador que Biden, Blinken apeló a Israel a no rebajarse al nivel de Hamás. “Israel no es Hamás”, remarcó Blinken en un intento de que el Estado hebreo cambie sus actuaciones sobre el terreno. Y parece que esta vez la reacción a la presión ha sido distinta e Israel ha empezado a tomar algunos pasos en la dirección en la que EEUU quiere que avance, aunque habrá que ver hasta dónde está dispuesto a ceder.