Hace dos semanas el principal problema que tenía el partido Demócrata con Joe Biden eran las dudas sobre sus capacidades para derrotar a Donald Trump después de que el republicano lo arrollara en el debate de la CNN. Ahora, el principal problema es la obstinación del presidente, el cual se empeña a seguir en la campaña electoral a pesar de que cada vez está más solo. “Estoy en la carrera y vamos a ganar”, ha dicho Biden en un acto en Detroit este viernes por la tarde (hora local). Justo 24 horas antes había culminado de la peor forma posible una semana que era crucial para él: confundió a Zelenski con Putin, y llamó “vicepresidente Trump” a Kamala Harris.
Fue el mismo presidente que pidió a los miembros de su partido y a todo el país que lo juzgaran durante sus apariciones en la cumbre de la OTAN que se celebraba esta semana en Washington. Biden quería demostrar que el debate de la CNN fue solo “una mala noche”, y desde entonces había iniciado una gira de contención de daños que culminaba en la rueda de prensa en solitario que dio el jueves. A estas alturas parece que todo el país ya sabe cómo fue esa rueda de prensa, menos el presidente, que sigue actuando como si el partido y los donantes no lo estuvieran acorralando cada vez más.
El lunes Biden intentó dar un golpe sobre la mesa con una carta a los congresistas demócratas donde daba por cerrada la crisis sobre su continuidad en la campaña: se quedaba. Para ello no solo citaba su “firme compromiso” con la causa, sino que apelaba a la legitimidad de los resultados obtenidos en las primarias del partido, donde ha conseguido más de 3.800 delegados. El martes, inauguraba la cumbre de la OTAN sin ningún tropiezo, pero salvado por el teleprompter y el guion. El discurso enérgico y seguro consiguió hacer que se esfumaran los fantasmas sobre un posible Parkinson que la Casa Blanca tuvo que salir a negar. Los problemas empezaron a llegar el miércoles.
Pelosi, Clooney y Obama
En una entrevista a la MNSBC la antigua speaker de la Cámara de los Representantes, y aliada de Biden, Nancy Pelosi decía que “había poco tiempo” para que el demócrata decidiera si se retiraba a o no. Las palabras no eran casuales: Pelosi desautorizaba con suavidad a Biden y daba aire a las voces críticas que en las últimas horas parecían estar perdiendo fuerza. En una reunión a puerta cerrada que mantuvieron diversos congresistas demócratas el martes por la tarde, se llegaron a ver lágrimas de impotencia ante el enroque del presidente. Pero Pelosi salió a su rescate.
Quien no tuvo tanto tacto fue el actor de Hollywood, y donante del partido, George Clooney. Ese mismo miércoles, la estrella de cine publicó un artículo en el New York Times pidiendo a Biden que se retirara. Clooney había coincidido con él en un acto de recaudación de fondos hacía pocos días y se expresaba sin tapujos: “Es triste decirlo, pero Joe Biden con el que estuve hace tres semanas en un acto de recaudación de fondos no es Joe Biden del 2010, ni siquiera era el Joe Biden del 2020. Era el mismo hombre que todos presenciamos en ese momento. ¿Es justo señalar estas cosas? […] No ganaremos en noviembre con este presidente. No ganaremos la Casa de Representantes y perderemos el Senado. No es solo mi opinión. Es la opinión de todos los senadores y miembros del Congreso y gobernadores con los que he hablado en privado: todos, independientemente de lo que digan públicamente, lo dicen en privado”.
Antes de publicar el artículo, Clooney había estado hablando con el expresidente Barack Obama, con quien tiene una relación de amistad. Según ha explicado a Politico una persona conocedora del contenido de la conversación, el expresidente no animó a su amigo a escribir el artículo, pero tampoco se opuso. Estos días Obama también ha mantenido conversaciones en secreto con Pelosi sobre el futuro de la campaña de Biden. El expresidente, quien fue una de las primeras personas en defender a Biden después del desastroso debate, ahora, según revela CNN, ha compartido su preocupación con Pelosi sobre la capacidad de Biden para derrotar a Trump.
Tantear a Kamala Harris
Paralelamente, el New York Times también ha dado a conocer esta semana que el equipo de campaña de Biden ya ha empezado a hacer sondeos internos enfrentando a la vicepresidenta Kamala Harris con Trump. Que Harris fuera la sucesora de Biden en la campaña sería el movimiento más lógico, ya que es su segunda. Por si esto no fuera poco, el jueves salía una encuesta realizada por la cadena ABC News, el Washington Post e Ipsos, donde también se había barajado la opción de poner a Harris como rival de Trump. Harris, obtenía un 49% del apoyo entre los encuestados y conseguía superar el 47% del republicano. En cambio, cuando se enfrentaba a Biden con Trump, el demócrata perdía con un 46% contra un 47%. Las preguntas se realizaron justo los días después del debate de la CNN.
Las horas posteriores a la rueda de prensa del jueves, el líder demócrata de la Cámara de los Representantes, Hakeem Jeffries, se reunió con Biden en la Casa Blanca. Según una carta enviada por Jeffries a los congresistas demócratas, el político expresó a Biden “la amplitud de posturas, perspectivas y conclusiones sobre el camino a seguir que el caucus ha compartido últimamente”. Jeffries no ofreció su apoyo a Biden durante la visita y algunos entienden la misiva del líder de mayoría como una carta blanca al resto de congresistas para que expresen su rechazo a la candidatura del presidente. Hasta el momento, 21 congresistas ya le han pedido públicamente que se retire.
Pero posiblemente el golpe más duro para Biden de esta semana ha venido desde el bando de los donantes. Hasta ahora las peticiones para que Biden se retirara solo habían sido declaraciones públicas, y ya es grave teniendo en cuenta que son quiénes financian la campaña. Este viernes, el mayor super-PAC que tienen los demócratas, Future Forward, ha paralizado 90 millones de dólares en donaciones mientras Biden continúe al frente de la candidatura, según han explicado dos personas del entorno al New York Times.