El Senado de EEUU, en manos republicanas, ha lanzado una particular ofensiva contra la posición indulgente de Donald Trump con Arabia Saudí en el caso del asesinato del periodista Jamal Khashoggi. Los esfuerzos de Trump para convencer a los senadores y evitar que se desvíen de su camino no está funcionando.
Este martes, la directora de la CIA, Gina Haspel, informó a un selecto grupo de senadores sobre sus conclusiones en la investigación del asesinato. Entre ellos, los líderes del comité de Servicios Armados, de Relaciones Exteriores y de Inteligencia. Una sesión informativa confidencial de la que probablemente nunca trascenderán detalles, aunque se pueden intuir por las declaraciones de los senadores al salir de la reunión.
“Si el príncipe heredero fuese ante un jurado, sería condenado en 30 minutos”, señaló Bob Corker, presidente republicano del comité de Relaciones Exteriores del Senado. En un estrambótico comunicado del presidente del pasado 20 de noviembre, Trump restó importancia a las pruebas contra Bin Salmán con un simple “¡puede que sí, puede que no!”, alegando que lo importante era mantener la alianza con Arabia Saudí. Mientras tanto, su compañero de partido Corker cree que hay que estar “deliberadamente ciego” para no ver las pruebas.
“No hay una pistola humeante, hay una sierra humeante”, señaló el senador republicano Lindsey Graham después de la reunión con Haspel, quien viajó a Turquía después del asesinato para escuchar las grabaciones del consulado obtenidas por las autoridades turcas. “Mohamed bin Salmán es una bola de demolición, creo que es cómplice del asesinato del señor Khashoggi al más alto nivel posible”, añadió Graham
El comentario de Graham, normalmente un ferviente aliado de Trump, sobre la “sierra humenate” hace referencia a unas declaraciones de James Mattis, secretario de Defensa. “No tenemos una pistola humeante sobre el príncipe heredero”, afirmó Mattis tras salir de otra reunión a puerta cerrada celebrada la semana pasada en el Senado en la que, él y el secretario de Estado, Mike Pompeo, intentaron (sin éxito) convencer a los políticos de que rechazasen una propuesta en la Cámara para recortar la ayuda militar de EEUU a la coalición liderada por Arabia Saudí en Yemen.
El miércoles pasado, el Senado dio el primer paso para retirar la asistencia a Arabia Saudí en Yemen con 63 votos a favor y 37 en contra, lo que significa que 14 republicanos apoyaron la propuesta. La votación definitiva se celebrará probablemente a principios de la semana que viene.
“Creo que su sesión informativa no ha sido suficiente. Creo que básicamente no estamos haciendo aquello que deberíamos estar haciendo para equilibrar de forma adecuada nuestra relación con Arabia Saudí entre nuestros intereses y nuestros valores”, afirmó Corker tras salir de la sala de seguridad del Senado, utilizada habitualmente para este tipo de encuentros clasificados. El último intento desesperado del presidente por cambiar el curso de los acontecimientos no había funcionado.
Algunos senadores estaban muy enfadados porque en aquella reunión de Pompeo y Mattis faltaba alguien muy importante: Gina Haspel. La CIA lo ha negado, pero Dick Durbin, senador demócrata, aseguró que Pompeo y Mattis afirmaron que la Casa Blanca había bloqueado la asistencia de la directora de la CIA. Por su parte, Bob Méndez, el senador demócrata de más alto rango en el comité de Relaciones Exteriores, calificó la ausencia de Haspel de “indignante” y “tapadera”.
En su discurso ante los senadores, Pompeo afirmó que el apoyo a la coalición es fundamental para los intereses de EEUU, en especial para la lucha contra Irán. La declaración de Mattis fue en la misma línea: “Aunque en la guerra ocurren tragedias, evaluamos una mejora y moderación en los pilotos de la coalición que ha reducido el riesgo de víctimas civiles”.
Pero incluso antes de su intento fracasado, Pompeo ya había lanzado un globo sonda con la publicación de un artículo de opinión en The Wall Street Journal titulado 'La asociación EEUU - Arabia Saudí es vital'. “No justificamos el asesinato de Jamal Khashoggi, pero la monarquía [saudí] es una poderosa fuerza por la estabilidad en Oriente Medio”, afirmaba el secretario de Estado en el subtítulo. Pompeo afirma que la muerte del periodista saudí ha generado “aullidos” en Capitol Hill.
El mismo día de la votación en el Senado, la senadora demócrata Elizabeth Warren envió una carta a 23 grupos de presión que han trabajado o trabajan para Arabia Saudí. “Este actual papel como representante de los intereses del Gobierno saudí plantea cuestiones sobre si su empresa prioriza los beneficios empresariales a los derechos humanos y si es ética y moralmente defendible que grupos de presión estadounidenses den servicio a un régimen extranjero represor que no comparte los valores de EEUU”, señala Warren en algunas de sus cartas. En la misiva, la senadora recuerda que cinco compañías ya han cancelado sus contratos con la monarquía por el presunto asesinato de Jamal Khashoggi.
Arabia Saudí e Irán compiten por el liderazgo en Oriente Medio y, mientras Barack Obama apostó por una aproximación a Irán con el Acuerdo Nuclear y el levantamiento de las sanciones, Donald Trump ha deshecho el camino elaborado por el expresidente endureciendo su discurso contra el país persa y apostándolo todo por Aabia Saudí, tal y como demostró desde el inicio de su presidencia con su visita oficial al reino pocas semanas después de su investidura.