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Bolsonaro, otro líder que se suma a la estrategia del “fraude electoral” mientras cae en las encuestas ante Lula

Seguidores del presidente de Brasil participan en una masiva movilización a favor del voto impreso

Ayelén Oliva

3 de agosto de 2021 22:01 h

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No hay lugar para una elección competitiva si no existe la posibilidad de una derrota. Jair Bolsonaro se resiste a la idea de un posible revés electoral en las presidenciales del año que viene. Para intentar cambiar las tendencias que marcan las encuestas, que ubican al expresidente Lula da Silva 30 puntos por encima, el presidente avanza con una estrategia de denuncia sin pruebas sobre un supuesto “fraude” coordinado por el Tribunal Superior Electoral (TSE).

Por esa razón, el TSE de Brasil abrió este lunes una investigación administrativa contra el presidente por su campaña de difamación contra el sistema electrónico de votación, instaurado hace dos décadas, y pidió a la Corte Suprema que lo incluya en otro proceso sobre la diseminación de noticias falsas. Por su parte, Bolsonaro reaccionó declarando que no acepta “intimidaciones”.

“Esta es una elección que Bolsonaro no puede perder. Prefiere provocar caos para continuar en el gobierno y evitar terminar preso”, dice a elDiario.es George Avelino Filho, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Stanford y profesor en la Fundación Getulio Vargas en Sao Paulo.

La estrategia incluye instalar la amenaza del fraude electoral en base a una supuesta falta de confianza en el voto electrónico que el país adoptó en 1996. El presidente brasileño busca recuperar el voto en papel mediante una enmienda constitucional que está en trámite en el Congreso, en la cual propone que para las presidenciales de 2022 se incorpore, en paralelo al voto electrónico, el antiguo sistema de papeletas, que considera el único “realmente auditable”.

Para los especialistas, este argumento no tiene ningún tipo de fundamento. El modo en que Bolsonaro acusa de mal funcionamiento a las máquinas de votación electrónica no solo busca deslegitimar el proceso electoral, sino también aumentar la desconfianza en la democracia.

Claudio Goncalves Couto, doctor en Ciencia Política por la Universidad de Sao Paulo y coordinador del máster en Políticas Públicas de la Fundación Getulio Vargas, explica a este medio que “el sistema electoral brasileño no tiene ningún tipo de problema estructural que justifique los ataques de Bolsonaro. Lo que quiere hacer es desacreditar las instituciones de la democracia brasileña. No solo el proceso electoral”.

La amenaza de fraude como estrategia electoral

Bolsonaro dice que las máquinas de votación electrónica no son fiables. “Esto es inapropiado dado que ya se han realizado una serie de pruebas con estas urnas, realizadas por diversos partidos políticos y sus técnicos, sin que jamás se haya evidenciado ningún tipo de vulnerabilidad. Entonces Bolsonaro lucha contra un fantasma, un espantapájaros que simplemente no tiene fundamento en la realidad”, dice Claudio Goncalves Couto.

Pero esto no es nuevo. Ya como diputado, en la década de los 90, denunciaba una estafa electoral en su contra. “Bolsonaro está jugando estratégicamente una posición que el ya tenía. No la inventó ahora”, explica Avelino Filho.

Permanecer en el poder es su meta más urgente, pero no la única. Lo que más preocupa al presidente es la posibilidad de que avance una investigación en su contra.

Para Avelino Filho, “Bolsonaro está en una situación en la que no puede perder una elección. Si pierde, será inmediatamente procesado sea por la inmensa cantidad de muertos que ha dejando la administración de la pandemia o su implicación en otros casos de corrupción como en la compra de las vacunas”.

Pero además, puede ser leído como un manotazo de ahogado en un momento de extrema soledad política en el que necesita con urgencia el sello político de un partido para presentarse como candidato, algo que por ahora no tiene.

La desconfianza electoral como problema regional

Esta estrategia electoral no puede entenderse sin el factor Trump. “La postura de Bolsonaro es la misma, es destructiva y piensa vender cara su derrota. Si existe la posibilidad de que termine en la cárcel, antes generará un caos total”, explica Avelino Filho.

Pero la desconfianza en los sistemas electorales tampoco es solo una estrategia del expresidente republicano. El descrédito en la votación se ha vuelto una práctica cada vez más habitual en América Latina. Lo vimos en Perú con las denuncias de Keiko Fujimori contra Pedro Castillo, las elecciones de 2019 en Bolivia que terminaron con renuncia por la fuerza del presidente Evo Morales y hasta las acusaciones de López Obrador a las autoridades electorales por la baja participación del plebiscito del domingo.

La información como respuesta

Para los especialistas, la mejor manera de debilitar esta posición es dar el debate con argumentos en el espacio público. “Hay que demostrar con evidencia que el sistema actual es fiable y no tiene vulnerabilidad demostrable. Las autoridades públicas, ya sea del poder legislativo o judicial, pueden demostrar que el sistema de votación electrónica en Brasil no permitirá ningún tipo de fraude”, sostiene Goncalves Couto.

Las autoridades de Justicia Electoral ya lo han hecho. El seguimiento en tiempo real por parte del TSE a las declaraciones que Bolsonaro hacía en un vivo en redes sociales “resultó una herramienta muy útil para que la propia prensa difunda lo que realmente es cierto sobre las urnas y así contradecir al presidente y demostrar que el fraude es en realidad lo que él busca”, explica Cuoto.

Para Avelino Filho, si Bolsonaro instala la creencia de una falta de credibilidad en las elecciones, “esa sospecha es acumulada con otras como que en la política son todos ladrones, son todos corruptos y ese escenario de desprestigio de la política le termina por beneficiar”.

Pocas posibilidades de impeachment

Las posibilidades de que avance un proceso de juicio político contra Bolsonaro, según los especialistas, son pocas. Cuando más se aproximan las elecciones, existen menos posibilidades de que avance el impeachment.

Primero, porque los políticos no quieren que el debate público este dominado por este tema. En segundo lugar, porque esta situación podría ser utilizada por Bolsonaro para construir la narrativa de victimización. 

La combinación para que un impeachment avance es crisis económica, algún escándalo político que pueda ser utilizado como gatillo para manifestaciones, la baja aprobación y la retirada del apoyo por parte del vicepresidente. Bolsonaro todavía conserva el respaldo de un cuarto del total del electorado y también el respaldo político del vicepresidente, Hamilton Mourao.

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