Que los productos ingleses que se queden en Irlanda del Norte no tengan controles –aunque luego no haya frontera con Irlanda–. Y dejar al Tribunal de Justicia de la UE sin competencias sobre las disputas entre Bruselas y Reino Unido relativas a la gobernanza del acuerdo del Brexit. Así es como pretende Boris Johnson reescribir unilateralmente un acuerdo que él mismo firmó hace un año y medio, y que impugna dos asuntos fundamentales para los 27: los controles a los productos británicos existen en Irlanda del Norte porque luego no hay frontera con la UE en tanto que no existe entre la República de Irlanda y la de Irlanda del Norte, y es imprescindible un control a todo lo que entra en el Mercado único.
Y ese mercado único de la UE, como es de la UE, tiene unas reglas comunitarias que deben ser vigiladas por el TJUE, como todas las normas de la UE.
Mientras el Gobierno británico presenta su propuesta para deshacer el Protocolo de Irlanda del Norte pactado en el acuerdo de divorcio del Brexit negociado por Boris Johnson, Bruselas sopesa emprender acciones legales contra Reino Unido.
El vicepresidente de la Comisión Europea encargado de las negociaciones del Brexit, Maros Sefcovic, ha reaccionado a la legislación presentada: “Después de incontables horas de negociación encontramos una forma de proteger a los ciudadanos de Irlanda del Norte y cumplir con el Brexit y el Acuerdo de Viernes Santo. Cualquier renegociación traerá incertidumbre, por esto la UE no va a renegociar el Protocolo. La UE ha mostrado comprensión de las dificultadas de aplicación del Protocolo”.
Sefcovic ha añadido: “La Comisión Europea ha presentado arreglos para una mejor aplicación. Sólo soluciones compartidas pueden dar seguridad y certidumbre. Preocupa mucho la decisión de hoy de aprobar una legislación unilateral. La Comisión va a estudiar el borrador de legislación. Nuestro interés es asegurar la aplicación del protocolo, pero las acciones unilaterales tendrán respuesta proporcional. La Comisión estudia seguir el procedimiento de marzo de 2021. Lo dejamos en suspenso en septiembre de 2021, pero las acciones unilaterales van contra ese espíritu. La Comisión también estudia un nuevo procedimiento de infracción para proteger el mercado único. Presentaremos pronto nuestra propuesta de aplicación flexible del Protocolo que muestra soluciones posibles. La Comisión recuerda que las conclusiones del acuerdo de retirada del Brexit era condición del acuerdo comercial de relación futura que se firmó posteriomente. Pedimos al Gobierno británico que dialogue para encontrar soluciones”.
En efecto, en el proyecto de ley para “arreglar el protocolo de Irlanda del Norte” presentado este lunes, el Gobierno británico sostiene que es la manera de garantizar “la protección del delicado equilibrio del Acuerdo de Viernes Santo en todas sus dimensiones” con “garantías sólidas para el mercado único de la UE”, “soluciones duraderas para los cuatro problemas clave del Protocolo” y eliminando “los costes y el papeleo innecesarios para las empresas”.
“El proyecto de Ley del Protocolo de Irlanda del Norte permitirá al Gobierno abordar los problemas prácticos que el Protocolo ha creado en Irlanda del Norte en cuatro áreas clave: procesos aduaneros engorrosos, regulación inflexible, discrepancias en impuestos y gastos y cuestiones de gobernanza democrática”, dice Downing Stret: “Estos problemas incluyen la interrupción y el desvío del comercio y costes y burocracia significativos para las empresas. Está socavando el Acuerdo de Belfast y lleva al colapso de los acuerdos para compartir el poder en Stormont [Parlamento norirlandés]. El Gobierno del Reino Unido se compromete a que estas instituciones vuelvan a funcionar para que puedan cumplir con la gente de Irlanda del Norte”.
“Después de 18 meses de conversaciones con la UE, Reino Unido sigue prefiriendo una solución negociada, pero la UE debe estar dispuesta a cambiar el Protocolo”, afirma el Gobierno británico.
Así, la legislación establece “canales verdes y rojos para eliminar costes y trámites innecesarios para las empresas que comercian dentro del Reino Unido, al tiempo que garantizan que se realicen controles completos para los bienes que ingresan a la UE. Las empresas tendrán la opción de colocar productos en el mercado de Irlanda del Norte de acuerdo con las normas comerciales del Reino Unido o de la UE, para garantizar que los consumidores de Irlanda del Norte no se vean impedidos de comprar productos estándar del Reino Unido, incluso cuando las regulaciones del Reino Unido y la UE diverjan con el tiempo”. Es decir, si un producto teóricamente no está pensado para cruzar a Irlanda –y, por ende, la UE–, no tendría controles adicionales que sólo tendrían aquellos productos pensados para entrar en Irlanda –algo que no siempre es controlable–.
El proyecto también garantiza que “Irlanda del Norte pueda beneficiarse de las mismas exenciones fiscales y políticas de gasto que el resto del Reino Unido, incluidas las rebajas de IVA en materiales de ahorro de energía y créditos de recuperación de la COVID”.
Además, Londres habla de “normalizar los acuerdos de gobernanza para que las disputas se resuelvan mediante arbitraje independiente y no por el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas”.
Según Downing Street, “estos cambios están diseñados para proteger el Acuerdo de Belfast (Viernes Santo) y apoyar la estabilidad y el poder compartido en Irlanda del Norte. Proporcionarán salvaguardias sólidas para el mercado único de la UE, respaldadas por un esquema de Trusted Trader y el intercambio de datos en tiempo real para dar a la UE la confianza de que los bienes destinados a Irlanda del Norte no están entrando a su mercado. La legislación también garantiza que las mercancías que se mueven entre Gran Bretaña y la UE estén sujetas a los controles aduaneros de la UE”.
“El Reino Unido”, dice el Gobierno británico, “en las recientes discusiones intensas entre octubre y marzo, ha mantenido más de 300 horas de negociaciones oficiales y ministeriales y pasó cientos más examinando los documentos oficiosos de la UE en detalle. Sin embargo, ha quedado claro que las propuestas de la UE no abordan los problemas centrales creados por el Protocolo”.
La ministra de Exteriores, Liz Truss, ha afirmado: “Este proyecto de ley defenderá el Acuerdo de Belfast (Viernes Santo) y apoyará la estabilidad política en Irlanda del Norte. Pondrá fin a la situación insostenible en la que las personas en Irlanda del Norte reciben un trato diferente al del resto del Reino Unido, protegerá la supremacía de nuestros tribunales y nuestra integridad territorial. Es una solución práctica y razonable a los problemas que afronta Irlanda del Norte. Salvaguardará el mercado único de la UE y garantizará que no haya una frontera dura en la isla de Irlanda. Estamos preparados para aplicar esto a través de conversaciones con la UE. Pero solo podemos avanzar a través de las negociaciones si la UE está dispuesta a cambiar el Protocolo en sí, y por el momento no lo están. Mientras tanto, la grave situación en Irlanda del Norte evidencia que no podemos permitir que la situación se desvíe”.
Por otro lado, un total 52 de los 90 miembros de la asamblea de Irlanda del Norte han firmado una carta que rechaza el proyecto de ley de protocolo “en los términos más enérgicos posibles”. Michelle O'Neill, líder del Sinn Féin en Irlanda del Norte y primera ministra electa (suponiendo que alguna vez se reanude el reparto del poder) es la principal firmante de la carta que ha sido suscrita por los 27 diputados del Sinn Féin, así como por los 17 del partido Alliance y ocho del SDLP. Representan 52 de los 90 asambleístas (58%).
Boris Johnson: “Reacción exagerada”
Después de meses de conversaciones estancadas con Bruselas, Boris Johnson, acosado por la oposición interna por sus fiestas durante el confinamiento de la pandemia, está tratando de anular un acuerdo internacional mediante la aprobación de una legislación nacional, y encontrará en frente parlamentarios Tory, la Cámara de Representantes. Lores, grupos empresariales de Irlanda del Norte, abogados, laboristas y la UE.
En una entrevista con Nick Ferrari en la radio LBC este lunes a primera hora, Boris Johnson ha intentado responder a los riesgos de una legislación que rompe un acuerdo internacional con la UE según recoge un argumentario de conservadores disidentes y que publica The Financial Times. “Lo crucial es el equilibrio del Acuerdo de Viernes Santo”, ha afirmado el primer ministro británico “Hay dos tradiciones en Irlanda del Norte, dos formas de ver los problemas fronterizos y una comunidad en este momento se siente muy, muy ajena a la forma en que funcionan las cosas. Tenemos que arreglar eso, y es relativamente sencillo hacerlo con un cambio burocrático. Francamente, es un conjunto relativamente trivial de ajustes”.
Pero hasta sus compañeros de partido dicen que viola el derecho internacional. “No estoy de acuerdo con eso”, responde Johnson: “Nuestro mayor y previo compromiso legal como país es con el Acuerdo de Viernes Santo de Belfast y el equilibrio y la estabilidad de ese acuerdo. Es lo que estamos tratando de hacer”.
Ahora bien, una ruptura unilateral, como ha señalado Bruselas repetidas veces, podría conducir a una guerra comercial, como también alerta la CBI (Confederación Británica de Industria): “Creo que eso sería una reacción exagerada”, dice Johnson: “Todo lo que estamos tratando de hacer es simplificar las cosas para eliminar las barreras al comercio entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte, lo que estamos tratando de hacer es acometer algunas simplificaciones burocráticas entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte”.
“He hablado con Liz Truss [ministra de Exteriores británica]”, decía este lunes por la mañana el vicepresidente de la Comisión Europea encargado del Brexit, Maros Sefcovic, “quien me ha informado de la legislación británica para no aplicar unilateralmente el Protocolo. La UE siempre ha prestado la máxima atención al impacto que tiene Brexit en Irlanda del Norte, ofreciendo soluciones viables. La acción unilateral es perjudicial para la confianza mutua y genera incertidumbre”.
Truss, por su parte, ha dado a conocer este lunes a media tarde una legislación que permite al Gobierno del Reino Unido saltarse aspectos clave del protocolo de Irlanda del Norte, lo que equivale a una violación del derecho internacional. Downing Street niega este extremo, insiste en que la medida es vital para preservar el Acuerdo del Viernes Santo y argumenta que el statu quo, que ha creado barreras al comercio entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte –por el tipo de Brexit que defendió Johnson para echar a Theresa May del Downing Street en su beneficio–, ya no es sostenible.