Ya son un millón y medio. Y apenas han pasado diez días desde que comenzó la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Son las personas que huyen de la guerra, de los bombardeos decretados por el presidente ruso, Vladímir Putin, y que, según el Alto Representante para la Cooperación y Seguridad de la UE, Josep Borrell, pueden llegar hasta los cinco millones.
Borrell se ha referido a la crisis humana desatada en Ucrania a la entrada de una reunión de ministros de la UE sobre Desarrollo, celebrada este lunes en Montpellier: “La crisis se ha convertido en una cuestión de ayuda al desarrollo, como ocurrió con Afganistán”, ha dicho el jefe de la diplomacia europea: “Nos vamos a enfrentar a un problema similar, ya nos estamos enfrentando a un millón y medio de refugiados en apenas una semana. Y si los bombardeos siguen así, si siguen bombardeando ciudades indiscriminadamente, podemos esperar cinco millones de exiliados que intentan escapar de la guerra”.
El jefe de la diplomacia europea ha afirmado: “Debemos aportar todo lo que podamos, lo que llamamos ayuda al desarrollo plus, es decir, no solo ayuda humanitaria. En términos concretos, todos los recursos de la Unión Europea deben movilizarse para ayudar a los países que recibirán estos flujos, como Polonia. Debemos ayudar a todos los países que tienen frontera con Ucrania a establecer los medios necesarios para acomodar a estas personas”.
¿En qué consisten esos medios adicionales, que deben complementar la activación de la directiva de protección temporal para acoger a todos aquellos que huyen de la guerra en Ucrania: “Estamos hablando de medios adicionales, más dinero, más alojamientos, más provisiones, además de la ayuda alimentaria y escolar; más campos de acogida, ampliar nuestras capacidades que se conviertan en medios materiales sobre el terreno”.
Borrell cree necesaria “garantizar que la comunidad internacional ante todo condene la acción de Rusia, que se establezca una coalición para ayudar a los refugiados ucranianos, para apoyar a Ucrania, así como a los que están dentro y continúen la batalla, a los que escapan para salvar su vida y a los que debemos dar la bienvenida. Afganistán es un mal ejemplo porque no recibimos cinco millones de afganos en Europa. En estos casos, debemos prepararnos para recibir alrededor de 5 millones de personas. Cuando ocurrió la crisis de Siria, en los años 2015-2016, hablábamos de un millón y medio de personas. Pero ahora van a ser muchos más”.
Para recibir a este éxodo, los 27 han decidido activar por primera vez desde su aprobación hace dos décadas la directiva de protección temporal. No se ha activado en el pasado ni con los refugiados de la guerra de Siria ni tampoco tras la caída de Kabul este verano. Pero ahora se ha acordado a la semana de comenzar los bombardeos. Por primera vez Europa abre sus puertas a quienes huyen de la guerra y les ofrece protección de manera temporal. Es decir, casa, comida, sanidad, educación, permiso de residencia y de trabajo.
Tras un fin de semana en el que Rusia ha bombardeado a civiles y se han visto frustrados los dos intentos de crear corredores humanitarios para permitir a la población abandonar el país, este lunes ha comenzado con el anuncio de Moscú de establecer vías seguras de evacuación en Kiev, Mariúpol, Járkov y Sumi.
Según las autoridades ucranianas, las fuerzas rusas han continuado su asedio con misiles y artillería contra varias ciudades y regiones de Ucrania, especialmente en Járkov, la segunda mayor ciudad, y las regiones de Sumy y Odesa. Un miembro de la delegación ucraniana ha afirmado que este mismo lunes tendrá lugar la tercera ronda de negociaciones, en este caso en la frontera polaco-bielorrusa.
Las primeras previsiones sobre el golpe de la invasión de Ucrania a la economía global ven un impacto de 3 puntos en el peor escenario, con especial preocupación por el incremento de costes y la menor rentabilidad de las inversiones. El impacto de la guerra amenaza con borrar el efecto del fondo Next Generation en el crecimiento de 2022. Además, el precio el petróleo se ha disparado un 12% y supera los 130 dólares el barril, su máximo desde 2008.