El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, ha puesto firmes a los embajadores que la UE tiene repartidos por todo el mundo. “Sois mis oídos, mis ojos, tendría que ser la persona más y mejor informada del mundo, la tarea no es fácil, pero seguro que podemos hacerlo mucho mejor”, ha dicho en su discurso, en el que ha desgranado problemas que afronta Europa. Y todo ello mientras llegaban noticias de los últimos bombardeos rusos sobre Ucrania. “Tales actos no tienen cabida en el siglo XXI. Los condeno en los términos más enérgicos posibles. Estamos con Ucrania. El apoyo militar adicional de la UE está en camino”, ha tuiteado Borrell.
Es este sentido, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha dicho: “Estoy conmocionada y horrorizada por los feroces ataques contra Kiev y otras ciudades ucranianas. Rusia, una vez más, ha mostrado al mundo lo que representa: el terror y la brutalidad. Los responsables tienen que rendir cuentas. Estamos de luto por las víctimas y envío mi más sentido pésame a nuestros amigos ucranianos. Sé que los ucranianos no se dejarán intimidar, y los ucranianos saben que estaremos a su lado todo el tiempo que sea necesario”.
En este sentido, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha condenado los “horribles e indiscriminados” ataques rusos y afirmado que los aliados mantendrán su apoyo a Kiev “el tiempo que sea necesario”. Stoltenberg explicó en Twitter que mantuvo una conversación con el ministro ucraniano de Exteriores, Dmitro Kuleba.
Borrell pidió a los líderes de la UE a finales de la semana pasada en Praga otros 500 millones para armas –que ya anunció el 13 de septiembre en Estrasburgo y que ascenderían a 3.000 millones canalizados a través de la Facilidad para la Paz–, y sigue poniendo en marcha la misión de entrenamiento militar para el ejército ucraniano.
Mientras, ha dicho a sus embajadores: “La comunicación es nuestro campo de batalla. No peleamos con armas, gracias a Dios. Pero tenemos que luchar en comunicación. Paso mucho tiempo haciendo comunicación, hablando a las entradas de las reuniones, a las salidas. Mi blog, que no es mi diversión intelectual, es mi consigna, y me sigue sorprendiendo que en algunas delegaciones parece que no toman en consideración nuestra comunicación y no tuitean y retuitean los mensajes que estamos emitiendo desde el centro. Tenéis que ser una red que esté repitiendo, transmitiendo, insistiendo... Esta es una batalla que no estamos ganando porque no estamos peleando lo suficiente. Es una pelea. Además de conquistar espacios, hay que conquistar las mentes. Los rusos y los chinos son muy buenos en eso. Tienen granjas que se repiten sistemáticamente, tocando a todos en el mundo una y otra vez, una y otra vez. No tenemos un Russia Today o un Sputnik. Ni siquiera una Radio Libertad”.
Borrell ha añadido: “Necesito que se involucren mucho más en esta batalla por la narrativa. No es algo secundario. No se trata solo de ganar las guerras enviando tanques, misiles y tropas. Es una gran batalla. ¿Quién va a ganar los espíritus y las almas de la gente? Cuando decimos que China es nuestro rival sistémico, significa que nuestros sistemas rivalizan. Los chinos están tratando de explicarle al mundo que su sistema es mucho mejor porque 'tal vez no elijas tu gobierno, pero tendréis comida, sanidad y servicios sociales'. Y mucha gente en el mundo vota y elige su gobierno, pero sus condiciones materiales no están mejorando. Y al final la gente quiere vivir una vida mejor. Tenemos que explicar cuáles son los vínculos entre la libertad política y una vida mejor. Y lucho por explicar que la democracia, la libertad política, no es algo que se pueda intercambiarse por prosperidad económica o cohesión social, que ambas cosas tienen que ir de la mano. De lo contrario, nuestro modelo perecerá, no podrá sobrevivir en este mundo”.
“Creo que los europeos nos enfrentamos a una situación en la que sufrimos las consecuencias de un proceso que lleva años produciéndose, en el que hemos desvinculado las fuentes de nuestra prosperidad de las fuentes de nuestra seguridad”, ha dicho Borrell: “Nuestra prosperidad se ha basado en energía barata proveniente de Rusia. Y el acceso al gran mercado chino para exportaciones e importaciones, para transferencia tecnológica, para inversión y para tener bienes baratos. Creo que los trabajadores chinos con sus bajos salarios han hecho mucho más para contener la inflación que todos los bancos centrales juntos. Así que nuestra prosperidad se basó en la energía y el mercado de China y Rusia. La gente no es consciente de eso, pero el hecho de que Rusia y China ya no sean los que fueron para nuestro desarrollo económico requerirá una fuerte reestructuración de nuestra economía. El acceso a China es cada vez más difícil. El ajuste será duro y esto creará problemas políticos”.
“Por otro lado, delegamos nuestra seguridad en los EEUU, y ¿quién sabe qué sucederá dentro de dos años o incluso en noviembre? ¿Qué hubiera pasado si, en lugar de Biden, estuviera Trump o alguien como él en la Casa Blanca, cuál habría sido la respuesta de EEUU a la guerra en Ucrania y cuál habría sido nuestra respuesta en una situación diferente? Tenemos que asumir más responsabilidades. Este es un mundo que ya no existe. Y la derecha radical va en aumento en nuestras democracias. Así que tenemos un cóctel difícil entre lo interno y lo externo, y las viejas recetas ya no funcionan. Tenemos crecientes desafíos de seguridad y nuestra cohesión interna está amenazada”.
Y en un momento en el que en el campo de batalla se suceden las ofensivas rusas y ucranianas, Borrell ha reconocido: “No previmos cuánto podría resistir Ucrania. Inicialmente no creíamos que la guerra fuese a llegar. Tengo que reconocer que, aquí en Bruselas, los estadounidenses decían: 'Atacarán [por Rusia], atacarán'. Y éramos bastante reacios a creerlo. Recuerdo muy bien cuando Tony Blinken [secretario de Estado de los Estados Unidos] me llamó por teléfono y me dijo: 'Bueno, va a pasar este fin de semana' y, ciertamente, dos días después, a las 5:00 de la mañana, empezaron a bombardear Kiev. No creímos que esto fuese a suceder y no previmos que Ucrania estaba lista para resistir con tanta ferocidad y éxito como lo está haciendo, sin duda gracias a nuestro apoyo militar. Sin ello, hubiera sido imposible. Y no hemos visto tampoco la capacidad de Putin para escalar. El nivel de movilización y una amenaza nuclear abierta. En segundo lugar, tampoco supimos ver la profunda competencia entre Estados Unidos y China. La escalada de tensiones en Taiwán no estaba en la agenda que ha llevado al Estrecho de Taiwán al borde no de una guerra, pero sí de muchos juegos de guerra”.