“No se han reunido para tomar el té”, ha dicho Josep Borrell: “Cuando reúnes 140.000 soldados en la frontera con Ucrania no es para ir a tomar el té”. Así ha descrito la crisis con Rusia el jefe de la diplomacia europea tras su reunión con el secretario de Estado de EEUU, Anthony Blinken, dentro del marco del consejo de Energía UE-EEUU, que hacía cuatro años no se reunía.
La reunión ha llegado después del comunicado conjunto entre el presidente de EEUU, Joe Biden, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, para asegurar el abastecimiento de gas en la UE si estalla la crisis con Rusia, uno de los principales proveedores de gas a Europea, precisamente a través de Ucrania y Bielorrusia.
“Compartimos una fuerte preocupación por el riesgo en la frontera entre Ucrania y Rusia”, ha dicho Borrell: “Y ciertamente estamos en el momento más peligroso para la seguridad en Europa desde el final de la Guerra Fría. Pero creemos que todavía hay espacio para la diplomacia. Tenemos que incrementar nuestros esfuerzos para evitar un gran riesgo para la paz y la seguridad. El señor Lavrov [ministro de Exteriores ruso] ha enviado una carta a todos los miembros de la Unión Europea pidiendo que se tomen en consideración las preocupaciones de seguridad de Rusia. Estoy coordinando la respuesta a esta carta e insistiendo en que todavía hay espacio para una salida diplomática a la crisis”.
En este sentido, ha añadido Blinken: “No es alarmismo, son hechos. Tenemos que lidiar con los hechos para asegurarnos de que estamos completamente preparados. Y los hechos son que hemos visto en los últimos meses acumular fuerzas rusas en las fronteras de Ucrania. Eso no está sucediendo en el vacío. Está sucediendo en el contexto de lo que Rusia ya hizo en 2014 al invadir Ucrania, apoderarse de Crimea y crear un conflicto en el Donbás, que continúa hasta el día de hoy. Eso es lo que estamos viendo. Eso es a lo que estamos respondiendo.Hemos demostrado que estamos completamente preparados para abordar esas preocupaciones de manera recíproca y hacerlo en coordinación total y muy estrecha. Sin embargo, al mismo tiempo, dados los hechos que estamos viendo, dada la historia que conocemos, debemos estar preparados para lo que pueda suceder”.
Eso que pueda suceder, un ataque de algún tipo de Rusia a Ucrania en el contexto de que el Kremlin, a su vez, dice sentirse amenazado por la expansión oriental de la OTAN y sus armas, desencadenaría una serie de sanciones que aún no han sido anunciadas con detalle. “Cuando hablamos de sanciones”, ha dicho Borrell, “hablamos de sanciones personales, de sanciones económicas comerciales y sectoriales, y de sanciones financieras. No estamos amenazando a nadie, pero queremos dejar claro cuáles serían las consecuencias de algunas acciones. Desde la Unión Europea, tenemos una cierta cantidad de herramientas en el ámbito económico, comercial y financiero que podrían movilizarse y ser muy perjudiciales para la economía rusa”.
Según Blinken, se ha desarrollado “una respuesta de acción rápida de alto impacto que infligiría grandes costes en la economía y el sistema financiero rusos, incluidas sanciones y controles de exportación significativos que tendrían un efecto a largo plazo al negarle a Rusia la tecnología que necesita en sectores clave”.