El pasado 30 de junio, unas horas después de que el Tribunal Superior Electoral (TSE) inhabilitara políticamente a Jair Bolsonaro hasta 2030, una imagen se viralizó en Internet. El ex presidente brasileño miraba a la cámara con pose serena, sin camiseta, dejando ver cicatrices en su barriga.
Unas horas antes, Jair Bolsonaro había pronunciado una frase lapidaria: “Hace poco tiempo, me dieron una puñalada en la barriga y hoy me dieron una puñalada por la espalda con mi inhabilitación”. La frase, incrustada sobre la imagen viral, reforzaba la narrativa que el bolsonarismo lanzó después del intento de atentado que Jair Bolsonaro sufrió al inicio de la campaña electoral de 2018 y el cual disparó su popularidad.
La imagen de Bolsonaro a pecho descubierto fue divulgada en la cuenta de Instagram de Fabio Wajngarten, ex secretario ejecutivo del Ministerio de Comunicación y abogado de Jair Bolsonaro. Wajngarten, salpicado por diversos escándalos sobre propaganda irregular, es uno de los principales guionistas del victimismo al que se agarra el ex presidente.
Hila fino y los elementos narrativos llegan en el momento oportuno. Ocupan el lugar comunicativo apropiado. Tras su inhabilitación, sigue marcando el ritmo de la derecha radical. Su imagen y discurso continúan catalizando un movimiento con vida propia. “El bolsonarismo es un sentimiento, una expresión de una visión del mundo. Es un movimiento que se mantiene a lo largo del tiempo incluso sin Bolsonaro en las elecciones. Va a ser capaz de aglutinar preferencias políticas y de provocar movilización electoral”, asegura a elDiario.es Felipe Nunes, director de la consultora de opinión pública Quaest.
Unos días antes de su inhabilitación, Jair Bolsonaro concedió una entrevista a Folha de São Paulo. En la entrevista, tras dejar entre abierta la puerta a los posibles herederos de las quinielas mediáticas, Jair Bolsonaro lanzó una bomba narrativa. Confesó que para 2026 tiene “una bala de plata”. Y que “no la va a revelar”. ¿Cuál es el misterio de plata que esconde el ex presidente inhabilitado?
Guerra abierta
Tarcísio de Freitas, actual gobernador de São Paulo, lidera todas las quinielas presidenciales de la extrema derecha. Su imagen de gestor eficaz y ser un bolsonarista raíz (línea dura) produjeron una proeza inédita: que un carioca (natural de Río de Janeiro) se alzara con el archienemigo estado de São Paulo. Además, con un detalle morboso: el cadáver en la elección del estado de São Paulo fue ni más ni menos que Fernando Haddad, hombre fuerte de Lula.
El historiador Daniel Pradera, especialista en extrema derecha, destaca una cualidad de Tarcísio: su capacidad para atraer votos tanto del elector extremista como de la derecha moderada. “El electorado de Tarcísio es el de Bolsonaro, es difícil desvincular la imagen de ambos. Por otro lado, Tarcísio no dice las atrocidades de Bolsonaro”, matiza el historiador.
Sin embargo, De Freitas no tiene garantizada la plaza de candidato ultra en 2026. Empiezan a surgirle frentes imprevistos. A inicios de junio, Tarcísio fue criticado en una reunión con diputados del Partido Liberal (PL) de Jair Bolsonaro. El gobernador de São Paulo intentaba justificar su apoyo a la reforma fiscal propuesta por el gobierno Lula, que acabaría saliendo del papel tras tres décadas de intentos fallidos. Tarcísio fue silbado e interrumpido constantemente. El propio Jair le desacreditó. El hecho de que Tarcísio esté afiliado al partido Republicanos y no al PL de Bolsonaro brinda también una clave importante.
En las elecciones de 2022, el PL no solo acogió al candidato Jair Bolsonaro, sino a sus hijos Flávio (senador) y Eduardo (diputado). Los 99 diputados del PL (la mayor fuerza del Congreso) configuran el epicentro del bolsonarismo raíz. Aunque otros partidos como Republicanos estén hermanados y funcionen como línea auxiliar al PL, no dejan de ser fuerzas subalternas. Difícil, aunque no imposible, que el candidato de la extrema derecha en 2026 sea de otro partido.
Operación Michele Bolsonaro
Waldemar Costa Neto, presidente del PL, ha dejado ver que su opción para 2026 es Michele Bolsonaro, ex primera dama. El guión para reforzar a Michele discurría a la perfección hasta el congresso Mulher PL, el pasado mes de mayo. Jair Bolsonaro habló apenas tres minutos. Aplaudió a su mujer y se quedó en segundo plano.
El áurea de Michele tocaba entonces el cielo en el Indice de Popularidad Digital (IPD) de Quaest, superando a Tarcísio. Sin embargo, desde entonces, el prestigio de la mujer de Bolsonaro está desmoronándose. Diversos escándalos de corrupción están hundiendo su imagen. Las joyas saudíes que intentó introducir ilegalmente en el país y los desvíos de dinero público que acababan en cuentas bancarias del entorno de Michele Bolsonaro, ampliamente divulgados en los medios, han producido nubarrones sobre su figura.
La investigación periodística de Sarah Teófilo y Rodrigo Rangel reveló el lado oscuro de la primera dama: una larga lista de irregularidades con el patrimonio público del palacio residencial del presidente y maltrato a funcionarios, entre otras cosas. Dicha investigación sacó a la luz su pésima relación con algunos hijos de Jair, especialmente con Carlos Bolsonaro, gurú de la estrategia digital de la extrema derecha.
El propio Jair Bolsonaro bajó en su última entrevista el globo sonda de la candidatura de Michele, al afirmar que “ella no tiene experiencia”. Los analistas apuntan a que, como mucho, Michele será una candidata menor (a senadora o a gobernadora del Distrito Federal de Brasilia).
En río revuelto
En medio de la trifulca de los diputados bolsonaristas con Tarcísio de Freitas y de los escándalos de Michele Bolsonaro, un posible candidato ha disparado su popularidad: Romeu Zema, gobernador del estado de Minas Gerais, segunda economía de Brasil.
Zema, un empresario que prega el estado mínimo, llegó al poder en 2018 como candidato del supuestamente centrista y liberal Partido Novo. Asociando su nombre a Bolsonaro en la whatsappfera, sorprendió entonces en todas las encuestas. En la segunda vuelta de las elecciones de 2022 apoyó a Bolsonaro contra Lula.
Tras la inhabilitación del ex presidente, Zema intenta mantener cierta imagen de moderación mientras emite guiños a la extrema derecha. Recientemente se pasó de frenada ultra al usar una polémica frase atribuida a Benito Mussolini. Su estrategia está funcionando: su popularidad crece y ya supera a la de Tarcísio, según el IPD de Quaest. ¿Conseguirá un político de un partido de la derecha moderada atraer el voto del bolsonarismo?
“Es más fácil que el movimiento de derecha moderada sea atraído por el universo bolsonarista que lo contrario. El Partido de la Social Democracia Brasileira (PSDB) o el propio Zema van a acabar siendo engullidos por el bolsonarismo, que representa entre un 20 y 25% de los votos nacionales”, afirma Felipe Nunes, director de Quaest. De hecho, la afiliación de Zema al PL de Bolsonaro es un movimiento que va ganando fuerza.
La bala de plata para 2026 anunciada por Jair Bolsonaro insinúa que todos los nombres que copan las quinielas se quedarán en el camino. Tarcísio y Zema tal vez tengan posibilidades de ser candidatos a la vicepresidencia. Todo apunta a que el nombre del elegido se hará público cuando las elecciones de 2026 estén a la vista. Mientras tanto, la cortina de humo de los presidenciables y la imagen de mártir de Jair Bolsonaro se retroalimentan y catapultan las posibilidades de un buen desempeño del PL, que aspira a conquistar 1.000 ayuntamientos en las elecciones municipales de 2024 y alcanzar el 20% de los cargos electos hasta 2026, según el propio partido.
¿Quién es el candidato secreto de Jair Bolsonaro? Steven Bannon, figura clave de las derechas radicales mundiales, confirmó las sospechas de la mayoría de analistas políticos en una entrevista de inicios de marzo. En ella, elogió a Eduardo Bolsonaro, el hijo fuerte de Jair, el cocinero de la agenda internacional, amigo de Donald Trump y de Santiago Abascal, líder de Vox. “Eduardo Bolsonaro será un día presidente de Brasil”, aseguró entonces Steve Bannon.