Theresa May ha terminado por ser consciente de que no tenía capacidad de gobernar su gobierno, su partido ni de ratificar el proyecto más importante para su país desde la Segunda Guerra Mundial: la salida de la UE. La primera ministra británica ha sido una víctima, una más, del Brexit, que ha fulminado su capital político ante la imposibilidad de ejecutar el acuerdo al que llegó con la UE a finales de noviembre.
May se va, y deja a Bruselas sin el interlocutor con el que cerró un acuerdo de salida de la UE de 600 páginas. Un acuerdo que nadie quiere reabrir en la UE.
“El presidente [Jean-Claude] Juncker ha recibido sin ninguna alegría la noticia, ha trabajado muy a gusto con ella, y le reconoce su coraje. Tiene mucho respeto a May, del mismo modo que profesará respeto y establecerá una relación de trabajo con el próximo primer ministro británico, sea cual sea”, ha dicho Mina Andreeva, portavoz de la Comisión Europea, este viernes en Bruselas, quien recordó que la UE tiene una posición reiterada sobre los acuerdos: se puede tocar la declaración política –que apunta a cómo será la relación futura entre la UE y Reino Unido–, pero no el acuerdo de retirada.
“Estaremos siempre abiertos a hablar con el primer ministro del Reino Unido”, había declarado el portavoz del Ejecutivo comunitario, Margaritis Schinas, durante la rueda de prensa diaria de la institución este jueves.
El propio Juncker criticó en esa entrevista este miércoles las maniobras contra Theresa May, que han acabado con su dimisión, en lugar de concentrarse en lograr un pacto en el Parlamento británico para ratificar el Brexit. “Lo que no me gusta del debate británico es que parece más importante sustituir a la primera ministra que alcanzar un acuerdo entre ellos”, dijo el político luxemburgués, quien añadió que May es “una mujer que sabe cómo hacer las cosas, pero es incapaz de tener éxito en hacerlas”.
El portavoz de la Comisión Europea, Schinas, insistió el jueves en que el acuerdo de “divorcio” no puede reabrirse, pero repitió que la declaración política sobre la futura relación entre Londres y Bruselas que acompaña a ese pacto “se puede revisar siempre que no revierta el espíritu” del tratado sobre la retirada. Esa revisión de la declaración política permitiría plasmar unos vínculos más cercanos entre el Reino Unido y el club comunitario tras el Brexit.