Agilizar la movilidad e impulsar el turismo en verano, principal fuente de ingresos de un buen puñado de países europeos, entre ellos España. Es lo que persigue la Comisión Europea con su propuesta de Certificado Verde Digital, que ni será verde ni sólo digital, pero tendrá código QR, y será bilingüe y gratuito. Ahora debe pasar el trámite legislativo comunitario –el visto bueno de los Gobiernos y del Parlamento Europeo– y la puesta en marcha de un mecanismo informático para que sea posible su emisión y lectura en todos los países de la UE antes de entrar en vigor. El objetivo de que todo eso pueda ocurrir en apenas tres meses es muy ambicioso, dada la falta de unanimidad entre los 27, al menos de momento. “El Certificado Verde Digital puede servir como prueba de vacunación, de tests y de recuperación de la COVID-19 para eliminar las restricciones a la libre circulación establecidas en un Estado miembro por motivos de salud pública, como PCR o requisitos de cuarentena”, establece la propuesta de Bruselas.
“Si un Estado miembro acepta la prueba de vacunación para levantar las restricciones a la libre circulación”, dice la Comisión de Bruselas, “tendrá que aceptar la prueba de vacunación emitida por otro Estado miembro en relación con las vacunas que hayan recibido la autorización de comercialización de la UE. Los Estados miembros tendrán la opción de ampliarlo a los viajeros que reciban otras vacunas [como la Sputnik V]. Al viajar, todo titular de un Certificado Verde Digital tendrá los mismos derechos que los ciudadanos del Estado miembro visitado que hayan sido vacunados, tengan una PCR o hayan pasado el coronavirus. El Certificado Verde Digital tiene como objetivo facilitar la libre circulación dentro de la UE y la flexibilización de las restricciones actuales, no restringir los derechos a la libre circulación y el derecho a viajar”.
Si un Estado miembro sigue exigiendo a los titulares de un certificado verde digital que se sometan a cuarentena o pruebas, debe notificarlo a la Comisión y a todos los demás Estados miembros y explicar las razones de tales medidas. El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, ha aplaudido la propuesta.
“La situación epidemiológica está empeorando”, ha reconocido la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la presentación de la propuesta este miércoles en Bruselas. Al tiempo, ha explicado sus objetivos de vacunas para el segundo trimestre de 2021: “55 millones de Janssen, que arrancará en un mes; 200 millones de Pfizer, después de adelantar 10 millones de la segunda mitad del año; 35 millones de Moderna; y 70 millones de AstraZeneca”.
Amenaza a Reino Unido
Los datos de AstraZeneca dependen de que se superen las evaluaciones científicas sobre los casos de trombos, que presentará este jueves la Agencia Europea de Medicamentos. En total, los cálculos de Von der Leyen suman 360 millones de dosis en el segundo trimestre, que también pueden cambiar si se levantan restricciones a las exportaciones de vacunas de AstraZeneca desde EEUU y Reino Unido: “Desde principios de febrero, hemos recibido cientos de solicitudes de exportación, de las cuales todas menos una han sido autorizadas [la partida de 250.000 dosis de Italia a Australia]. En ese tiempo, se han exportado 41 millones de dosis a 33 países. Pero los caminos tienen dos direcciones. Por eso debemos asegurar la reciprocidad y la proporcionalidad. Si esta situación no cambia, reflexionaremos sobre las exportaciones a países productores de vacunas”. Es decir, Von der Leyen amenaza con prohibir la exportación de vacunas a países productores que tienen prohibiciones (EEUU) o una tasa de vacunación más alta (Reino Unido).
La presidenta del Ejecutivo comunitario ha alabado el trabajo de Pfizer y Moderna, y ha anunciado “nuevos acuerdos de inversión con las empresas que lo están haciendo bien. AstraZenca no lo está haciendo tan bien y está generando problemas en las entregas a los países”.
El paso adelante de la Comisión Europea llega a una semana de un Consejo Europeo y tres semanas después de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE que se celebró a finales de febrero por videoconferencia. En ella, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, instó a los Gobiernos a correr si querían que hubiera certificados para el verano, momento en el que España y Grecia, países muy dependientes del turismo, quieren poder ponerlos en práctica a escala comunitaria para empujar sus economías.
¿Privilegios?
Pero en aquel debate, lo que se concluyó que el certificado no necesariamente abriría fronteras y se destacó que sólo podía servir así una vez que una parte significativa de la población esté vacunada, para evitar “privilegios” para los vacunados.
La base legal de la propuesta presentada este miércoles son los tratados de la UE, dice el proyecto de reglamento, en tanto que prevén “la posibilidad de que la UE actúe y adopte disposiciones para facilitar el derecho a la libre circulación y residencia en el territorio de los Estados miembros si es necesario”, dice el texto de la propuesta de Bruselas. Que añade: “Se trata de permitir que los ciudadanos de la UE y sus familiares que ejercen su derecho a la libre circulación demuestren que cumplen con los requisitos de salud pública”, frente a los gobiernos nacionales que pueden adoptar restricciones a los movimientos para contener la propagación del virus. La Comisión Europea quiere que eso no sea a costa de prohibir los viajes transfronterizos.
“El Certificado Verde Digital contiene un código QR con una firma digital para protegerlo contra la falsificación”, explica el Ejecutivo comunitario: “Cuando se verifica el certificado, se escanea el código QR y se verifica la firma. Cada organismo emisor (por ejemplo, un hospital, un centro de pruebas, una autoridad sanitaria) tiene su propia clave de firma digital. Todos estos se almacenan en una base de datos segura en cada país. La Comisión Europea creará una puerta de enlace, y a través de esta pasarela, todas las firmas de certificados se pueden verificar en toda la UE. Los datos personales del titular del certificado no pasan por la pasarela, ya que no es necesario para verificar la firma digital. La Comisión Europea también ayudará a los Estados miembros a desarrollar software que las autoridades puedan utilizar para comprobar los códigos QR”.
La pasada semana, la ministra de Industria, Reyes Maroto, anunció que España podría tener listo el certificado en mayo.
Sin embargo, quedan varias dudas en el aire, como planteaba Politico: ¿Cómo podrán las personas probar su historial de tests cuando no hay un registro central en varios países? ¿Cuán sensible es declarar que se ha tenido coronavirus? ¿Cuánto dura la inmunidad? ¿Y si las personas vacunadas continúan siendo contagiosas?
Media docena de Estados miembros, entre ellos España, han firmado una declaración pidiendo unificar criterios para reactivar los viajes no esenciales y se han mostrado partidarios de contar con un certificado médico sobre coronavirus que sirva de “pasaporte” para los ciudadanos que acrediten estar inmunizados o no contaminados. “Creemos que es hora de que al menos fijemos condiciones bajo las cuales los viajes no esenciales, en particular para el turismo, puedan ser reanudados”, indica el documento firmado por los ministros de Turismo de Austria, Bulgaria, Grecia, Malta, Eslovaquia y España.
La iniciativa es para “facilitar los viajes en la UE, por trabajo o placer, que la gente tenga algo que mostrar, con datos médicos relacionados con la COVID-19, con su estatus sobre si ha hecho una prueba, se ha vacunado o si tiene anticuerpos”, ha explicado la Comisión Europea: “Creemos que, en colaboración con la OMS, debería haber una manera de ampliar esto a escala mundial. Trabajamos en una solución europea ahora, y luego cualquier otra cosa tendría que venir después”.
Más fácil para las vacunas de la EMA
“Aquellos que viajan hoy dedican mucho tiempo a hacerse pruebas, rellenar diferentes formularios, mostrar diferentes tipos de papeles, y necesitan hacerlo una y otra vez”, declaraba el viernes la comisaria europea de Interior, Ylva Johansson: “La Comisión quiere crear un certificado digital en el que puedes tener tu prueba PCR negativa, la prueba de que tienes anticuerpos, o de que has sido vacunado con una vacuna aprobada por la Agencia Europea de Medicamentos a escala europea. Eso lo puedes tener fácilmente en tu móvil y entonces puedes mostrar que, si bien nadie puede saberlo al 100%, probablemente no estás extendiendo ningún virus”, comentó.
En este sentido, la propuesta de reglamento de la UE tendrá una versión digital, pero también papel para quien no disponga de smartphone o prefiera la versión analógica y primará las vacunas avaladas por la EMA, que en este momento son las de Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen. Así, vacunas como la Sputnik V o la china, sólo abrirán puertas entre países que las hayan reconocido –como Hungría– mientras no tengan el paraguas de la EMA. La rusa está en una fase inicial de evaluación por el regulador comunitario.
En relación con la Sputnik, el comisario de Mercado Interior, Thierry Breton, ha explicado este miércoles: “Es una buena vacuna. Los rusos son muy buenos científicos. Ya veremos si al final hay un acuerdo, pero hay algunas dificultades en estos momentos con la fabricación de esta vacuna, por eso vemos solicitudes para tener instalaciones en Europa para poder fabricarla, pero todas ya se están utilizando para fabricar las vacunas que ya están aprobadas. Pero sí, tendremos que echar una mano a Rusia si hace falta”.
“Es que es tan elemental que a mí me choca a veces una cierta teologización del debate”, explican fuentes del Gobierno español, “como si el certificado de vacunación te hiciera pecador o te llevara al cielo directamente. Simplemente, es una forma de intentar agilizar la movilidad en el momento en que los Estados lo decidan. Pero lo primero de todo es tener algo que sea internacionalmente admisible y que sea legible más allá de las fronteras del Estado que lo emite”, insisten fuentes del Ejecutivo español: “Esto es parte de la recuperación económica. No nos engañemos. Lo que nosotros estamos diciendo es básicamente tener una base técnica y material que nos permita abordar eventualmente, cuando la situación lo permita, una serie de medidas de facilitación de la movilidad sobre la base de unos criterios acordados entre todos”.
En particular, Francia y los países del Benelux son los más refractarios a la idea de que un vacunado pueda librarse de tests o vacunas, en tanto que afirman que no está suficientemente demostrado que los vacunados no contagien.