La Cámara de Representantes de Estados Unidos ha aprobado durante la madrugada del martes una resolución de censura a la demócrata Rashida Tlaib, la única congresista de origen palestino, por sus críticas a Israel ante sus bombardeos indiscriminados sobre población civil en Gaza. La medida, aprobada por 234 votos a favor y 188 en contra, está un escalón por debajo de la expulsión de la Cámara Baja y supone la última muestra de la persecución que sufre en el país todo aquél que se pronuncie en defensa de Palestina.
Un total de 22 demócratas se han unido a los republicanos para aprobar dicha resolución, que acusa a Tlaib de “promover falsas narrativas” sobre los ataques de Hamás de hace un mes, el pasado 7 de octubre. El texto es una reprimenda directa por un vídeo que publicó la semana en redes sociales con imágenes de la destrucción en Gaza y las protestas en EEUU, que terminaba con un mensaje al presidente y candidato de su partido: “Joe Biden apoyó el genocidio del pueblo palestino. Los estadounidenses no vamos a olvidarlo. Biden, apoya un alto el fuego ahora o no cuentes con nosotros en 2024”.
Según la resolución, Tlaib “llamó a la destrucción del estado de Israel” y “defendió” al terrorismo de Hamás con este vídeo, así como con un comunicado publicado el día después de los brutales ataques del grupo islamista en el sur de Israel. El texto, presentado por el republicano Rich McCormick, sostiene que Tlaib apoya el eslogan “desde el río hasta el mar, Palestina será libre”, que se escucha en el vídeo. Este cántico ha sido reproducido en las manifestaciones propalestinas alrededor del mundo, y fue uno de los más repetidos en la histórica protesta de este sábado en Washington.
Dicha frase es, según los 234 congresistas que han votado a favor, “un llamado genocida a la violencia para destruir el estado de Israel y a su pueblo para reemplazarlo por un estado palestino que se extienda desde el río Jordán hasta el mar Mediterráneo”. Durante su defensa en un emotivo discurso en la Cámara Baja, Tlaib se ha referido al eslogan y ha asegurado que es “un llamado aspiracional a la libertad, a los derechos humanos y a la coexistencia pacífica, no a la muerte, a la destrucción o al odio”.
“Soy la única palestinoamericana en el Congreso y mi perspectiva es más necesaria ahora que nunca”, ha dicho. “No seré silenciada y no dejaré que distorsionen mis palabras. Os olvidáis de que soy de la ciudad de Detroit, la más bella ciudad afroamericana del país, donde aprendí a decirle las verdades al poder, incluso cuando me tiemble la voz. Tratar de intimidarme, o censurarme, no va a funcionar. Porque este movimiento por un alto el fuego es mucho más grande que una persona. Está creciendo cada día: hay millones de personas en nuestro país que se oponen al extremismo de –el primer ministro israelí, Benjamin– Netanyahu y están hartos de ver a nuestro gobierno apoyar el castigo colectivo”.
Israel divide al Partido Demócrata
La votación de este martes demuestra la fractura del Partido Demócrata desde la escalada del conflicto palestino-israelí. Tanto Joe Biden como las facciones “moderadas” del partido están impulsando una narrativa belicista, apelando al “derecho de autodefensa” del pueblo israelí, que en el campo de batalla se está convirtiendo en bloqueo, desplazamientos forzosos de población y bombardeos indiscriminados sobre población civil en campos de refugiados y otros enclaves. Unas acciones que están siendo investigadas por Naciones Unidas como potenciales crímenes de guerra.
Además, el mandatario envió al Congreso una solicitud “urgente” de 106.000 millones de dólares en asistencia militar a sus dos grandes aliados en guerra, Ucrania (61.400 millones) e Israel (14.300 millones), así como para Taiwán (7.400 millones), para suministrar ayuda humanitaria (9.000 millones) y para reforzar la frontera sur con México (14.000 millones). Un dinero que se suma a los 3.800 millones que envía EEUU a Israel anualmente y que han convertido al estado hebreo en el mayor receptor de ayuda exterior estadounidense desde la Segunda Guerra Mundial.
En contraposición, el sector progresista del partido, capitaneado por la 'squad' (Alexandria Ocasio-Cortez, Ilhan Omar, Ayanna Pressley, Rashida Tlaib, Jamaal Bowman y Cori Bush, entre otros), se opone al envío de ayuda militar adicional y presentó una resolución pidiendo el “alto el fuego inmediato” en Gaza. Hasta el momento, tan solo 18 congresistas han firmado dicho texto y 14 senadores otra carta pidiendo el “cese de las hostilidades”. Es decir, tan solo 32 del total de 535 legisladores que ocupan la Cámara de Representantes y el Senado.
Su postura sigue siendo minoritaria en la sociedad estadounidense, pero las protestas pidiendo el alto el fuego son cada vez más mayoritarias en ciudades como Washington, Nueva York, Nashville, Cincinnati, Las Vegas o San Francisco. La última encuesta disponible, de Quinnipiac, muestra que la mitad de los votantes siguen apoyando la respuesta de Israel a las masacres de Hamás, mientras que el 35% se opone y el 15% restante opta por no responder. Dicho apoyo varía según afiliación y grupos de edad, siendo los republicanos (75%) y los mayores de 65 años (59%) los segmentos con porcentajes más altos. Los datos son muy similares en cuanto al envío de asistencia militar adicional, que recibe el rechazo del 65% de los votantes entre 18 y 34 años, pero la aprobación de los demás grupos.
“Los gritos de niños palestinos e israelíes no suenan distinto”
“No puedo creer que tenga que decir esto, pero el pueblo palestino no es desechable. Somos seres humanos, como todos los demás”, dijo Tlaib este martes ante el hemiciclo que la quiere acallar: “Los gritos de niños palestinos e israelíes no suenan distinto”. Cuando el recién elegido presidente de la Cámara de Representantes, el ultraconservador Mike Johnson, ha leído en voz alta el resultado de la votación, le han secundado los aplausos de la bancada republicana. Al otro lado del tablero político, tan solo una decena de congresistas se han dirigido hacia Tlaib en señal de apoyo.
Entre otros, Jamaal Bowman, representante afroamericano de Nueva York, quien ha hablado en su defensa y en la de la diversidad racial y étnica en el Congreso, asegurando lo obvio: “(Tlaib) no quiere matar a judíos, no apoya a Hamás: simplemente está hablando como la única palestinoamericana en la historia de EEUU en servir en este órgano. Sin su voz, careceremos de todavía más empatía hacia el pueblo palestino. Tal vez debido a su falta de diversidad, carecen de la capacidad cognitiva y emocional para reconocer opiniones diversas”.
Mientras tanto, la Cámara de Representantes sigue teniendo pendiente la tarea de aprobar los presupuestos antes del 17 de noviembre para evitar el temido cierre de gobierno, que obligaría a la Administración Pública a dejar de prestar servicios considerados “no esenciales”. En ese escenario, un millón y medio de funcionarios y otros dos millones de militares se verían privados temporalmente de su sueldo, numerosos programas sociales dejarían de funcionar y se suspenderían los pagos a empresas que trabajan para el gobierno, entre otras consecuencias.
Uno de los escollos para aprobar dichos presupuestos es, precisamente, la asistencia militar a los aliados en guerra. Mientras la postura dominante de los republicanos, mayoría en la Cámara Baja, es que se debe desligar la ayuda a Israel de la de Ucrania, los demócratas, que dominan el Senado, no aceptarán ninguna propuesta alternativa a la de Joe Biden, que ve imprescindible seguir financiando ambos conflictos en el interés de la “seguridad nacional”. Seguirán siendo una inmensa minoría en ambas cámaras del Capitolio las voces que piden el fin del envío de armas y el alto el fuego, como es el caso de Rashida Tlaib.