Los primeros camiones con ayuda humanitaria han entrado a Gaza a través del paso fronterizo de Rafah, que finalmente se ha abierto esta mañana para permitir el paso de 20 vehículos egipcios con suministros médicos, tras una semana de intensas negociaciones en las que han participado Estados Unidos, Israel, Egipto y la ONU.
Según el acuerdo entre las partes, este sábado sólo se ha permitido el paso de 20 camiones, todos ellos envíos de la Media Luna Roja egipcia y de Naciones Unidas, que se han entregado a la Media Luna Roja palestina al otro lado de la frontera. Esos camiones sólo transportan comida enlatada, medicinas, mantas y colchones, según la organización humanitaria.
De momento no llegarán a Gaza los tan necesitados suministros de agua y combustible, que lleva días escaseando en la Franja, donde los habitantes están expuestos a enfermedades por consumir agua no potable, además de que los hospitales se están quedando sin electricidad y varios han tenido que cerrar en los pasados días.
La Oficina de Información del Gobierno de Gaza, liderado por el grupo palestino Hamás, ha mostrado su descontento, señalando en un comunicado que “convoyes como este no cubren las necesidades de la Franja ni en cantidad ni en calidad, especialmente por la escasez de carburante, que se ha convertido en una prioridad”. Mientras, el Ministerio de Salud del enclave palestino ha lamentado que “excluir el combustible de la ayuda humanitaria significa que las vidas de los pacientes y los heridos siguen estando en riesgo” en los centros médicos y hospitales.
Sin embargo, el portavoz del Ejército israelí ha reafirmado este sábado que “el combustible no entrará en Gaza”. Israel decretó un bloque total sobre la Franja hace doce días y suspendió el suministro de agua, electricidad y combustible, en represalia por el ataque de Hamás contra el Estado judío, del que este sábado se cumplen dos semanas.
La ayuda humanitaria sólo podrá ser distribuida en el sur del enclave palestino y en ningún caso el norte, zona de la que Israel pidió la semana pasada a los civiles que se marcharan, ante una posible ofensiva terrestre que el Ejército israelí parece estar preparando. La Media Luna Roja palestina tiene previsto llevar la asistencia a sus almacenes y luego entregarla a los hospitales del sur y centro de la Franja, incluidos algunos hospitales que Israel ha pedido que sean evacuados y que, por lo tanto, podrían ser atacados por la aviación.
En la zona de la Franja al norte de Wadi Gaza residían más de un millón de personas y gran parte se habría ido hacia el centro y el sur del pequeño territorio de 40 kilómetros de longitud. Según los últimos datos de la ONU, casi un millón y medio de personas se han visto desplazadas por la violencia en las pasadas dos semanas, 544.000 se encuentran refugiadas en instalaciones de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA), la mayoría en el centro y sur de Gaza. Casi 700.000 desplazados han sido acogidos por otras familias palestinas, que les han abierto sus puertas, especialmente en Jan Younis, la localidad meridional más grande.
En esa ciudad, hoy han muerto al menos siete personas por el ataque de aviones israelíes contra dos viviendas, y otras 45 han resultado heridas, según la agencia de noticias palestifa, Wafa. Más de 4.400 gazatíes han fallecidos en la Franja desde el estallido del conflicto con Israel y más de 14.000 han sufrido heridas, de acuerdo a los últimos datos del Ministerio de Sanidad.
La ONU reclama más ayuda
El subsecretario general de Asuntos Humanitarios y Coordinador de Ayuda de Emergencia de la ONU, Martin Griffiths, se ha mostrado “confiado” en que la operación de hoy marque el inicio de un “esfuerzo sostenible para proporcionar suministros esenciales” de forma segura y sin obstáculos a la Franja. En un comunicado ha afirmado que “la comunidad internacional no puede seguir fallándoles” a los gazatíes, “donde quiera que estén en Gaza”, en el norte o en el sur. Griffiths ha lamentado que la situación humanitaria en la Franja, ya precaria antes de la guerra, “ha alcanzado niveles catastróficos” después de dos semanas de hostilidades.
Por su parte, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU ha pedido tener acceso continuado al enclave, después del envío este sábado de tres camiones cargados con 60 toneladas de productos como atún enlatado, harina de trigo, pasta, legumbres y pasta de tomate, según un comunicado. La directora ejecutiva del PMA, Cindy McCain, ha afirmado en la nota que esos alimentos se necesitaban “desesperadamente” porque las condiciones en el sur de la franja “son verdaderamente catastróficas”.
“Estos veinte camiones son un importante primer paso pero este convoy tiene que ser el primero de muchos. Debemos tener un acceso continuado y seguro para el personal humanitario y los civiles dentro de Gaza, de modo que podamos llevar estos alimentos a las personas que tanto los necesitan”, ha agregado McCain.
También los suministros médicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) han cruzado la frontera de Rafah, según el director general del organismo, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien también ha señalado que se necesita mucho más.
El Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) ha informado de que pudo introducir hoy en Gaza 44.000 botellas de agua, que son suficientes sólo para 22.000 personas durante un día, y ha pedido poder seguir enviando agua y otros bienes básicos a la Franja, donde “las necesidades son inmediatas e inmensas”. UNICEF ha asegurado que tiene suministros de emergencia para 250.000 personas en el paso de Rafah, que “pueden entrar en Gaza en cuestión de horas”, y más suministros están en camino.
“Con más de un millón de niños y niñas en Gaza enfrentándose a una crisis humanitaria y de protección crítica, la distribución de agua es una cuestión de vida o muerte. Cada minuto cuenta”, ha alertado en un comunicado la directora ejecutiva de UNICEF, Catherine Russell. “A menos que podamos proporcionar artículos humanitarios de manera continua, nos enfrentamos a una amenaza real de brotes de enfermedades potencialmente mortales”, ha agregado.
Las condiciones de Israel
Sin embargo, no será tan fácil introducir más ayuda a Gaza, porque el Gobierno israelí ha exigido ver pruebas de que los cargamentos no son confiscadas o desviadas por Hamás, antes de autorizar nuevas entregas. No está claro a qué tipo de pruebas se refiere Israel ni qué mecanismo podría establecerse para asegurar que la ayuda no acabe en manos del grupo islamista, que controla la Franja desde 2007.
Por la negativa de Israel, de momento los convoyes no incluirán combustible, que es fundamental para los generadores de los hospitales y el funcionamiento de las bombas de agua y las plantas desalinizadoras. Según datos de Naciones Unidas, la capacidad de producción de agua de la Franja está al 5% de sus niveles habituales y los cerca de 2,3 millones de residentes en Gaza sobreviven ahora con tres litros de agua por persona y día, muy por debajo de las normas internacionales de consumo mínimo.
Por su parte, el vicedirector de la Oficina de OCHA en los territorios palestinos, Andrea De Domenico, ha dicho a EFE que hay “negociaciones” en curso entre las partes concernidas para que la entrega de ayuda sea “sostenible” en el tiempo, aunque no se sabe cuándo podrán entrar nuevos cargamentos de ayuda a la Franja.
El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, ha dado las gracias en la red social X a “los socios en Egipto e Israel, y a Naciones Unidas por facilitar el paso seguro que estos cargamentos vitales” para los habitantes de la Franja y ha pedido a todas las partes que se mantenga abierto el paso de Rafah para que la ayuda siga fluyendo. Pero ha subrayado en un comunicado que Hamás no debe “interferir con la entrega de asistencia”.
La diplomacia estadounidense llegó a un primer compromiso con el Gobierno israelí para abrir Rafah hace una semana, pero Israel frustró el acuerdo e insistió en que se garantizara que los envíos de ayuda se comprobarían minuciosamente para asegurarse de que consistían únicamente en alimentos, agua y suministros médicos, y que se tomarían medidas dentro de Gaza para que la ayuda se distribuyera sin la participación de Hamás.
El presidente estadounidense, Joe Biden, consiguió que Israel aceptara la entrada de ayuda a Gaza en su visita a Tel Aviv el miércoles pasado, pero el paso fronterizo tardó otros tres días en abrirse, mientras los trabajadores egipcios reparaban los daños causados por los bombardeos israelíes en la terminal y en el lado palestino del cruce, que conecta la península del Sinaí con Gaza. Desde hace una semana, decenas de camiones están estacionados en el lado egipcio de Rafah, adonde también muchos voluntarios se han desplazado para apoyar en la preparación y entrega de la ayuda, y también para presionar para que puede ser trasladada a la Franja lo antes posible.
Además, el pacto sellado por Biden con Israel y Egipto preveía que cientos de palestinos-estadounidenses que se encuentran dentro de Gaza pudieran salir a través de Rafah, pero no parece que eso vaya a ocurrir, de momento, ya que el cruce ha sido cerrado de nuevo tras la entrega de los 20 camiones, que han regresado a territorio egipcio.
Según EFE, cientos de personas de diferentes nacionalidades, incluidos gazatíes con pasaporte extranjero –en la mayoría de los casos estadounidense–, se han dirigido este sábado por la mañana al cruce de Rafah, después de que se abriera a las 10:00 hora local (07:00 GMT), tal y como les indicó que hicieran la Embajada estadounidense en Jerusalén a través de la red social X (antes Twitter).
Anoche, dos rehenes estadounidenses, una madre y una hija de 59 y 18 años respectivamente, fueron liberadas por las Brigadas de Al Qassam, el brazo armado de Hamás, “por motivos humanitarios”, tal y como anunciaron.
Israel confirmó su puesta en libertad, tras la mediación de Qatar, y aseguró que la mayoría de los 210 rehenes capturados por el grupo islamista en Israel y trasladados a Gaza el día 7 están vivos. Puede que haya más estadounidenses entre los secuestrados, ya que 13 permanecen desaparecidos, además de una treintena de muertos confirmados en el ataque de Hamás, en el que fallecieron más de 1.400 personas en suelo israelí. Entre los secuestrados, también está un ciudadano español, tal y como han confirmado las autoridades de España e Israel.
Biden ha celebrado la liberación de las dos estadounidenses y ha prometido que no parará hasta lograr que el resto de rehenes queden en libertad: “Desde los primeros momentos del ataque, hemos estado trabajando día y noche para liberar a los estadounidenses que fueron tomados como rehenes por Hamás, y no hemos frenado nuestros esfuerzos para lograr la liberación de los que siguen retenidos”, ha dicho en un comunicado. El mandatario ha asegurado que no existe “mayor prioridad” que garantizar la seguridad de todos los estadounidenses secuestrados en el extranjero.