Yemen padece una hambruna devastadora. Según Naciones Unidas se trata de la peor crisis humanitaria del planeta en los últimos cien años, con trece millones de personas en riesgo de inanición. Los dos bandos en pugna han privado a la población yemení de su derecho al acceso a medicinas, agua y comida. Se ha utilizado, por tanto, el hambre como arma de guerra.
Los campesinos del norte del país han denunciado los ataques reiterados de la coalición liderada por Arabia Saudí sobre sus granjas, campos y cosechas, negando la producción local y dificultándola a futuro por la alta toxicidad que provocan sus bombardeos sobre la tierra. Una práctica perversa que ha aniquilado la economía rural y la forma de vida de gran parte de la población yemení que se ha visto obligada a huir a la ciudad.
Una suerte similar sufre Sudán del Sur. La violencia generalizada y el desplazamiento continuado en estos años de guerra han perjudicando especialmente las actividades agrícolas, han restringido el acceso a los campos y han destruido la economía de subsistencia de la mayoría de los hogares. Además, el gobierno sursudanés ha impedido deliberadamente la llegada de alimentos y ayuda humanitaria a una parte de la población civil.
La inseguridad alimentaria no es la única consecuencia para la población campesina.
Unos seis millones de personas en Sudán del Sur viven en áreas con presencia de minas terrestres y restos explosivos de guerra, lo que provoca un gran riesgo para los habitantes de las zonas rurales, que deben cultivar campos o circular por caminos plagados de minas.
Salama junto a su nieto gravemente enfermo vive en un pequeño campamento improvisado en Aden junto a otras 3 familias huidas de Hodeidah. No tienen ingresos y no puede comprar las medicinas que el niño necesita. Yemen. Judith Prat
El Hospital Ibn Khaldon en la pequeña ciudad de Lahj da cobertura a toda la población rural de la zona. Sala con niños enfermos de sarampión atendidos por sus madres. El hospital apenas tiene personal ya que los médicos y enfermeras llevan meses sin cobrar sus salarios, tampoco tienen personal de limpieza, ni medicinas. Yemen. Judith Prat
Las aulas destruidas por los bombardeos en el pueblo de Tahror han sido sustituidas por tiendas de campaña. Milicianos civiles del sur custodian las escuelas de niñas ante el peligro de que sean atacadas por Al Qaeda. Yemen. Judith Prat
Varias familias que huyeron de Al Jarrahi por la guerra en 2018, viven ahora en un almacén de Tahror a 50 km de Aden. Yemen. Judith Prat
Mujer y su hijo viven en una pequeña tienda en medio del desierto cerca de la ciudad de Aden tras abandonar Sabaha, su pequeño pueblo natal, por la violencia y la pobreza. Yemen. Judith Prat
Mujeres y niños desplazados por el conflicto sobreviven a duras penas en tiendas en medio del desierto de Omran a pocos kilómetros de Aden. Algunas organizaciones les proporcionan agua y comida para sobrevivir y resistir las altas temperaturas. Yemen. Judith Prat
Pequeña tienda y cuna improvisada que sirve de hogar a una familia desplazada por la guerra en Buriqa, Aden. Yemen. Judith Prat
Gordon Mathau, herido por una bomba de los rebeldes mientras trabajaba en el campo en el poblado de Bor. Ahora vive en el Campo de Desplazados de Melijo en Nimule. Sudan del Sur. Judith Prat
Achoh Yom, herida en una pierna por una mina terrestre mientras recogía la cosecha en 2014 en Bor. Ahora vive en el Campo de Desplazados de Melijo en Nimule. Sudan del Sur. Judith Prat
Achubi Achuik, perdió la pierna por la explosión de una mina terrestre cuando estaba labrando la tierra. Ahora vive en el Campo de Desplazados de Melijo en Nimule. Sudan del Sur. Judith Prat
Isaac Chol pisó una mina terrestre cuando trabaja en su granja. Ahora vive en el Campo de Desplazados de Melijo en Nimule. Sudan del Sur. Judith Prat
Gabriel Thucol, es el presidente del Campo de Desplazados de Melijo en Nimule. Perdió la vista por las heridas sufridas en un bombardeo. Sudan del Sur. Judith Prat
Ajak Deng, campesino herido por una bala mientras trabajaba en su granja en Born. Ahora vive en el Campo de Desplazados de Melijo en Nimule. Sudan del Sur. Judith Prat