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El candidato de Trump a vicepresidente se presenta como la voz de la clase trabajadora ante las “élites de Washington”

J. D. Vance, candidato de Trump a vicepresidente, durante su discurso ante la convención del Partido Republicano.

Antònia Crespí Ferrer

Milwaukee —

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Sobre el papel, James David Vance ya era un candidato imbatible para los seguidores republicanos: exmarine, red neck y self made man. Sobre el escenario se ha mostrado como la voz del cinturón industrial, “un lugar olvidado por las élites de Washington”. Con algunas frases que podrían haber salido perfectamente de la boca de un demócrata, Vance ha estado constantemente dando vueltas sobre la idea de restaurar el orgullo de la “clase media trabajadora”. Aparte de su natal Ohio, Vance no parado de hablar sobre Michigan, Wisconsin y Pensilvania. Tres estados que serán clave este noviembre y en los que Joe Biden ganó en 2020. 

Antes de que Trump anunciara su vicepresidente se había filtrado que el magnate había cambiado de opinión sobre los criterios para elegir a su segundo y que priorizaría los cálculos electorales. Eso hizo pensar que podría optar por otros candidatos más moderados en su postura. Ahora, con unas encuestas donde Trump cada vez va ensanchando la distancia que lo separa de Biden, la elección de un MAGA converso como Vance, empieza a tomar forma. El objetivo son los red neck de tres estados que serán clave este noviembre. “La visión del presidente Trump es simple: no vamos a atender a Wall Street, estamos comprometidos con el hombre trabajador”, ha dicho Vance. Esta frase, en boca de cualquier candidato demócrata, le habría valido la etiqueta de “comunista” o “radical de izquierda”. 

“Necesitamos un líder que luche para devolver las fábricas”. El partido Republicano está en sintonía con ese giro de la mayoría de la derecha (y extrema derecha) que se ve también en Europa de intentar ocupar el espacio de partido de la clase trabajadora que antes habían ocupado los partidos de izquierdas. Y Vance es el token que Trump necesitaba: su historia, publicada por él mismo y después llevada al cine, ya apela lo suficiente. 

Vance también ha intentado presentar a su partido como el partido del “diálogo”, frente a los demócratas a los que ha tratado de dibujar como una formación cada vez más cerrada por moverse a la izquierda. Es una afirmación que repiten muchos votantes republicanos a las afueras del Fisrev Forum, donde se está celebrando la convención del Partido Republicano. “¿Tendría que estar asustado de un partido que está dispuesto a debatir ideas y buscar una mejor solución? Este es el partido republicano de los próximos cuatro años”, ha asegurado el candidato del partido a la vicepresidencia. 

La idea de estar abierto al diálogo también ha reverberado cuando ha hablado sobre su corta experiencia como senador, que apenas llega a los dos años: “Ha habido momentos en que yo convencía a mis colegas y otros momentos en que ellos me convencían a mí”. Vance ha quería mostrar esta supuesta inclinación al diálogo como la base efectiva desde la que volver a reunificar el país. Ahora bien, parece que en el fondo solo hay la posibilidad de un único Estados Unidos: “Estamos unidos para ganar”. Y esta frase no deja de ser una falca electoral más. 

El atentado contra Trump también le ha servido de pretexto a Vance para señalar al partido Demócrata como propulsor de este odio hacia el expresidente. Pero también a los medios de comunicación. En reiteradas ocasiones, la mano derecha de Trump ha hecho referencia a los medios como los culpables de la polarización en el país. Una idea que también ha subrayado la nieta de Trump, Kati Trump, cuando ha subido al escenario antes de la intervención de Vance y ha asegurado que “los medios hacen que mi abuelo parezca una persona totalmente distinta de lo que es”. 

“Cuando Trump se levantó por su propio pie en ese campo de Pensilvania, toda América se levantó con él”. El republicano ha apelado a esta imagen de Trump invicto ante el intento de asesinato como ejemplo del tipo de presidente que necesita ahora Estados Unidos: “El presidente Trump voló a Milwaukee y volvió al trabajo. Ese es el hombre que he conocido en los últimos años, puede estar a punto de asesinarle y él después hace un llamamiento a la unidad”.

El color y las anécdotas han sido la parte gruesa del discurso. Vance ha ido a ganarse el público con constantes interrupciones a su discurso para bromear con los delegados republicanos y el resto de seguidores que llenaba el miércoles noche el Fisrev Forum de Milwaukee. Ha querido, y ha conseguido, mostrase como ese padre de familia que todo el mundo conoce en el pueblo, por tener buen corazón pero también por ser duro. El “family guy” que tanto retratan las películas hollywoodenses y que tan bien define los valores tradicionales del partido republicano: dios, patria y familia. “Mi mayor sueño americano fue ser un buen marido y buen padre. Es de lo que más orgulloso estoy”, ha asegurado Vance mientras el estadio rompía en aplausos. 

También ha hecho una referencia a su madre, quien estaba en la tribuna con toda la plana mayor republicana, justo al lado del speaker de la Cámara de Representantes, Mike Johnson. “Nuestro partido es el de las madres solteras que luchan con el dinero y con las adicciones. Después de 10 años, mi madre está aquí limpia y sobria”, ha asegurado Vance desde el atril mientras el estadio estallaba, una vez más, en aplausos.

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