Las flotas pesqueras y las prácticas insostenibles han ido vaciando los océanos de peces y llenándolos de plásticos. Aunque otros países también son responsables de la sobrepesca –incluida España—, China tiene una mayor responsabilidad. Y ahora sabemos cuánta: dispone de casi 17.000 buques capacitados para la pesca en alta mar, como revela por primera vez un informe del Overseas Development Insitute de Londres.
En el equipo de investigadores del Overseas Development Insitute de Londres hemos tenido acceso a la mayor base de datos del mundo de barcos pesqueros. Combinando estos datos con datos satelitales del sistema de identificación automática –que indican sus movimientos—, podemos observar el comportamiento de la flota china durante dos años (2017 y 2018) y analizarlos con técnicas de big data, algoritmos de machine learning y sistemas de información geográfica para describir la flota y analizar cómo se comporta.
Y lo primero que notamos es que la flota pesquera de China es de cinco a ocho veces mayor que lo estimado en cualquier cálculo anterior. Identificamos un total de 16.966 buques pesqueros chinos capacitados para pescar en “aguas distantes”. Otros informes anteriores infravaloraban por mucho las dimensiones de la flota china.
¿Por qué es esto importante? Si la flota de China es entre cinco y ocho veces mayor que las estimaciones anteriores, sus impactos son inevitablemente más importantes de lo estimado hasta ahora. Esto es clave por dos razones. Primero, porque millones de personas en áreas costeras de los países en desarrollo dependen de los recursos pesqueros para su subsistencia y seguridad alimentaria. Segundo, debido a este aumento extraordinario es difícil monitorear y controlar las actividades de pesca en aguas distantes de China.
Otro patrón que observamos es el tipo de pesquero más frecuente en esta flota es el arrastrero. La mayoría de estos arrastreros chinos pueden practicar la pesca de arrastre de fondo, que es la técnica de pesca más dañina que existe. Identificamos unos 1.800 arrastreros chinos, que son más del doble de lo que se había calculado hasta entonces.
Falta de transparencia en la propiedad de los buques
Además, solo 148 buques chinos estaban registraron en países comúnmente considerados como banderas de conveniencia, que tienen estándares de monitoreo más bajos que un pabellón nacional. Esto muestra que los incentivos para adoptar banderas de conveniencia son pocos dada la regulación relativamente laxa de las autoridades chinas.
Finalmente, de los cerca de mil buques registrados fuera de China, más de la mitad tienen pabellones africanos, especialmente en África occidental, donde la aplicación de la ley es limitada y los derechos de pesca a menudo se limitan a los buques registrados en el país, lo que explica que estos buques chinos hayan adoptado banderas locales.
¿Qué se puede decir sobre la propiedad de estos buques pesqueros? Es muy compleja. Analizamos una submuestra de aproximadamente 6.100 embarcaciones para descubrir que solo ocho compañías poseían u operaban más de 50 embarcaciones cada una. Es decir, en apariencia hay muy pocas grandes empresas pesqueras chinas ya que la mayoría de los buques son propiedad de pequeñas o medianas compañías. Sin embargo, esto es solo una fachada, ya que muchas de estas empresas parecen ser subsidiarias de corporaciones mayores, lo que sugiere alguna forma de control más centralizado. Esta falta de transparencia obstaculiza los esfuerzos de monitoreo y los intentos de garantizar que los responsables de la mala práctica rindan cuentas.
Pero otra faceta interesante de la estructura de propiedad es que la mitad de los 183 buques sospechosos de estar involucrados en la pesca ilegal, no declarada o no reglamentada son propiedad de un puñado de compañías, y también que varias de ellas son empresas paraestatales. Esto significa que centrarse en ellas podría resolver muchos problemas porque estas empresas poseen otros buques.
Las empresas chinas actúan con poco control y negocian sus propios accesos a las pesquerías de los estados costeros de países en desarrollo, especialmente en África occidental. Esta laxitud contrasta con la política de la Unión Europea de reducir su flota pesquera y ejercer un mayor control sobre sus operaciones globales.
Las flotas pesqueras mundiales, no solo las chinas, deben ser más transparentes en cuanto a su tamaño y operaciones, para evitar una sobrepesca de los recursos pesqueros ya insostenibles.
Miren Gutiérrez es directora del programa de posgrado “Análisis, Investigación y Comunicación de Datos”, profesora de Comunicación de Deusto e investigadora asociada del Overseas Development Institute (ODI), en Londres, y de Datactive, de Amsterdam.