Nueva York protesta contra el racismo y el abuso policial: “Es una vergüenza nacional que esto suceda constantemente”
Centenares de ciclistas vestidos de rojo, en representación de la sangre de las minorías derramada en las calles de Estados Unidos debido al racismo y la brutalidad policial, tomaron este sábado los sitios más icónicos de Nueva York, gritando a todo pulmón, “Sin justicia no hay paz”. Los manifestantes gritaban también los nombres de las últimas personas que han fallecido a manos de la Policía, como Daunte Wrigh, afroamericano de 20 años que murió tras ser disparado por una agente que confundió su pistola con la pistola taser, o Adam Toledo, un latino de 13 años que murió con las manos en alto y desarmado. El policía que le disparó dijo creer que tenía una pistola.
Desde el puente de Brooklyn hasta la Quinta Avenida, pasando por Central Park o Times Square, los ciclistas paralizaron el tráfico de calles clave. Tras 22 marchas, Street Rides NYC formó un equipo de unos 30 voluntarios, unos eran “bloqueadores”, encargados de cortar las calles con sus vehículos para asegurar que ningún coche atraviesa la marcha, y otros recorrieron la protesta de principio a fin para asegurar que el ritmo fuera unánime.
Tan solo son eran dos los ciclistas posicionados de manera transversal en la parte sur del puente de Brooklyn y responsables de bloquear el tráfico en la pasarela de casi 500 metros mientras que centenares de ciclistas alzaban sus puños al aire y otros le sacaban el dedo al helicóptero de la policía.
Los activistas a pedales que participaron en la protesta iban desde niños de dos años sentados en sillitas a la espalda de sus padres, hasta jubilados. “El último año ha sido increíblemente violento hacia las personas de color, ya sean negros o asiáticos, en este país. Es una vergüenza nacional que esto suceda constantemente. La única manera en la que se me ocurre que puedo ayudar es saliendo a la calle, además así libero frustración”, dijo Hyon Mi Chang, una asiático-americana de más de 50 años. Era la primera vez que participaba en este tipo de protestas.
Will Pattersos contó que empezó a participar en las marchas a pedales en mayo del año pasado, tras la muerte de George Floyd y que, después de parar durante el invierno, volvió a montarse en la bicicleta este marzo cuando empezó el juicio contra el exoficial de la Policía de Minneapolis, Derek Chauvin, acusado de su muerte. “Es bueno salir, hacer algo con la comunidad y defender algo que es más grande que uno mismo”, aseguró el afroamericano.
La clave para David Foote, un joven publicista que ha customizado su casco con las iniciales del movimiento de Black Lives Matter (Las vidas negras importan), está en la “perseverancia” y la “continuidad” y pone como ejemplo a Rosa Parks, quien el 1 de diciembre de 1955 se negó a ceder su asiento a un blanco y desplazarse a la parte trasera del autobús en Alabama, acto por el que fue arrestada. Esta activista afroamericana tuvo que esperar hasta el 21 de diciembre de 1956 a que el Tribunal Supremo declarara inconstitucional los autobuses segregados, medida que se tomó después de que la comunidad afroamericana hiciera un boicot de 381 días.
La respuesta del resto de neoyorquinos ante estas protestas suele ser positiva, los conductores animan tocando la bocina o sacando sus puños por las ventanillas y los viandantes aplaudiendo o sacando fotos. Según uno de los organizadores del equipo de Street Rides NYC, Rico Washington, durante una protesta puede suceder de todo. Es por ello por lo que el papel de los bloqueadores es clave. “Además de parar el tráfico, son los encargados de mantener el contacto visual con ellos -los conductores- y de, si tienen alguna pregunta, contarles lo que está pasando, como que la marcha cortará el tráfico por tan solo unos minutos y no media hora o una hora”, explicó el activista afroamericano.
Washington también destaca que únicamente los miembros del equipo saben cuál será el recorrido, ya que sólo comparten el punto de partida de las protestas en las redes sociales. Las protestas sobre ruedas pueden entre cuatro y cinco horas.
A diferencia de las marchas del año pasado, este año las protestas no solo se han centrado en denunciar la violencia contra la comunidad afroamericana, sino también contra otras minorías como la asiática. En la marcha XXI, celebrada el 27 de marzo, el color de las camisetas fue el amarillo y el lema: “Marcha solidaria contra el odio: de Chinatown a Chinatown”.
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