Los conservadores de Finlandia intentarán formar un gobierno de coalición con la ultraderecha
El líder del partido conservador finlandés Kokoomus, Petteri Orpo, vencedor de las elecciones legislativas del 2 de abril, ha anunciado este jueves que intentará formar gobierno con el ultraderechista Partido de los Finlandeses y otras dos pequeñas formaciones de derechas.
Tras mantener contactos con todos los partidos con representación parlamentaria, Orpo ha decidido finalmente invitar al gabinete al Partido de los Finlandeses, actualmente la segunda fuerza política del país nórdico, el Partido Popular Sueco (SFP) –representante de la minoría suecohablante de Finlandia– y los democratacristianos.
“Tengo la firme convicción de que con estos partidos podemos realmente lograr las reformas necesarias y que, incluso en tiempos difíciles, habrá un espíritu común para resolver los problemas”, ha dicho Orpo en rueda de prensa.
Las negociaciones comenzarán el martes
Los cuatro partidos, que juntos suman 108 de los 200 escaños del Eduskunta (Parlamento finlandés), tienen previsto iniciar el próximo martes las negociaciones para consensuar el futuro programa de Gobierno y el reparto de las carteras ministeriales.
La fragmentación del voto en las pasadas elecciones, en las que ningún partido alcanzó el 21% de los sufragios, obligó a Orpo a buscar alianza de al menos cuatro formaciones para crear una coalición con mayoría parlamentaria.
Dadas las diferencias insalvables entre la ultraderecha y los socialdemócratas de la hasta ahora primera ministra, Sanna Marin, el líder conservador ha escogido a su principal socio de Gobierno entre ambos partidos.
Políticas de austeridad
La negativa de los socialdemócratas a aplicar recortes en la educación, la sanidad y los servicios sociales ha terminado por inclinar la balanza a favor del Partido de los Finlandeses, el grupo más partidario de las políticas de austeridad que persiguen los conservadores finlandeses.
Orpo tiene intención de rebajar la presión fiscal y llevar a cabo un ajuste presupuestario de 6.000 millones de euros durante los próximos cuatro años, mediante la reducción del gasto público y el aumento de la productividad y la tasa de empleo.
Sin embargo, las negociaciones entre las dos grandes fuerzas de la derecha no serán fáciles, dado que mantienen grandes diferencias en asuntos como la inmigración y las políticas europeas y medioambientales.
Los conservadores son proeuropeístas y quieren atraer a trabajadores de fuera de la Unión Europea para paliar la falta de mano de obra, mientras que la formación ultraderechista es euroescéptica y su mayor prioridad es endurecer las políticas de inmigración y asilo.
De alcanzarse un acuerdo, será la segunda vez que la ultraderecha acceda al Gobierno finlandés, del que ya formó parte entre 2015 y 2017 junto al Partido de Centro y los conservadores.
Aquella coalición no logró mantenerse en el poder mucho tiempo ya que los centristas y los conservadores expulsaron del Ejecutivo al Partido de los Finlandeses mediada la legislatura.
El motivo de la ruptura fue el giro a la ultraderecha que dio esta formación con la elección como presidente de Jussi Halla-aho, representante del ala más radical y principal mentor político de la actual líder, Riikka Purra.
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