Se esperaba una noche electoral en Finlandia con resultados extremadamente ajustados, y finalmente ha sido así. En las elecciones parlamentarias en el país nórdico, el partido conservador Kokoomus (20,8%) se ha impuesto con un estrecho margen frente a la ultraderecha del Partido de los Finlandeses (20,1%), que ha conseguido los mejores resultados de su historia, y el partido socialdemócrata (19,9%). La hasta ahora primera ministra Sanna Marin no ha logrado la reelección en el cargo pese a conseguir mejorar sus resultados electorales tras una legislatura donde tuvo que lidiar con la gestión de la crisis de la COVID-19 y el proceso de adhesión de su país a la OTAN. Alrededor de las diez de la noche, antes de que terminara el recuento, Marin ha admitido su derrota: “Hemos aumentado en número de votos y en escaños, es una muy buena actuación y estoy agradecida por el trabajo hecho hasta ahora”, ha dicho.
Las palabras de Marin contrastaban con el entusiasmo del líder conservador Petteri Orpo, que gritaba “¿Sabéis qué?¡Victoria!” frente a sus seguidores. En su discurso, Orpo atribuyó la victoria de su partido a la insatisfacción que ha producido el anterior Gobierno liderado por Marin, ya que menos los socialdemócratas, todos los partidos que formaron parte del Ejecutivo han empeorado sus resultados.
El líder conservador también recibió enseguida la felicitación de la líder del partido de ultraderecha, Riika Purra, que tampoco podía esconder la emoción de haber sido la candidata más votada en todo el país en un sistema de listas abiertas. Los buenos resultados conseguidos por la formación conservadora, y por la extrema derecha, confirman el giro ideológico en el país nórdico tras un anterior gobierno de coalición de centroizquierda.
Tras la noche electoral, Petteri Orpo (53 años), está llamado a ser el nuevo primer ministro del país. Anteriormente, Orpo ya había ocupado los cargos de ministro de Agricultura, Interior y finanzas, desplegando una política fiscal conservadora que pretende continuar ahora en su nuevo mandato. Con los resultados de anoche, el partido de los conservadores tiene dos opciones claramente opuestas para buscar su mayor socio de gobierno. En las negociaciones para formar el nuevo gabinete, Orpo deberá elegir si prefiere formar un gobierno de frente amplio con los socialdemócratas, o de lo contrario, elige formarlo con el Partido de los Finlandeses. Las dos opciones necesitarán el apoyo de formaciones más pequeñas para llegar a la mayoría de 100 escaños en el parlamento, lo que hace prever unas negociaciones largas y complejas tras las elecciones.
Frente amplio entre conservadores y socialdemócratas
Históricamente en Finlandia ha habido una tradición política de consenso que ha dado lugar múltiples veces a la formación de gobiernos de frente amplio con hasta seis partidos. La última vez que el Partido conservador y los socialdemócratas formaron parte del mismo ejecutivo fue en el año 2014 junto a otras tres formaciones (Liga Verde, Democratacristianos y Partido Popular Sueco). A pesar de una campaña electoral de los conservadores centrada en lanzar duras críticas al Gobierno de Marin por su gestión económica y el incremento de la deuda pública, tras las votaciones Kokoomus no tiene más remedio que pactar con los socialdemócratas si quiere evitar formar un ejecutivo con la ultraderecha populista.
Sin duda, la economía será el hueso más duro de roer sobre la mesa de negociaciones entre los conservadores y los socialdemócratas. Durante la campaña se ha hecho más que evidente que el modelo de los dos partidos para recortar el incremento de la deuda, que en los últimos cuatro años ha subido hasta el 73% respecto el PIB, resulta frontalmente opuesto. La receta de los conservadores pasa por ahorrar en los próximos años seis mil millones de euros, aplicando recortes en la administración pública, las ayudas al desempleo y otros servicios sociales.
Desde el partido Socialdemócrata han acusado a los conservadores que su plan de ahorro supondría un tijeretazo profundo a todos los servicios básicos del estado del bienestar, mientras que ellos, en cambio, apuestan por inversiones que favorecerían el desarrollo económico y a subidas temporales de los impuestos. En un posible acuerdo entre conservadores y socialdemócratas, los analistas en los medios de comunicación finlandeses especulan con el rol que tomaría Sanna Marin. La ex primera ministra representa sin duda una baza muy popular para los socialistas y algunos la sitúan como futura ministra de Exteriores, mientras que otros apuntan más alto y la perfilan como posible candidata a ocupar la presidencia del país.
Giro a la derecha con el Partido de los Finlandeses
De lo contrario, si los conservadores optaran por una coalición de gobierno que incluyera el Partido de los Finlandeses, los dos partidos coincidirían en la necesidad de aplicar medidas de austeridad para redirigir la economía, pero también tendrían importantes temas sobre la mesa que complicarían un acuerdo.
El primero y más obvio serían las políticas migratorias, el auténtico caballo de batalla del partido de ultraderecha liderado por Riikka Purra. Desde el partido conservador, una de las medidas propuestas en campaña para desarrollar la economía es atraer a más trabajadores extranjeros, también de fuera la UE, para suplir la escasez de mano de obra que afecta a amplios sectores en el país. Esta propuesta choca frontalmente con los postulados del partido de Purra, que afirmó en repetidas ocasiones durante la campaña que su objetivo era eliminar la llegada de inmigrantes de países en desarrollo de fuera de la UE.
Sin embargo, las diferencias entre conservadores y el Partido de los Finlandeses no terminan aquí. En el país nórdico se ha convertido en un tema de gran polémica el hecho de que la masa de bosques que cubre el país, debido a la tala agresiva, ya no constituye un sumidero que compensa las emisiones de CO2 que emite el sector de la industria forestal. Desde el Partido de los Finlandeses se defiende no limitar la tala de árboles, hecho que va en contra del objetivo aprobado por el parlamento en la anterior legislatura de que Finlandia se convierta en un país neutro en emisiones de CO2 en el año 2035, y que también defiende el Partido de los Conservadores. El partido populista liderado por Purra, en su programa, también menciona otras medidas polémicas en torno al medio ambiente, como eliminar el Ministerio de Medio Ambiente y cortar las subvenciones para favorecer la transición verde.
Además, más allá de la inmigración y la economía, a largo plazo el Partido de los Finlandeses defiende llevar a cabo un “Fixit”, es decir, sacar a Finlandia de la UE. Esta medida no es respaldada por ninguna otra formación del Parlamento, más bien lo contrario, ya que en un país pequeño como Finlandia la pertenencia en la UE tiene un consenso social muy amplio.