Mauricio Macri recibió un contundente rechazo en las urnas este domingo y será muy difícil que logre la reelección como presidente de Argentina. La fórmula de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner alcanzó el 47% de los votos y lo superó por quince puntos, dejando al peronismo a un paso de volver a la Casa Rosada. La contundente derrota del macrismo ha desatado este lunes el pánico en los mercados, que han reaccionado con una devaluación del peso que alcanzó el 30%.
El precio del dólar trepó a los 60 pesos, frente a los menos de 45 a los que cotizaba el viernes. Además, las acciones de las empresas argentinas caían estrepitosamente en su cotización en Wall Street. En la Casa Rosada, el silencio ha sido toda la respuesta del Gobierno en las primeras horas del día.
El domingo por la noche Macri reconocía su derrota antes de que se difundieran los datos oficiales: “Hemos tenido una mala elección”. También aseguró que inmediatamente se pondrá a trabajar para revertir estos resultados en Octubre, cuando se realicen las elecciones generales y vinculantes. La tarea será cuesta arriba, su partido también perdió por 17 puntos los comicios para gobernador de la Provincia de Buenos Aires, el distrito más poblado del país, y apenas logró imponerse en Córdoba y la Capital Federal, cuna política de Macri.
“Gracias a todos y a todas las argentinas que confiaron, gracias de corazón, porque estábamos seguros que la Argentina necesitaba terminar con este tiempo y construir otra historia”, señaló Alberto Fernández minutos después de conocerse los resultados. “A partir de hoy se acabó el concepto de venganza y de grieta”, destacó en seguida anticipándose a un discurso del oficialismo que seguramente busque extremar la polarización antes de los comicios de Octubre para convencer a los votantes que prefirieron otras fuerzas políticas. “No venimos a derrotar un regimen, sino a crear una nueva Argentina”, concluyó ante un enfervorizado auditorio de más de cuatro mil personas que colmó la sede del Frente de Todos, el espacio político que logró nuclear a casi todo el amplio espectro peronista.
Un tono muy parecido había usado un rato antes la ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner, que habló primero y cuya intervención se transmitió por pantalla gigante, ya que se encontraba en Río Gallegos, capital de la austral provincia de Santa Cruz. Allí tiene residencia y por tanto allí debía votar. “Sabemos que tenemos que llegar a todos y a todas. A los que nos votaron y a los que no”, explicó. “Todos debemos escuchar la voz de las urnas para intentar que la Argentina tenga la posibilidad de ser una opción mejor, más feliz”, agregó.
Como contó eldiario.es, Cristina fue la gran protagonista del triunfo de ayer. La mujer que hace cuatro años dejó la Casa Rosada nunca cedió el centro de la escena política e incluso fue quien nominó a Alberto Fernández como candidato a presidente. También fue el centro de las críticas de la alianza electoral de Macri durante la campaña. Algo que seguro se profundizará en los próximos días aprovechando las causas judiciales por corrupción que aún tiene abiertas.
Pero las elecciones del domingo no solo avizoran un cambio presidencial y de gobernador en la Provincia de Buenos Aires. También se votaron candidatos para disputar 130 bancas de diputados nacionales y 24 de senadores (Argentina tiene un sistema bicameral como Estados Unidos). Si se repitieran los comicios en Octubre el peronismo podría alcanzar el quórum propio, es decir, el número mínimo de legisladores necesario para debatir y votar los proyectos de ley. Esto podría sacar al Congreso de la parálisis que vivió este año en el que Cambiemos evitó pasar por el recinto medidas que podían afectar su imagen.
El peronismo también pudo cerrar el día festejando un rotundo triunfo en la única elección vinculante de la jornada. Alicia Kirchner, hermana del fallecido ex presidente y cuñada de la actual candidata a vice, reeligió como gobernadora de la provincia de Santa Cruz.
Y mientras el peronismo celebraba, el oficialismo se sumía en la preocupación. Anoche ya improvisaron una reunión de funcionarios jerárquicos en la sede de campaña de Cambiemos y comenzaron a circular versiones de posibles cambios en el gabinete. El gobierno sabe que tiene dos meses todavía, pero la diferencia parece irremontable aún para los más optimistas.
¿Para el gobierno aún hay esperanza?
El único dato alentador para Macri es que para casi todos los cargos en juego los comicios no fueron vinculantes. Se trató de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), un mecanismo creado en el año 2009 para permitir que todos los votantes participen de las internas de los partidos para elegir sus candidatos sin necesidad de que estén afiliados. Sin embargo, como todas las fuerzas políticas presentaron listas únicas para los cargos nacionales, lo que se vio fue la encuesta electoral más representativa posible. De hecho, votó un 75,85% del padrón, una proporción mayor a la que participó de las elecciones generales españolas (71,76%).
Si bien es un número considerable, para la Argentina es inferior al que habitualmente vota en las elecciones generales. En los comicios presidenciales de 2015, por ejemplo, de las PASO participó un 74, 91% del padrón y en las generales la cifra llegó al 81, 07%. Eso significó que se sumaran dos millones de votantes nuevos que en aquel momento fueron muy útiles para la estrategia macrista. Los encuestadores caracterizan a este grupo como “desencantado de los partidos”. Una línea permeable a inclinarse por Cambiemos ya que suele apelar a un discurso considerado “apolítico”.
En aquella instancia a Macri le funcionó. Había quedado a ocho puntos de Daniel Scioli, el candidato del peronismo, en las PASO (30% vs 38%). Y logró achicar esa diferencia a tres (34% vs 37%). Eso forzó a un desempate entre los dos principales rivales y terminó dándole un triunfo a Macri con el 51% de los votos. El recuerdo ilusiona al entorno del actual presidente, pero la remontada en esta oportunidad deberá duplicar a la anterior. Y lo que más preocupa es que esta vez quedaron a más de 2,3 millones de votos de diferencia. Asi que ni siquiera consiguiendo que todos los que se quedaron en sus casas ahora los voten a ellos les alcanzaría.
Su estrategia, entonces, deberá apuntar a lograr que aquellos que hayan elegido otros partidos cambien su decisión en Octubre y lo acompañen. Por eso apuntará a polarizar la elección apelando al “voto útil” y continuará la campaña de demonización del kirchnerismo. La semana pasada ya había iniciado ese camino con mensajes en su cuenta de Twitter en los que se planteaba un antagonismo entre su propuesta y la de los “mafiosos, corruptos, delincuentes y narcotraficantes”. La dificultad con la que se encontrará es que ahora deberá explicarle a quienes no lo votaron en las PASO que no se refería también a ellos.
Una jornada de votación tranquila y las dudas sobre el manejo de la información
La jornada electoral transcurrió sin mayores controversias. El único dato que llamó la atención durante los comicios fueron las denuncias de que las boletas de Cambiemos llegaron a varias escuelas dobladas ocultando el tramo que correspondía al candidato presidencial. Esta estrategia buscó evitar que la imagen de Mauricio Macri afecte el resultado de los demás candidatos de su partido que van pegados a él en la boleta. Pero no resultó efectiva al final.
Lo que dejó más lugar a dudas fue el desempeño del Ministerio del Interior, Obras Públicas y Vivienda en su tarea de llevar a cabo el recuento de votos. La entrega de datos se demoró una hora y media más del tiempo previsto. Incluso los primeros datos oficiales se publicaron quince minutos después de que Macri hubiera reconocido la derrota. La pregunta que quedó en el ambiente es si contaba con información antes que los demás.
El ministro Rogelio Frigerio dijo que no. Que probablemente se había expresado sobre bocas de urna y datos de los fiscales distribuidos por los colegios donde se realizó la votación. Argumentó que la demora en hacer públicos los datos oficiales fue a raíz de que la Justicia Electoral les había pedido que dieran difusión a los resultados provisorios recién cuando contaran al menos con un 10% del padrón procesado de los cuatro distritos principales (Córdoba, Santa Fe, Provincia de Buenos Aires y la Capital Federal). Desde el Ministerio dijeron que la demora fue específicamente porque aguardaban los datos de la Provincia de Buenos Aires. Sin embargo cuando los hicieron públicos ya estaba procesado el 39,36% de esa jurisdicción.
Los funcionarios se negaron a responder al respecto. Apenas felicitaron a la fuerza política ganadora y repitieron lo que había dicho el presidente minutos antes: que les tocaba escuchar a las urnas y trabajar para revertir la situación. Al parecer les queda poco tiempo.