Corea del Norte ha disparado una serie de proyectiles no identificados apenas cuatro días después de realizar otro lanzamiento, según ha informado el Estado Mayor Conjunto surcoreano (JCS).
“Corea del Norte ha disparado los proyectiles en dirección este hacia las 16.30 hora local (7.30 GMT) desde el área de Sinori, en la provincia de Pyongan del Norte”, según el breve comunicado publicado por el JCS.
Este lanzamiento se produce después de que el sábado pasado Pionyang disparara varios proyectiles, incluyendo aparentemente misiles de corto alcance, un gesto que se interpreta como un modo de presión a Seúl y Washington para que ablanden su postura en pleno atasco de las negociaciones sobre desnuclearización.
Corea del Norte posee una base de misiles en Sino-ri, una instalación ubicada en el condado de Unjeon (unos 75 kilómetros al noroeste de Pionyang), que ha jugado un importante papel en el desarrollo de misiles de alcance intermedio para el ejército norcoreano.
El nuevo ensayo armamentístico norcoreano coincide con la visita a Seúl del enviado especial de Estados Unidos para Corea del Norte, Stephen Biegun, para tratar la actual situación en la península tras la fallida cumbre de Hanói y las últimas acciones norcoreanas.
En Hanói, Pionyang abogó por un proceso gradual de desnuclearización acompañado del levantamiento paulatino de sanciones, algo que Washington, que apuesta por un desarme integral e inmediato, consideró inaceptable.
El lanzamiento de misiles del pasado sábado
Corea del Norte realizó el sábado pasado unas maniobras castrenses para probar lanzacohetes “de grueso calibre y largo alcance y armas tácticas teledirigidas”, según confirmó el gobierno de Pionyang, una acción que desató momentos de tensión en la región durante la jornada.
En estos ejercicios, en la costa oriental del país, participó el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, según informó el domingo la agencia norcoreana KCNA. “Tras determinar el orden y el procedimiento de ataque artillero, él dio la orden de fuego”, agregó la agencia.
El lanzamiento derivó en conversaciones telefónicas entre autoridades de Corea del Sur, Estados Unidos y Japón, ante la preocupación de que el régimen de Pionyang hubiera decidido reanudar el programa balístico que tenía interrumpido durante meses.
Según KCNA, los ejercicios castrenses tenían como objetivo “evaluar e inspeccionar la capacidad operativa y la precisión de cumplimiento de fuego de los lanzacohetes reactivos de grueso calibre y largo alcance y las armas tácticas teledirigidas y la eficiencia en combate de los armamentos”.
Todo ello, agregaba la nota de la agencia oficial, para comprobar el grado de movilización de los efectivos artilleros.