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OPINIÓN | La jeta y chulería de Ábalos la paga la izquierda, por Antonio Maestre

“Están utilizando armas fuera de la democracia y de los derechos humanos para que no vuelvan los proyectos progresistas a América Latina”

Rafael Correa acaba de ser vinculado judicialmente con el intento de secuestro del opositor Fernando Balda en 2012. La Corte Nacional de Justicia basa el caso contra Correa solo en un testimonio de un testigo que está colaborando con la Fiscalía y que dice que una tercera persona le habló de que el expresidente ecuatoriano dio la orden del secuestro. La jueza Camacho ha dictaminado que Correa tenga que presentarse cada 15 días, a partir del 2 de julio, ante el tribunal en Quito.

Correa, que reside en Bruselas –su esposa es belga–, denuncia la “judicialización de la política” y considera excesivas unas medidas cautelares ante “la ausencia de pruebas de nada”. El instituto Lawfare, especializado en estudiar casos de abuso judicial y mediático a personas públicas, ha aceptado revisar el caso ecuatoriano por encontrar indicios. Correa, de visita en Madrid para reunirse con dirigentes políticos y abogados para explicar su caso y debatir la estrategia de defensa en Europa, recibe a eldiario.es en su hotel.

En los últimos días una jueza en Ecuador le ha vinculado con un secuestro de un miembro de la oposición en 2012.

Es una estrategia regional, que viene desde el norte. Han planificado la captación de la justicia y lo están aplicando en Brasil contra Lula, en Argentina contra Cristina [Fernández de Kirchner], en Ecuador la aplicaron con [el exvicepresidente] Jorge Glas y ahora vienen contra mí. Desde enero he recibido acusaciones por ventas petroleras mal hechas, por contratos petroleros mal hechos, por tráfico de influencias, por sobreendeudamiento –que aunque fuera verdad no sería un acto criminal–, por vínculos con las FARC, y como todo eso se les derrumbó, ahora resulta que somos secuestradores, ¿no?

¿Cuál es el problema en este último caso? Que usan testigos falsos, porque pruebas jamás las van a obtener, porque no tengo nada que ver. Es algo increíble: un supuesto exceso policial en 2012 en Colombia, y el culpable es el presidente de la república. Incluso en 2013 la víctima presenta una acusación particular, pero no contra mí, pero vieron la oportunidad para ir tras el presidente.

Ahora, es tan fácil como esto: exíjanle a su gobierno que pida un nombramiento del fiscal independiente y no nombrado a dedo. Con la finalidad de meter preso a Correa, porque no hay ningún indicio, ningún elemento procesal para vincularme. Pregunten cómo se nombró el consejo de la judicatura. Defenestraron el anterior consejo, y nombraron el nuevo a dedo, como a la contraloría [entidad fiscalizadora encargada de velar por el cumplimiento de los procedimientos administrativos y presupuestarios del Estado].

Están poniendo a dedo a las autoridades, fuera de cualquier marco constitucional. ¿Cómo va a haber un proceso justo? Esto sería un claro caso de lawfare, de judicialización de la política.

También ha habido denuncias de lawefare en lo que está pasando en Brasil o incluso Argentina. ¿Por qué los Estados no han conseguido tener esa independencia judicial?lawefare

Una gran pregunta. Primero, debe ver la doble moral internacional. Si lo de Lula estuviera pasando con un opositor político venezolano, estaría invadida Venezuela. O a mí, con cinco o seis procesos penales en pocos meses. Porque son a los líderes de izquierdas a los que hacen esto. Tienen una gran doble moral internacional.

¿Por qué no hay esa independencia? Porque somos países con una institucionalidad muy débil y, lastimosamente, el que cumple pierde. Nosotros cumplimos, hicimos una reforma con del poder judicial con una consulta popular. Empezó a haber mucha mayor transparencia, concurso de méritos para los jueces, para fiscales, públicos... Yo ni conozco a los jueces de la corte nacional. Pero como cumplí, perdí. ¿Por qué? Porque entonces apenas llegaron ellos, con la complicidad de la prensa, se hicieron con la justicia y hoy tenemos fiscales cuya misión es meternos presos, y jueces que ceden ante la presión.

En economía, perdonen mi formación como economista, se llama el “lema del prisionero”. El que cumple va a perder. La estrategia dominante es hacer trampa.

Ha habido diez años en que se trató de construir institucionalidad, jueces, fiscales, defensores públicos, elegidos por su merecimiento y de forma transparente. Pero todo eso nos perjudica, ¿por qué? Porque ahora vienen ellos con la prensa, con poderes fácticos, cooptan la justicia y tenemos esta persecución terrible.

Ahora le piden que compadezca cada 15 días en los tribunales ante el juzgado, ¿lo piensa hacer?

Imagínese el insulto, ellos saben que estoy residiendo en Bélgica, imagínese la contradicción jurídica. El fiscal pide que me presente periódicamente, ni siquiera dice cada 15 días, en una delegación diplomática en Bélgica o en Europa. Y la jueza impone algo mucho más allá de lo que pide el fiscal, que me presente cada 15 días en Ecuador, cuando sabe que estoy residiendo en Bélgica. Me piden un imposible ¿para qué? Para decir que incumplió la medida cautelar, pedir una orden de prisión, tratar de humillarme a nivel internacional. Aunque yo creo que los humillados van a ser ellos, porque en ningún país con institucionalidad van a aceptar una orden de prisión así, una extradición, con tan clara persecución política.

Interpol jamás se va a prestar para eso, porque van a quedar en ridículo. Pero ¿qué permite eso? Si no me puedo presentar al juicio y en ausencia no me pueden juzgar, queda pendiente la causa hasta que prescriba: esos son ocho, diez años, y con eso sacan a Correa del juego político. Lo que buscan, además, es satisfacer sus odios, y nunca subestime el odio.

Es un odio profundo, porque los derrotamos diez años, 14 elecciones les ganamos y triplicamos la recaudación de impuestos, incautamos 200 empresas de banqueros corruptos, hasta una cosa tan sencilla y por consulta popular se prohibieron las corridas de toro en Quito. Y el dueño de la plaza de toros es el dueño del canal TeleAmazonas, y perdió millones y pues nos odia.

Entonces, además del odio, también hay objetivos políticos: sacar a Correa de la esfera política, porque saben que si mañana fueran las elecciones presidenciales y yo pudiera ser candidato, no me iban a derrotar.

¿Entonces tiene tomada la decisión de no acudir?

Estamos evaluando con mis abogados… A mí me molestan ciertas cosas, pero tengo algunas cuestiones familiares: mi hija sufrió un accidente de tráfico grave y no puedo descuidar a mi familia en este momento.

¿A qué cree que responde que el actual presidente, que viene de su movimiento, este reaccionando de esta manera con usted?

Ha sido un impostor profesional, un lobo disfrazado de cordero, sin convicciones, pero yo creo que también hay algo patológico. Algunas veces, las personas que han sufrido una tragedia como la que él sufrió –él era un deportista, le metieron un balazo en la espalda y quedó condenado a una silla de ruedas– guardan una amargura, una frustración con la vida, una frustración hacia los demás que no han sufrido esta desgracia que cuando tienen poder deforman esa amargura.

Nosotros creemos que va por ahí también el asunto, porque es demasiado grave ya, es patológico. O sea, es destruir a Correa, todo lo que significa Correa. Entregarse totalmente a nuestros enemigos. Si decimos “A”, ellos tienen que hacer “Z”, si decimos blanco, ellos tienen que hacer negro. Ya es algo realmente patológico y están destrozando el país.

Acaba de haber elecciones en Colombia, Petro ha quedado a poco de ganar, pero se ha impuesto el candidato uribista. ¿Está habiendo reflujo de las fuerzas progresistas en América Latina?

Es claro que cambió el equilibrio geopolítico, sobre todo en 2014. Lo dijimos en ese momento. Enfrentamos una coalición jamás vista, ni para una elección a nivel nacional, con claros vínculos con el extranjero, con recursos ilimitados, y frente a eso, lo dije, hay una restauración conservadora. Diez años les hemos derrotado, permanentemente. Pero ya salieron de ese aturdimiento. Ahora tienen articulación nacional, internacional, tienen sus medios de comunicación, articulados también. Y tienen discursos.

Además, desde 2014, América Latina empezó una recesión, y son muy hábiles con sus medios de comunicación para decir que son unas políticas de izquierda las que han fracasado. Cuando antes, con esas recesiones venían los paquetazos del fondo monetario y aumentaba la pobreza.

Nada de eso pasó, pero sí hubo decrecimiento, desempleo, y lo aprovecharon muy hábilmente para decir que las políticas de izquierda habían fracasado cuando fueron un éxito total: sacamos a 92 millones de latinoamericanos de la pobreza.

Y luego están las medidas abiertamente antidemocráticas, y el mundo miró hacia otro lado, por ejemplo en Brasil. El golpe de estado inicial empieza como un golpe mediático, con linchamiento mediático, para bajar la popularidad y que nadie salga a defender a la persona acusada. El famoso lawfare, la persecución, la judicialización de la política.

Luego, en Argentina, ganaron “democráticamente”, entre comillas, porque el verdadero opositor… el partido más fuerte, tal vez el único que enfrentaba el partido de izquierda era el partido mediático, el grupo Clarín.En Ecuador ganamos nosotros, la revolución ciudadana, pero los medios se unieron para no reconocer el triunfo electoral, decían que había fraude, hasta que este tipo [Lenín Moreno] se entregó totalmente a los medios, y ahora no publican absolutamente nada de las barbaridades que hacen, de las irregularidades, de la corrupción, de la inconstitucionalidad, del incumplimiento de su plan de gobierno, y es un linchamiento que vemos todos los días, contra Correa, en todo lo que se relacione con Correa.

Entonces, es obvio que sí ha cambiado el equilibrio geopolítico en la región, en el 2009-2010, de 10 países suramericanos, ocho tenían gobiernos de izquierda, ahora solo queda Venezuela resistiendo, Bolivia y Uruguay. Tres gobiernos de izquierda. Pero yo tampoco creo en los ciclos, no. Miramos que pasa en México por ejemplo, y en Colombia no hay gobierno de la izquierda pero por primera vez en la historia superó el 40% de los votos.

Si Lula pudiera presentarse, sería presidente, por eso lo tienen preso. Si yo pudiera presentarme, porque me inhabilitaron inconstitucionalmente, saben que los puedo derrotar en una sola vuelta. Entonces, no me hables de cambios ciclo-económicos. Están utilizando armas, fuera de la democracia, fuera de la Constitución, fuera de los derechos humanos, para tratar de impedir que vuelvan los proyectos progresistas a América Latina.

¿Qué papel desempeña Donald Trump en América Latina?

Le voy a ser sincero, en política exterior no hay muchas diferencias entre los republicanos y demócratas. La administración Trump está permitiendo todo esto, pero una administración de Obama lo habría permitido de igual manera. Eso sí, el Gobierno de EEUU acaba de felicitar a Ecuador por la recuperación de la democracia, cuando precisamente hemos perdido la democracia, la división de poderes: no hay orden constitucional ni nada. Hay una gran hipocresía y una doble moral, pero no muy diferente a lo que hacían los demócratas.

Usted se está reuniendo en Madrid con abogados y juristas. ¿Qué le están comentando de su caso?

Estamos hablando con abogados amigos, porque todo tiene una estrategia, en Europa también. Yo quisiera estar trabajando para mi familia, escribiendo, quería tener tiempo libre, Antes de ser político fui toda mi vida académico, tengo en el tintero cuatro o cinco libros. Y cada tres semanas puedo escribir dos horas, porque eso es lo que buscan, desconcentrarnos, descolgarnos, quebrarme emocionalmente, quebrarnos económicamente, quebrarnos familiarmente, que su esposa le llore, que no puedan dormir, que haya tensión. Es muy duro.

En España tenemos grandes amigos, sobre todo de los movimientos de izquierda, Podemos, Izquierda Unida, también del PSOE, para que se informen de lo que está pasando en América Latina. Tuvimos un Gobierno del Partido Popular, y si caía un meteorito en España, miraba a Venezuela. ¿No?

Ahora, mira en Ecuador. ¿Dónde está el nombramiento constitucional del contralor?, que es instrumento de persecución de este régimen dictatorial. ¿Dónde está el nombramiento constitucional del fiscal general? Y ese es el fiscal que me está vinculando y acusando en este caso, un caso absolutamente ridículo. ¿Y dónde está el nombramiento constitucional del nuevo consejo de judicatura que maneja todo el sistema de justicia? ¿Usted sabe lo que es tener un consejo de judicatura puesto a dedo por el gobierno? ¿Sabe lo que es eso?

No se trata de subjetividad, no se trata de opinión. Son cosas muy concretas que el gobierno español, que Europa, que tiene cláusulas democráticas de derechos humanos en los acuerdos que ha firmado con Ecuador y con América Latina, puede preguntar. ¿Dónde está el nombramiento constitucional del contralor que está persiguiendo a todos los opositores políticos de este gobierno? ¿Dónde está el nombramiento constitucional del fiscal que es el que me quiere meter preso? ¿Dónde está el nombramiento constitucional del consejo de judicatura que es el que maneja todo el sistema de justicia del Ecuador? No existe.

Nos enfrentamos contra nuestros peores enemigos y no hay ninguna garantía del debido proceso y ya se evidencia eso con un fiscal que me vincula sin ninguna prueba. Sin ninguna prueba.

Se basa en el testimonio de un testigo que dice haber hablado con alguien que asegura que usted ordenó el secuestro.

¿Y eso es alguna prueba? Y ese “que alguien dice”, que dijo alguien que yo hice, ni siquiera me conocen. Ese es el policía Chicaíza, que no lo conozco. Entonces si él dice eso, y son 40.000 policías en Ecuador, yo le puedo sacar 39.999 policías que dicen que alguien dijo que yo no lo conocía. ¿Eso dónde es prueba? Por favor. ¿Dónde es indicio? Es ridículo.

Usted insiste mucho en el papel de los medio de comunicación.

¿Qué es lo que escucha la gente todos los días? ¿Cómo se informa? Y toda la prensa lleva un año, día tras día insultándome, desprestigiándome, porque tienen un odio y una frustración contra mí, que incluso, si fuera justificada, que no lo es, contradice la misión de los medios de comunicación. Alguna vez había una periodista colombiana que me dijo: “¿Y cómo quería que reaccionen los medios de comunicación después de lo que usted les hizo durante diez años?” Suponiendo que les haya hecho algo durante diez años. ¿Cómo quería que reaccionen? Pues con profesionalismo, con honestidad. ¿Acaso no se han puesto como ejemplo de eso todos los días? Y nosotros somos los malos de la película. O que digan entonces que están actuando por venganza, así sea justificada la venganza, pero sepamos que están actuando por venganza.

El gobierno de Lenin Moreno no habría durado un mes, porque son unos completos inútiles, si no tuviera el apoyo descarado de los medios de comunicación que en un principio, cuando creían que iba a continuar con la revolución ciudadana, negaron incluso su elección y colocaron la idea de un fraude que nunca existió.

Ahora ya no, no ha habido fraude, no ha habido nada. No reconocen su mentira, la dejaron en el baúl de los recuerdos, y apoyan indecentemente al gobierno con una parcialidad política impresionante. Y llevamos más de un año con un linchamiento mediático contra Correa, y todo lo que signifique algo relacionado con Correa.

¿Por qué le concede tanto poder y tanta capacidad de influencia a los medios?

El poder mediático para mí es el poder más grande del planeta. Tal a vez a nivel de un país con otro es el poder militar. El poder financiero crea resistencia. Nadie quiere a los banqueros. Pero todos quieren a los periodistas, porque se hacen pasar por los defensores de la libertad ciudadana. Y en algunos países así es. Y en algunos países hay periodistas heroicos, perseguidos por el poder político. Pero esa no es la situación de América Latina.

Más frecuente es lo inverso, políticos que realmente queremos cambiar las cosas en el continente más desigual del planeta, perseguidos por periodistas abusivos y deshonestos pero que se hacen pasar como defensores de la libertad de expresión. Entonces, tienen un muy buen relato: criticar a la prensa es criticar la libertad de expresión y la libertad de prensa. Eso es tan absurdo como decir que criticar al presidente es criticar la democracia.

Yo creo una buena prensa es vital para la democracia, y una mala prensa es letal para la democracia. Y la prensa latinoamericana es extremadamente mala. Pésima. Y su propiedad es de las élites que están defendiendo el statu quo y sus intereses.

¿Por ejemplo?

Cuando llegué al gobierno, allá en el 2007, había unos seis o siete canales nacionales. Al menos cinco pertenecían a los bancos. ¿Cuál era la estrategia? Construir el emporio financiero y adquirir los medios de comunicación. ¿Para qué? ¿Para informar? No. Para defender el emporio. Esa ha sido la estrategia del grupo de poder, meterse en la parte comunicacional no para garantizar el derecho a la información, sino para defender sus intereses.

Le pongo otro ejemplo. ¿Cómo me van a querer si cuando yo llegué a la presidencia había dos artículos importados y exonerados sobre el impuesto al valor agregado [IVA]? Las medicinas y el papel de prensa, y al papel de prensa les puse el impuesto. Eso no lo perdonan.

Esta gente además es muy prepotente. La ley de comunicación no es una ley de medios solamente, es una ley de derechos laborales de los trabajadores de los medios de comunicación. Y todo eso les molesta muchísimo. Esta gente, que estaba acostumbrada a explotar a los periodistas, reporteros, fotógrafos, camarógrafos etcétera. El poder de estos medio es inmenso. Y la falta de profesionalismo, la descarada parcialidad política, la deshonestidad. Manejaban desde sus medios sus intereses económicos.

Por ejemplo, el dueño, que ya falleció, del periódico más vendido de Ecuador era comerciante de armas. Cada vez que perdía un concurso, hacía una campaña en contra, hasta que se bajaba ese concurso y se lo daban a él. Hay unos abusos terribles, que no los entienden en Europa, porque aquí hay problemas con la prensa, pero ni de lejos, ni de lejos, son las deformaciones, las corruptelas, la falta de profesionalismo, la mediocridad, la parcialidad política que tenemos en América Latina.

A menudo comenta esto, la falta de comprensión de Europa con problemas latinoamericanos.

Sí. Por ejemplo, a escala mediática. Yo he vivido en Europa, he vivido en Estados Unidos. Sé que hay politización en algunos medios. Pero también sé que si la verdad es una, no porque soy simpatizante del Partido Popular voy a decir una mentira, o voy a ocultar la noticia.

No se entiende lo que es la prensa en América Latina, porque aquí en Europa tenemos algo de profesionalismo, algo de transparencia, incluso más democratización de la propiedad. Allá la propiedad es concentrada en las élites, en los grupos económicos y no hay límites ni escrúpulos. No se atiende a los procesos políticos.

Ustedes tienen sistema democrático altamente institucionalizado y tecnocrático, lo cual también es un problema, porque se alejan cada vez más de la gente y por eso surge el populismo de la peor ralea –no el manejo de un lenguaje–, el populismo de derecha que si no fuera por su participación en las elecciones serían fascistas.

Creen que todo debe funcionar así, y no entienden el rol de los liderazgos porque todavía no lo necesitan. Porque incluso, sin adecuados líderes, funcionan los sistemas. Como en Italia, que no tuvieron gobierno casi un año. Como en Bélgica en alguna ocasión. Como en Estados Unidos, que se han manejado por un Trump o por un Bush y siguen funcionando.

Pero si Angela Merkel gana la cuarta elección, ella es una lideresa y Alemania es una democracia madura. Si Evo Morales quiere presentarse en su cuarta elección, ¿es poco menos que el jefe de la mafia y Bolivia es una dictadura? No se entiende el liderazgo de América Latina, donde la institución es débil, y un buen rol de líder, que no es más que la capacidad de influenciar sobre los demás, puede reemplazar esa institucionalidad y construir realmente la institucionalidad.

Yo creo que el rol de líder es inversamente proporcional a la fortaleza de las instituciones. Cuanta más fortaleza tengan las instituciones, menos importante es el liderazgo. Pero lo contrario también es cierto, en América Latina todavía tenemos gran debilidad institucional.

Aquí, en Europa, hay disputas dentro del sistema. Allí estamos disputando el sistema. El sistema ha fracasado. Tenemos el continente más desigual del mundo. Tenemos América del Norte desarrollada y América del Sur que es más grande, subdesarrollada. ¿Qué pasó? No funcionó el sistema. El poder está concentrado en las élites.

Si se quiere cambiar las cosas, si se quiere hacer justicia social, ¿cómo se evita la polarización del continente? ¿Cómo Abraham Lincoln liberaba los esclavos con acaso el aplauso del esclavista? Tuvo que enfrentarse a una guerra civil. Los políticos tenemos que hacer el mundo más fácil, es nuestro deber. Y para un político de América Latina es obvio que su deber fundamental, incluso excluyente, es lograr justicia social, y eso no se entiende en Europa.

Si uno de los retos de los líderes es la institucionalización del cambio, como en Ecuador, en cuanto ha cambiado el liderazgo se retrocede rápidamente.

Eso es uno de mis grandes dolores y mis grandes fracasos.

La institucionalización del sistema.

Porque yo sí creí que habíamos creado una institucionalidad más fuerte. Le decía lo del sistema de justicia, no le debían el puesto a nadie para que tengan independencia, y ante la primera presión se entregaron al poder de turno. Y esa ha sido una gran desilusión, una gran desazón.

Ahora, es fácil olvidar. Nos hablan de democracia, de separación de poderes, institucionalidad, pero ¿hace cuánto tiene eso Europa? Aquí tenían dictadura hasta hace 40 años en España. Y el consenso social que las elites europeas tenían era muy excluyente. Comprendieron que para su propia supervivencia era necesario prosperidad para todos, propiedad para todos. Básicamente eso surge después de la Segunda Guerra Mundial.

Lo que algunos académicos llaman “coyunturas críticas para el desarrollo”. Nuestras élites siguen pensando como hace 200 años. Thomas Jefferson es el principal autor de la declaración de independencia que dice algo como esto: “Nosotros defendemos estas verdades por ser evidentes en sí mismas, que todo ser humano tiene derecho a la libertad, a la felicidad, etcétera”. Y Jefferson era propietario de 600 esclavos. Él no mentía, lo que pasa es que no consideraba a sus esclavos como personas, seres humanos.

Lo mismo pasa con las élites latinoamericanas 240 años después: cuando hablan de justicia, libertad de expresión, derechos humanos, es para ellos. El resto, que sigan en la miseria. Que no tengan educación, salud, etcétera. Nuevamente, eso es lo que no se entiende en Europa. En esas condiciones ha sido muy difícil crear institucionalidad, porque los que manejaron el poder no tuvieron esa voluntad. A diferencia de las élites europeas, que entendieron que tenían que hacer un sistema más justo para todos.

¿Qué planes tiene? ¿Qué va a hacer a partir de ahora?

Cuando usted todos los días se despierta para ver qué ropa se va a poner, y cada mensaje que recibe es una nueva citación para dar su versión o testimonio ante la fiscalía, y cada día que se despierta tiene que ver qué inventaron los medios de comunicación, es difícil tener una estrategia. La única estrategia es resistir y vencer. Venceremos. Todo es cuestión de tiempo.