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Los demócratas recuperan el argumento de la edad para atacar al “abuelo” Trump

Donald Trump durante un acto electoral en un restaurante McDonalds el pasado 20 de octubre.

Antònia Crespí Ferrer

Washington —
1 de noviembre de 2024 22:36 h

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La obsesión por las multitudes, la mención a Hannibal Lecter, los discursos que se alargan más de hora y media —donde a veces el expresidente divaga—, o los aires mesiánicos con los que se refiere a sí mismo Donald Trump después de sobrevivir a la bala de Butler. El republicano siempre se ha caracterizado por su histrionismo, pero en medio de las salidas de tono habituales, los interrogantes en torno a las facultades del expresidente flotan en el aire. Con Joe Biden fuera de la carrera presidencial, la sombra de la edad ahora va a por Trump.

“No tengo 80 años y no estoy ni cerca de cumplirlos”, dijo la semana pasada el republicano con total convencimiento durante un evento público en Lancaster, Pensilvania. Trump, que tiene 78 años, se defendía de los recientes ataques por parte de los demócratas en referencia a su edad. Kamala Harris ha calificado al magnate de “desquiciado” en diversas ocasiones, mientras que el expresidente Barack Obama se ha referido al republicano como “abuelo”. 

En las últimas semanas, Trump ha proporcionado material suficiente para que los demócratas puedan atacarlo. El caso más reciente son los tambaleos del candidato republicano justo antes de subirse a un camión de basura el pasado miércoles en Wisconsin. Con ello intentaba poner el foco sobre Biden –que pareció llamar “basura” a los seguidores de Trump en unos comentarios que tanto la Casa Blanca como el propio mandatario intentaron aclarar– y atacar a Harris. A pesar de que la imagen del magnate sacando la cabeza por la ventana del copiloto es la que ha acaparado los titulares, el zarandeo cuando intentaba abrir la puerta del camión, cuando casi parece que va a caer, recuerda a la inestabilidad que ha mostrado Biden en diversas ocasiones, la misma que Trump ha atacado ferozmente.

Días antes, en un encuentro en el estado clave de Pensilvania el pasado 14 de octubre, Trump ofreció una de las imágenes más inquietantes hasta la fecha. En un momento dado, el expresidente se cansó de responder a las preguntas de los asistentes y convirtió el acto en un concierto improvisado que duro 40 minutos. El 'YMCA' de los Village People, el 'Hallelujah' de Rufus Wainwright y 'November Rain' de Guns N' Roses fueron algunos de los temas que sonaron mientras Trump se balanceaba y hacía de DJ. 

El extraño espectáculo que ofreció Trump, y que su portavoz, Steve Cheung, intentó maquillar como “algo muy especial”, tuvo lugar tan solo dos días después de que la Casa Blanca publicara un informe del médico de cabecera de la vicepresidenta sobre su estado de salud. El documento asegura que Harris tiene una “salud excelente” y que posee “la resiliencia física y mental” para llegar a la presidencia. 

El último informe que publicó Trump fue en noviembre —justo el día del cumpleaños de Biden— y este decía que el expresidente tenía una “excelente” salud física y mental. Sin embargo, la carta no contenía pruebas médicas específicas que detallaran sus afirmaciones. “Me he hecho pruebas cognitivas. Las he hecho dos veces y las dos me salieron bien, y en un caso el médico dijo: 'Nunca he visto a nadie sacar buenas notas'”, aseguraba Trump desde Lancaster. 

A pesar de que insista en su supuesta juventud y vigor, en el último mes Trump también ha llegado a cancelar hasta seis apariciones públicas con los medios, según recuenta la MNSBC. En algunas de esas ocasiones, según publicaba Politico, el equipo de campaña del republicano ha justificado las cancelaciones debido al “agotamiento” de Trump. El cansancio o agotamiento que parece estar sufriendo el republicano en la recta final de la campaña no dejan de levantar aún más cuestiones en torno a su edad. 

Trump sigue haciendo mítines y asistiendo a eventos de campaña para recaudar fondos. En algunas ocasiones se le ha visto quedarse dormido, como pasó el 17 de octubre durante un acto en el condado de Oakland, Michigan. Cuando se quedó dormido la pasada primavera durante una de las sesiones del juicio por el caso Stormy Daniels, sus seguidores lo interpretaron como una burla.

Los lapsus, que hasta ahora parecían perseguir únicamente a Joe Biden, también van a por Trump. Después del debate contra Harris, Trump dijo convencido que el público que asistió al cara a cara estaba de su lado. El problema es que nunca hubo público, ya que el debate se celebró a puerta cerrada. De hecho, esa era una de las condiciones pactadas entre ambas campañas. Aun así, Trump aseguró que el público “se volvió loco” cuando hablaba.

Un estudio de la UCLA muestra como desde el 2016 el discurso de Trump ha evolucionado, utilizando cada vez un lenguaje más violento en detrimento de presentar propuestas más claras. Antes, a pesar de que las fake news ya formaban parte del manual de estilo de republicano, se podía ver como el magnate hacía discursos con más propuestas y que hablaban más de la economía, en principio el terreno donde es fuerte. Ahora, la gran mayoría del relato que ofrece Trump a sus seguidores se centra en un “enemigo interno” y teorías de la conspiración sobre un supuesto fraude electoral. 

Los demócratas están aprovechando todo este arsenal para atacar la imagen de líder fuerte que Trump quiere proyectar ante sus seguidores. También es una manera de dar la vuelta a la tortilla después de que el expresidente se haya pasado toda la campaña atacando a Biden por su edad. Las mismas normas del juego que estableció entonces, ahora van en su contra. Si Trump gana las elecciones este cinco de noviembre, cuando deje la Casa Blanca lo hará con 82 años. Biden dejará el cargo con 81 años.

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