Giro a la derecha en una noche llena de suspense en Portugal. Tras ocho años de Gobierno del socialista António Costa, la coalición conservadora Alianza Democrática (AD), pilotada por Luís Montenegro, ha ganado por la mínima las elecciones legislativas celebradas este domingo con el 29,49% de los votos y 79 escaños –de 230 posibles–, con el 99,01% escrutado.
A falta de que se conozca el reparto de asientos con el recuento del voto extranjero –cuatro escaños–, la coalición liderada por el Partido Social Demócrata (PSD), no obstante, se queda lejos de la mayoría absoluta, tendrá que buscar pactos y no tiene asegurada la gobernabilidad tras unos comicios muy reñidos y atravesados por la gran subida de la extrema derecha mientras el país se prepara para conmemorar el 50º aniversario de la Revolución de los Claveles que acabó con la dictadura de Salazar.
Después de un recuento que ha mantenido en vilo al país al dibujar prácticamente un empate entre las dos primeras fuerzas, el Partido Socialista (PS), con Pedro Nuno Santos a la cabeza, ha quedado en segundo lugar con el 28,66% de los votos y dos diputados menos que los conservadores (77). El resultado supone un batacazo respecto a la mayoría absoluta de 120 escaños obtenida con el 41,37% de los sufragios en las últimas elecciones. En un discurso pasada la medianoche, Nuno Santos ha admitido la derrota y la falta de una mayoría de izquierdas, ha felicitado a AD y ha afirmado que su partido “estará en la oposición” en la próxima legislatura. Antes, los militantes que esperaban su discurso gritaban: “25 de abril siempre, fascismo nunca más”.
En su discurso de la victoria, Montenegro ha afirmado que “tiene expectativas fundadas” de que el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, le pida formar gobierno y ha vuelto a rechazar un acuerdo con la extrema derecha de Chega, que se consolida como tercera fuerza más votada y sube como la espuma hasta el 18,06% de los sufragios y 48 escaños, resultado que casi triplica el porcentaje logrado en 2022 y cuatriplica el número de asientos. La fuerza ultra ha recibido más de un millón de votos en las urnas. “Es un resultado absolutamente histórico”, ha dicho el líder de Chega, André Ventura, quien ha declarado a su partido como el gran ganador de la noche electoral y ha reclamado entrar en el gobierno. “Los portugueses han dicho claramente que quieren un gobierno de Chega y AD”.
La cuarta plaza es para el partido de derecha Iniciativa Liberal, con el 5,08% y ocho diputados, seguido muy de cerca por la izquierda de Bloco, que se hace con un porcentaje de voto del 4,46% y cinco escaños, según datos del Ministerio de Administración Interna (del Interior). A continuación están la alianza de comunistas y ecologistas CDU y el izquierdista verde Livre, con algo más del 3% y cuatro asientos cada uno. Por último, el partido animalista PAN mantiene su único escaño.
Sin mayorías
Las elecciones dejan un escenario incierto y sin mayorías absolutas, por lo que los acuerdos serán fundamentales para formar gobierno. Alianza Democrática no consigue superar la barrera de los 116 diputados necesarios ni pactando con Iniciativa Liberal. Los números sí dan con la extrema derecha, cuyo tercer puesto le podría otorgar un papel clave, pero el líder de la coalición conservadora ha descartado por activa y pasiva un posible acuerdo con Chega, asegurando que las opiniones y políticas de Ventura, exmilitante del PSD, son “a menudo xenófobas, racistas, populistas y excesivamente demagógicas”. Este domingo, tras declarar su victoria, Montenegro ha reiterado su postura: “Cumpliré con mi palabra”.
Durante la campaña, el líder de Chega, en cambio, se ha mostrado confiado en que habrá un acuerdo entre ambas fuerzas, sugiriendo que hay figuras dentro del partido de Montenegro que apuestan por un entendimiento y apuntando a una posible salida del líder conservador. “Montenegro ha repetido el 'no es no' a Chega, pero va a haber muchísima presión dentro del partido para que pacten, porque hay una parte del PSD que quiere ese pacto. Veremos qué pasa, pero esto va para largo, veremos qué variables entran en la negociación”, dice a elDiario.es Héctor Sánchez Margalef, investigador del think tank CIDOB.
El candidato socialista, por su parte, llegó a admitir que permitiría un gobierno conservador en minoría para hacer de cortafuegos contra la extrema derecha. En la noche electoral, Nuno Santos ha dicho que “no obstaculizará” una fórmula de gobierno minoritario y que no va a apoyar ninguna moción de rechazo que pueda presentarse al inicio de la nueva legislatura, pero ha asegurado que la derecha no podrá contar con el PS “para gobernar”.
En este sentido, está por ver cómo garantizarían los conservadores la estabilidad de la legislatura. No es seguro que, si Alianza Democrática decide seguir adelante con un gobierno en minoría, Chega preste el apoyo necesario para aprobar los presupuestos y garantizar la continuidad de un gobierno de centroderecha. “Todos están obligados a proporcionar al país las condiciones para la gobernabilidad. No me eximo del (papel) principal, pero exijo a los demás que cumplan la palabra del pueblo portugués”, ha dicho Montenegro este domingo.
Adelanto electoral marcado por la corrupción
El vecino luso ha acudido a las urnas en un adelanto electoral forzado por la dimisión del primer ministro Costa el pasado noviembre a raíz de una investigación por presuntas irregularidades en negocios energéticos y un centro de datos, aunque no hay ninguna acusación formal contra él. La campaña ha estado dominada precisamente por la corrupción y la gobernabilidad, con las encuestas avanzando el crecimiento de la extrema derecha.
El partido de Ventura, que ha estado arropado en campaña por el líder de Vox, Santiago Abascal, se abrió paso en las elecciones de 2019, cuando atrajo el 1,3% de los votos. Tres años más tarde, se hizo con el 7,2%, lo que se tradujo en 12 escaños. “Ha habido dos elecciones anticipadas, lo que ha dado margen a Chega para hacerse más conocida y esparcir sus mensajes. La mayoría absoluta se le ha atragantado al PS y Chega lo ha usado como munición. Ha habido infinidad de escándalos en esta legislatura, y también ha saltado el escándalo en Madeira, que implica a cargos importantes del PSD. Chega ha basado su campaña en 'limpiar Portugal”, explica Sánchez Margalef. “Chega también ha sido más duro con el Gobierno de lo que estaba siendo el PSD, lo que le ha dado espacio para crecer”.
Conservadores y socialistas han llegado igualados a la cita, pero los últimos sondeos apuntaban a una victoria de Alianza Democrática. Sin embargo, la incertidumbre sobre los resultados ha sido total, debido principalmente al margen de error de las encuestas y el gran porcentaje de indecisos. En los comicios, que han concluido a las 20:00 hora local con el cierre de los colegios electorales en el archipiélago de las Azores, están en juego los 230 escaños de la Asamblea de la República. A media tarde, la participación era del 51,96%, una subida de más de seis puntos respecto a los últimos comicios, hace dos años.
Como telón de fondo, Sánchez Margalef cree que los temas que preocupan a los portugueses se han tratado “de manera tangencial” en la campaña. “Las cuentas cuadran, el déficit ha disminuido. Ahora mismo, Portugal tiene una situación macroeconómica positiva, pero esos datos reales no los nota la población. Tiene un servicio de salud deterioradísimo, hay problemas en el sistema educativo y una crisis de vivienda brutal, en la que no se puede alquilar o comprar ni en Lisboa, ni en Oporto ni en ninguna de las grandes ciudades, aunque el salario mínimo ha subido mucho con Costa. La preocupación real es que la economía no funciona y los datos no cuadran con la realidad de la gente, una derrota para cualquier gobierno”.
Si AD logra formar gobierno, pondrá fin a ocho años de la derecha en la oposición. Encabezados por Costa, los socialistas han gobernado desde que desalojaron a los conservadores del poder en 2015 con un acuerdo de fuerzas de izquierda, y después vencieron en los comicios de 2019 y 2022, año en el que dieron la sorpresa y ganaron con mayoría absoluta tras presentarse como la opción para frenar a la extrema derecha. “El problema de los socialistas es que esa carta ya la gastaron en esas elecciones”, dice el investigador del CIDOB.
La dimisión de Costa hizo resucitar a Montenegro después de que sus críticos no le augurasen vida política más allá de las europeas de junio de 2024. Antiguo líder parlamentario de Passos Coelho, no tiene experiencia de gobierno. Sucedió a Rui Rio al frente del PSD tras su derrota en las elecciones de 2022. En estos comicios se ha presentado en coalición con el conservador Partido Demócrata Cristiano (CDS) y el irrelevante Partido Popular Monárquico (PPM). “Es un político de toda la vida del PSD. No tiene el carisma de Pedro Nuno Santos, pero ha apelado a su saber hacer para presentarse como un candidato serio. Cómo se traduce en políticas públicas es otro tema”, explica Sánchez Margalef. “Él y su gente de confianza no quieren a Chega. También ha pacificado el partido, desunido durante la época de Rui Rio”.
A juicio de Vicente Valentim, politólogo e investigador de la Universidad de Oxford, las elecciones portuguesas marcan el fin del bipartidismo en el país, ya que la extrema derecha de Chega “crece espectacularmente”. “Sin una mayoría de izquierdas o de derechas que excluya a Chega, las pautas tradicionales de alternancia en el gobierno ya no son viables”, escribe en X (antes Twitter). El experto ve dos grandes posibilidades de cara al futuro: “La primera, los partidos mayoritarios están dispuestos a negociar entre bloques (es decir, izquierda y derecha) y la alternancia se hace posible excluyendo a la extrema derecha. Alternativamente, los dos bloques se cristalizan y polarizan, de manera que el país tiene coaliciones de gran izquierda o gran derecha (esta última incluye a la extrema derecha)”.
“Las acciones del centro-izquierda en los próximos meses son cruciales para decidir qué camino se toma. Si permiten un gobierno en minoría del centroderecha, presionan por la primera vía. Si no lo hacen, presionan por la segunda”, prosigue. “Creo que este es un momento decisivo para el país. Si bien ambas opciones son posibles en este momento, es probable que cualquiera que se elija ahora quede fijada, y sea más difícil desviarse de ella en el futuro”.