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Los derechos de los menores trans que Trump quiere recortar llegan al Tribunal Supremo de EEUU

Imagen de archivo de una protesta a favor de los derechos de las personas trans en EEUU.

Antònia Crespí Ferrer

Washington —
4 de diciembre de 2024 17:21 h

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El Supremo de Estados Unidos ha dado comienzo este miércoles a las audiencias iniciales de uno de los casos sobre los derechos de las personas trans que puede ser determinante de cara a la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en enero. El presidente electo ha prometido desmantelar muchos de los avances conseguidos por el colectivo, como el acceso a tratamientos de afirmación de género o el reconocimiento del género sentido a nivel legal.

El Tribunal Supremo, de mayoría conservadora, escuchará los argumentos contra la prohibición en el estado de Tennessee de que los menores accedan a tratamientos que les permitan vivir con su identidad de género, independientemente del sexo con el que fueron registrados al nacer. Entre estos procedimientos se encuentran los bloqueadores de la pubertad u otros tratamientos hormonales. 

El segundo mandato de Trump representa una amenaza tangible para las personas trans, por lo que la sentencia del Supremo sobre el caso de Tennessee será un indicador de hasta qué punto el alto tribunal actuará como cortafuego ante los deseos del presidente electo de acabar con los derechos del colectivo. Unas 300.000 personas, entre los 13 y 17 años, y unos 1,3 millones de adultos, se identifican como transgénero en EEUU, según el Williams Institute de la UCLA.

La resolución también sentará precedente para los otros 25 estados que han emitido leyes similares y marcará los límites para futuras propuestas legislativas relativas a las personas trans, como las que puedan regular su participación en el mundo del deporte o el uso de los baños. 

Un caballo de batalla electoral

Los derechos de las personas trans y, en especial, el acceso de los menores a los tratamientos de afirmación de género, han sido uno de los principales caballos de batalla de Trump durante la campaña. A pesar de que la candidata demócrata Kamala Harris apenas mencionó las políticas identitarias, ni el colectivo trans, muchos de los anuncios electorales del republicano cerraban con el eslogan “Kamala is for they/them. President Trump is for you” (Kamala está para elles. Trump está para ti“). En inglés, los pronombres they y them son los que se usan como fórmula neutra para las personas no binarias. 

En agosto, durante un acto organizado por el grupo ultraconservador Mom’s for Liberty, Trump prometió que “el primer día” de su llegada a la Casa Blanca, firmaría una “orden ejecutiva ordenando a todas las agencias federales que dejen de promocionar la transición de género o sexo a cualquier edad”. El republicano no especificó a qué agencias federales se refería, pero sí que ha declarado que dejará de enviar fondos a aquellas escuelas que promuevan ideas woke, entre ellas, aquellas relacionadas con las personas trans o la transición de género.

Igual que ha puesto en el punto de mira a las clínicas abortistas, Trump también ha arremetido contra los hospitales y centros que proveen tratamientos para la afirmación de género. Durante la campaña, prometió que retiraría fondos a las clínicas que ofrecieran este tipo de procedimientos, además de que estas clínicas ya no cumplirían con los estándares federales de sanidad y seguridad. Otra de las promesas estrella que aparece en la plataforma del Partido Republicano es “mantener a los hombres fuera de las competiciones femeninas”. 

¿Es “discriminación por sexo”?

El Supremo estadounidense deberá decidir si la prohibición de Tennessee viola la cláusula de la 14 enmienda, que establece que las personas en circunstancias similares deben recibir el mismo trato por ley. Ese estado prohíbe los bloqueadores de pubertad y los tratamientos para los menores, pero “no en todos los casos”, ya que se siguen prescribiendo a menores en otras situaciones. Por ello, las familias han presentado el recurso ante el Supremo alegando que es una “discriminación por sexo” impedir a los menores trans acceder a estos tratamientos, mientras que otros sí tienen acceso.

El estado de Tennessee es consciente de esta realidad, pero rechaza que se esté discriminado según el sexo y defiende que la prohibición se aprobó para proteger a los menores de los riesgos de los procedimientos “de transición de género que alteran la vida”. Uno de los argumentos de los defensores de la prohibición estatal del uso de hormonas y bloqueadores en menores trans es que muchos niños que dijeron ser trans acabaron cambiando de idea. Tanto los defensores de la prohibición como las familias que la han recurrido dicen que actúan para proteger a los menores.

Actualmente, las familias de Tennessee con menores trans se ven obligadas a desplazarse fuera del estado para poder recibir el tratamiento. Diversas investigaciones muestran como los menores trans tienen tendencia a sufrir estrés, depresión y tener pensamientos suicidas, mientras que otros estudios sugieren que los tratamientos para la disforia de género pueden mejorar el bienestar de las personas. 

Durante la campaña, Trump reavivó el bulo de que las escuelas están promoviendo que los niños y niñas lleven a cabo cirugías para cambiar de sexo en el marco de los tratamientos de afirmación de género. La realidad es que las cirugías en los tratamientos de afirmación de género son muy raras y puntuales en menores, y la mayoría de las que se practican son las de reducción de pechos en menores en edad más avanzada. 

Los tratamientos de afirmación de género cuentan con el apoyo de la Asociación Médica Americana y la Academia Americana de Pediatría. Cuando un menor trans inicia el proceso de afirmación de género primero pasa por una evaluación y diagnóstico médico, a partir del cual se puede recomendar la administración de bloqueadores de pubertad. Solo después del tratamiento con bloqueadores, se llega a considerar si es necesario administrar hormonas. La cirugía es el último recurso y muy rara vez se aplica en menores. 

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