El derrame de petróleo vertido este sábado al océano Pacífico desde la refinería peruana de La Pampilla por el tsunami procedente de la erupción volcánica de Tonga se ha extendido por al menos cuatro kilómetros de playas y las autoridades locales reclaman a la empresa española Repsol mayor compromiso con la limpieza.
Hasta el momento el derrame de petróleo crudo ha afectado a la flora y la fauna de dos áreas naturales protegidas. Hechos que la Cancillería de Perú ha calificado como “el peor desastre ecológico ocurrido en Lima en los últimos tiempos”, poniendo especialmente hincapié en el “grave perjuicio” que este daño ocasionará “a cientos de familias de pescadores”. Las autoridades peruanas han pedido a Repsol desde su cuenta oficial de Twitter que resarza “este daño de manera inmediata”.
Por su parte, desde la empresa han negado ser ellos los responsables del vertido y achacan la responsabilidad al Gobierno peruano por no dar la alerta de tsunami como sí hicieron las autoridades de Chile y Ecuador. “Nosotros estábamos haciendo una descarga desde el día anterior, nosotros llamamos a la Marina de Guerra, les pedimos confirmación acerca de la alerta en las costas de Perú”, ha señalado la gerente de Comunicaciones de la empresa Repsol, Tine van den Wall Bake Rodríguez.
La gerente ha declarado a medios locales que desde Repsol “van a continuar poniendo todo lo que haga falta porque hay un compromiso de Repsol de restablecer a todo el litoral a su estado original” y no van a “escatimar en nada para trabajar”.
Pese a que la Refinería La Pampilla, operada por Repsol, señaló inicialmente a la Fiscalía peruana que el vertido había sido de unos siete galones de crudo, este ya ha afectado a varias playas y áreas naturales protegidas en el municipio de Ventanilla, de la provincia del Callao, aledaña a Lima.
“Ha pasado de ser un pequeño derrame a ser un desastre de proporciones”, declaró este martes a RPP Noticias el alcalde de Ventanilla, Pedro Spadaro, mientras realizaba una supervisión de las playas de su distrito.
“Hay cuatro kilómetros de mar absolutamente negro, hay animales muertos que vuelven a las orillas, este es un atentado contra la ecología”, ha resaltado Spadaro.
El alcalde ha lamentado que Repsol no haya hecho suficientes esfuerzos en la limpieza de las playas y que además la empresa no comunicara el derrame a las autoridades el pasado sábado.
“De manera irresponsable no se comunicó nada ni a la Municipalidad ni a la autoridad policial. Esto es un grave daño exponiendo a los veraneantes”, ha declarado Spadaro, quien además ha pedido al ministro de Ambiente, Rubén Ramírez, que evalúe la declaración de emergencia ambiental en la zona.
El secretario del partido político Perú Libre, Vladimir Cerrón, ha pedido también al Gobierno que se renegocie inmediatamente el contrato con Repsol, y el presidente ejecutivo del Indecopi (Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección de la Propiedad Intelectual del Gobierno de Perú), Julián Palacín Gutiérrez, ha hecho un llamamiento para que la compañía asuma “la responsabilidad civil por los daños causados al medio ambiente y a los ciudadanos consumidores”. Palacín ha apelado a su vez, a la ciudadanía para ejercer presión sobre la empresa. “Tienen el derecho de tener playas y un ambiente saludable”.
La refinería asegura haber contenido la expansión del vertido
Después de las declaraciones de Spadaro, la Refinería La Pampilla ha afirmado en un comunicado que “desde el inicio del incidente, está ejecutando las labores de remediación del litoral costero y limpieza de playas en el distrito de Ventanilla”.
La empresa ha detallado que el mar ha contenido el vertido tras desplegar 1.500 metros de barreras de contenciones, mientras que seis lanchas con brigadas de 50 personas recuperan el crudo con succionadores y material absorbente especial.
Mientras, en tierra la refinería ha asegurado que dispuso a un grupo de 200 personas divididas en cuadrillas para limpiar el petróleo que llega a las playas Cavero, Bahía Blanca y Santa Rosa.
Dos zonas protegidas afectadas
El Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) ha informado en un comunicado que el vertido de petróleo ha afectado a la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras e Islotes de Pescadores y a la zona reservada de Ancón, balneario del norte de Lima.
El Sernanp ha desplegado una brigada personal para evaluar el alcance del derrame y se encuentra en estos momentos apoyando el rescate y limpieza de las aves contaminadas, principalmente de especies guaneras como el pelícano peruano o el piquero de patas azules.
Por su parte, la organización ambientalista marina Oceana ha cuantificado el área afectada en 18.000 metros cuadrados de crudo derramado, lo que equivale a dos veces y media la superficie del Estadio Nacional de Lima.
La Fiscalía ha abierto una investigación
La Fiscalía especializada en Materia Ambiental de Lima Noroeste abrió este lunes una investigación por contaminación ambiental contra la Refinería de La Pampilla.
A través del Ministerio Público, el fiscal Ariel Tapia constató el derrame de crudo por el oleaje anómalo en la costa de los distritos de Santa Rosa y Ancón en Lima, y en Ventanilla en la vecina provincia del Callao.
“Este hecho habría producido la contaminación marítima y la muerte de especies hidrobiológicas y aves, estas últimas en la zona reservada de Ancón”, ha agregado la fiscalía.
El fiscal Tapia ha declarado que la alta cantidad de petróleo en el mar, que se extrae por succión en mangas de polietileno, difiere con la información preliminar alcanzada el domingo por la Refinería La Pampilla, estimada en siete galones.
No hubo alerta de tsunami en Perú
El accidente ambiental se produjo el sábado, cuando un buque descargaba petróleo en el preciso momento en que impactó en la costa peruana la ola del tsunami causado al otro lado del océano Pacífico por la erupción volcánica en Tonga, que llegó a elevar el nivel del mar hasta en 70 centímetros en algunos puntos.
A pesar de que las autoridades en Ecuador y Chile alertaron del tsunami, Perú solo anunció el sábado por la noche la llegada de “oleajes anómalos”, cuando ya se había detectado la muerte de dos mujeres arrastradas por el mar.