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Dos derrotas electorales anticipan la debacle de los conservadores en el Reino Unido

El primer ministro Rishi Sunak este jueves en Londres.

María Ramírez

Oxford (Reino Unido) —
16 de febrero de 2024 22:28 h

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Wellingborough, una ciudad de 56.000 habitantes al norte de Londres, ha sido durante años un barómetro electoral. El condado, con zonas más rurales, economía postindustrial y una pobreza creciente, estuvo muy disputado entre conservadores y laboristas durante décadas, pero los tories lo ganaban desde 2005 y ya lo consideraban un escaño “seguro”. El Brexit venció aquí en 2016 con el 62% de los votos. Este jueves, el Partido Conservador perdió el escaño tras caer más de 28 puntos. 

Desde 1994, no había registro de una victoria tan abultada del Partido Laborista en unas elecciones especiales, las que se celebran por renuncia o fallecimiento del diputado. Los comicios se convocaron por una petición popular tras el escándalo del parlamentario que ocupaba el escaño, Peter Bone, que, según una investigación oficial, acosó a un hombre de su equipo, le agredió y le enseñó los genitales. A estas elecciones se presentaba en su lugar la pareja de Bone, Helen Harrison, elegida por el partido local.

Los conservadores han pasado del 62% del voto en 2019 al 24%, con una notable subida del partido de extrema derecha Reform Party, el antiguo partido del Brexit de Nigel Farage, que ha quedado por encima del 11% (aunque eso no suponga ningún escaño por el sistema electoral mayoritario). La laborista Gen Kitchen será ahora la nueva diputada tras ganar con el 46% del voto, una subida de 20 puntos para su partido.

Las circunstancias de este escaño eran especialmente desfavorables para los tories, pero el Partido Laborista también ganó por más de 16 puntos otra elección especial en Kingswood, una ciudad a las afueras de Bristol y donde los conservadores ganaban desde 2010. La decadencia de una zona tradicionalmente rica ha animado a los votantes a cambiar de partido. 

“Está claro que la gente está pidiendo desesperadamente un cambio en todo el país. Creen que los tories han fracasado y ven cómo la mayoría de las cosas no funcionan”, dijo este viernes Keir Starmer, el líder del Partido Laborista.

El primer ministro, Rishi Sunak, comentó a la prensa que los resultados muestran que su Gobierno tiene “trabajo por hacer”, pero que su plan de recuperación “está funcionando” y que “a todo el mundo le espera un futuro mejor”. Los conservadores llevan casi 14 años en el poder.

Anticipo de las generales

Si los resultados de Wellingborough se extrapolan al resto del país, el Partido Conservador quedaría al borde de la desaparición en las elecciones generales. Si se hace con los de Kingswood, la derrota es más parecida a la intención de voto que muestran ahora las encuestas y que supone también un batacazo para los tories

La media de los sondeos en el Reino Unido indica que si las elecciones generales se celebraran ahora la victoria del Partido Laborista sería por más de 20 puntos. La intención de voto ha sido estable en el último año. Algunos escenarios son especialmente catastróficos para los conservadores: la última encuesta publicada esta semana muestra que, si se votara hoy, el Partido Conservador se quedaría con 80 escaños respecto a los 349 que tiene ahora y el Partido Laborista arrasaría, con un margen mayor que el de Tony Blair en 1997. 

Antes de las generales de aquel año, los conservadores también habían perdido escaños que parecían seguros a favor de los laboristas en elecciones especiales, y aquello acabó en la debacle de John Major.  

“No está garantizado que la historia se repita, pero estos dos resultados sugieren que los conservadores tienen una montaña muy alta que escalar. De hecho, en este momento, parece que tienen problemas hasta para llegar al campo base”, escribe John Curtice, profesor de Políticas de la Universidad de Strathclyde y analista especializado en encuestas. Curtice subraya también el aumento del partido de extrema derecha, que le ha quitado votos a los tories, y la baja participación en estas elecciones en medio del sentimiento de declive general del país: “Parece que movilizar a los votantes va a ser un reto para todos los partidos en los próximos meses”.

¿Mayo? ¿Octubre? ¿Enero?

La fecha de las elecciones generales sigue siendo un misterio. El Gobierno de Sunak tiene que anunciar la convocatoria, como tarde, en diciembre, cuando se disolvería de manera automática el Parlamento. La última fecha posible, según marcan los plazos de la ley, sería el 23 de enero de 2025, pero el primer ministro ha dicho que su plan es convocar las elecciones para la segunda mitad de este año. Tras la dimisión de Boris Johnson en julio de 2022, Sunak es el segundo conservador en el cargo que no ha sido elegido en las urnas y la oposición pide una convocatoria cuanto antes. 

Según el Mail on Sunday, los funcionarios del Gobierno están preparando un plan de emergencia para unas posibles elecciones ya en mayo. Pero, según The Independent, Sunak se inclina por una convocatoria más tardía, en la primera mitad de octubre y con la intención de que no se solape con las presidenciales de Estados Unidos del 5 de noviembre.

El contexto para el impopular Gobierno es ahora especialmente difícil, entre la recesión, confirmada por los datos publicados este jueves, la constante subida del precio de la luz y los alimentos, el posible desabastecimiento de los supermercados por los nuevos controles post-Brexit que acaban de entrar en vigor y las huelgas que no cesan. 

“La mejor estrategia para Sunak es esperar”, explica a elDiario.es Ben Ansell, profesor de Política Comparada de la Universidad de Oxford y autor del libro Por qué fracasa la política. “Lo que realmente importará es si la economía vuelve a crecer a un ritmo suficiente y con la inflación baja para que la gente empiece a sentirse mejor. Esa es la diferencia entre perder por 20 puntos y perder por 10”.

Perder por 10 puntos para los conservadores significaría que no están en peligro de extinción, según Ansell, que cree que hay “conservadores tímidos” que acabarán votando por el partido en el Gobierno y que los laboristas podrían sufrir si no hay suficiente entusiasmo por Starmer, el líder de su partido. El profesor, que tiene un modelo de estimación de voto, tiene claro, en cualquier caso, cuál es el escenario más probable: “Esto aún no ha terminado, pero tiene muy mala pinta para el Partido Conservador”.

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