Es difícil entrevistar estos días a personas vinculadas a la organización de las protestas contra el golpe de Estado en Egipto. Buena parte de ellas están arrestadas o escondidas. Esta conversación tiene lugar en Estambul, Turquía, adonde están huyendo buena parte de los egipcios perseguidos tras el golpe de Estado, y a donde Ahmed El Nashar ha llegado hace unos días. Le grabo unas primeras palabras en vídeo. No puede evitar el llanto, así que optamos por continuar la entrevista solo con una grabadora de sonido.
Ahmed El Nashar fue uno de los organizadores de la acampada que se instaló en la plaza de Rabaa -El Cairo- poco después del derrocamiento de Mohamed Morsi a través de un golpe de Estado el pasado 3 de julio. Durante semanas miles de hombres, mujeres y niños participaron en aquella protesta.
El 14 de agosto las fuerzas de seguridad desalojaron la acampada. Durante la operación murieron más de 800 personas, y 4.000 resultaron heridas. Ahmed vio morir a algunos de sus amigos más cercanos. También estuvo presente en otras protestas que terminaron, de nuevo, con víctimas mortales. Las fuerzas de seguridad le buscan. Horas después de que él abandonara Egipto, la policía registró su casa y la de sus padres.
En El Cairo se han quedado su mujer y sus cuatro hijos. “Sé que solo podré regresar a mi país si cae este régimen militar. Y a ello voy a dedicar el resto de mis días”, afirma.
Ahmed El Nashar asegura que no pertenece a los Hermanos Musulmanes, pero a lo largo de la conversación queda clara su cercanía a la organización y a algunos de sus máximos líderes.
Pregunta: ¿Cómo vivió el desalojo de la acampada de Rabaa?
Fue un día en el que por primera vez en mi vida recé a Dios pensando que realmente iba a morir. Y le rogué poder tener un arma para defenderme. Nunca pensé que llegaría ese día en el que desearía tener un arma solo para defenderme y para proteger a la gente que había a mi alrededor, ¿sabe? [Pausa] Fue... Todavía tengo pesadillas.
P: Me comentaba antes que perdió a seres queridos...
Sí. En Rabaa perdí a 30 amigos. Y otro más murió en las protestas de Ramses, el siguiente viernes. Y luego otro más murió en la furgoneta policial en la que murieron unas 35 personas asfixiadas. Una de ellas era un buen amigo mío.
P: ¿Una de las víctimas que murió en aquella furgoneta era amigo suyo?
Sí. Y también perdí a gente cercana en la protesta frente a la sede de la Guardia presidencial. He perdido a muchos amigos, y otros muchos están siendo arrestados, casi a diario. Cada vez que abro mi cuenta de Facebook tengo noticias de alguien más detenido por la policía.
P: ¿Por qué estaba usted en Rabaa?
Para defender un derecho básico: el poder tener una opinión diferente. No pertenezco a los Hermanos Musulmanes, no milito en ningún partido político, pero creo que necesitamos una sociedad diferente en Egipto, ser capaces de cuidarnos entre nosotros, necesitamos libertad para hablar, para decir lo que queramos, con independencia de nuestro origen o ideología. Por eso estaba allí. No porque sea un islamista o porque provenga de un espectro ideológico determinado, sino porque creo que las dictaduras y los regímenes militares traen injusticias, dolor, provocan rupturas en las familias, como estamos viendo ahora en Egipto, donde gente de la misma familia no se habla por sus diferencias políticas.
Los medios de comunicación controlados por este tipo de regímenes tiene gran culpa, con discursos que provocan más odio y confrontación. Promueven el lenguaje del odio en vez de intentar impulsar una reconciliación, demonizan a determinados grupos. Así que yo estaba en Rabaa para luchar contra todo eso, para decir básicamente: “Este no es el Egipto que quiero, no es el Egipto en el que quiero criar a mis hijos”
P: ¿Tiene hijos?
Sí, tengo cuatro hijos.
P: ¿Están en Egipto ahora?
Sí, todos están allí. Espero poder sacarlos de allí vivos, porque ahora están yendo también a por nuestras familias, no solo a por nosotros. Nuestros hijos y mujeres también son objetivo. [Pausa]. De hecho mi mujer está escondida. Es una locura. Con nuestros hijos. Y mi hermano ha tenido que huir del país, se fue la semana pasada y no puede regresar, solo porque es mi hermano [Rompe a llorar]
P: ¿Quiere que pare la grabadora un momento?
[Niega con la cabeza]
P: ¿Sabe si la policía ha ido a tu casa?
Fueron a mi casa el mismo día que me fui de Egipto, tuve mucha suerte. Fueron a mi casa y la de mis padres, ellos no están porque viven fuera del país.
P: ¿En qué trabaja?
Soy asesor de dirección, management consulting.
“Disparaban a la gente que estaba grabando con cámaras”
P: Ese día en Rabaa, cuando la policía desalojó la acampada, ¿qué vio?
Gente muriéndose por todas partes. Elegían a la gente, los francotiradores rodeaban la acampada y elegían a quién disparaban. Vi caer a hombres y mujeres. Y a veces usaban ametralladoras, las balas nos pasaban al lado. Hicieron arder algunas tiendas de campaña, dentro de ellas había cadáveres porque en el hospital de campaña que habíamos instalado ya no había espacio, no cabían más cuerpos, así que íbamos metiéndolos en las tiendas de campaña que había... e hicieron arder algunas. Y también el hospital.
Arrestaban o disparaban a los que salían. Uno de mis amigos intentó salir, ellos decían que permitirían una salida segura, pero le dispararon.
Disparaban a la gente que usaba cámaras para filmar. Mi amigo Mussa murió así, estaba asegurándose de que la cámara estaba grabando, y un francotirador le mató. Y otro amigo también cayó así. Murieron varios periodistas. Y Habiba...
P: ¿Habiba?
Sí, era amiga mía. Trabajábamos juntos en la comisión para prensa extranjera, estábamos en lo que llamábamos la sala de prensa, los francotiradores estaban por todas partes, nos rodeaban.
Dos o tres días antes empezamos a reorganizar el trabajo de cara a los medios, porque había muchos problemas. Y ella recuerdo que dijo: “Vamos a trabajar por algo que no sabemos si podremos vivir para verlo” [Llora]
P: ¿Cuántos años tenía?
[No contesta, está llorando]
[Larga pausa]
[Al cabo de un rato, dice: ¿Cuál era la pregunta, perdona?]
P: ¿Qué edad tenía Habiba?
Veintipocos años. Su padre trabajaba como asesor de prensa para Mohamed Morsi. [Habiba Ahmed Abd Elaziz, de 26 años, era periodista en el grupo digital Gulf News]
P: La justificación que dan las autoridades es que los manifestantes tienes armas, son criminales o terroristas...
Yo desearía haber tenido armas para protegerme. Estuve diez minutos escondido detrás de un pequeño muro, con las balas pasando a mi lado cada 5 o 10 segundos. Miré a mi alrededor, solo tenía piedras, y pedí a Dios haber tenido un arma para protegerme.
Si fuéramos terroristas, si los de la acampada fueran mala gente, ¿cómo es que murieron tantos? ¿Cómo es que no pudimos protegernos, proteger a las mujeres, proteger los cadáveres? Se lo digo en serio, es lo que habría querido: Un arma, lo que fuera, para protegerme y proteger a los demás.
Recuerdo otro día de protestas, en el barrio Nasr City. Había militares, la gente empezó a morir, yo quería proteger los cadáveres y ayudar a los heridos. Un militar me detuvo, le pedí que me permitiera acceder a los cadáveres. Él cargó su arma, me apuntó con ella y me dijo: “Si vuelves, te disparo”
P: ¿Participó usted en las revueltas de 2011?
Sí.
P: ¿Votó por Morsi?
Voté por Morsi y trabajé con él una temporada. Trabajé con uno de sus asesores, en un proyecto de desarrollo nacional para Egipto. Se suponía que teníamos que presentárselo a Morsi el 30 de junio, el día que comenzaron las protestas. Hicimos una primera fase de la presentación en enero, y la segunda, la final, iba a ser el 30 de junio.
P: ¿En qué consistía el proyecto?
Era sobre una visión de Egipto, trabajábamos con grupos de la sociedad civil preguntándoles qué les gustaría para su país, en materia económica, educativa, preguntamos a expertos sobre la sanidad, el sistema político. Reuníamos todas las ideas recogidas para extraer conclusiones. También recogimos opiniones de expertos en Europa y EEUU.
P: ¿Cómo ve Egipto ahora, cómo ve el futuro?
Todavía mantengo la esperanza, todavía creo en la gente, en los que están protestando en la calle, que sé que seguirán haciéndolo, de eso estoy seguro. Y otros muchos despertarán, se darán cuenta de que tienen que formar parte de esto, de que ahora todo el mundo tiene ya un amigo o un conocido muerto, herido o arrestado.
Y se irán dando cuenta de que estos regímenes corruptos no conocen límite, que perseguirán a cualquiera que les lleve la contraria. Creo que seremos capaces de cambiar las cosas. Lo que necesitamos en continuar haciendo lo que estamos haciendo, salir a la calle, protestar, contar a todo el mundo nuestra historia, nuestra causa, por lo que luchamos.
P: ¿Qué opina de las protestas del día 30 de junio contra Morsi y de Tamarod, el movimiento que las convocó?
Algunos de los integrantes de Tamarod son gente buena, muy válida. Creo que la gente que salió el 30 de junio a la calle tenía derecho a salir y a protestar. Morsi cometió muchos errores, la Hermandad se equivocó mucho.
Mucha gente salió a protestar de forma genuina, pero también creo que el Ejército se aprovechó de ellos, les usó. Y los líderes de Tamarod, Mahmoud Badr y el resto, creo que forman parte de un enorme montaje orquestado por el Ejército para llevar a cabo este golpe de Estado.
Su portavoz actual era una persona que el 25 de enero de 2011 daba charlas cerca de Rabaa, yo asistí a algunas de esas charlas, en las que contaba lo malos que eran el Ejército y la policía, y sin embargo ahora defiende este régimen que tanto criticó. No encuentro otra explicación más que han sido engañados. Incluso en las protestas en la calle Mohamed Mahmoud en noviembre de 2011 allí estaba él diciéndole a la gente que tenían que seguir protestando contra el SCAF [la Junta militar], a favor de la revolución. Y ahora forma parte del golpe...
“Los Hermanos Musulmanes cometieron muchos errores”
P: ¿Qué pasó para que el Ejército diera la espalda a Morsi? ¿Hubo algún encontronazo específico?
El Ejército nunca iba a aceptar un gobierno islámico al frente del país. Esto se lo dijeron ya a Khairat El Shater [uno de los hombres fuertes de la Hermandad, empresario adinerado, arrestado en múltiples ocasiones durante el régimen de Mubarak y ahora de nuevo en prisión, acusado de ‘incitación a la violencia’]. Conozco a El Shater. Se reunió en abril de 2011 con el general Tantawi y con Anan [que lideraban entonces la Junta militar]. Él les dijo que era el momento de los cambios, y ellos le contestaron: “¿Crees que alguna vez confiaremos en ti y te permitiremos tener el control del país? Eso nunca va a pasar”.
Nunca estuvieron dispuestos a aceptar que Morsi o los Hermanos tomaran el poder. Y le voy a decir una cosa: Los Hermanos no querían tomar el poder, no lo querían. Su plan era proponer como candidato a la presidencia a gente de fuera, de la sociedad civil, porque sabían que si un candidato cercano a la Hermandad se presentaba, el Ejército no lo iba a permitir. Ese fue uno de los desaciertos de la organización islámica.
P: Hubo otros errores de la Hermandad...
Sí, muchos. Algunos son comprensibles porque esta es una organización que ha permanecido muchos años en la clandestinidad. Tanto, que no confía en los demás. La Hermandad fue traicionada por Mubarak y su régimen, pero también por los partidos liberales. Es muy difícil olvidar todos esos años de persecución y clandestinidad. Lo intentan, pero no lo suficiente. Su principal problema es que no contaron lo suficiente con los jóvenes. No los tuvieron en cuenta tanto como lo hacen otros partidos políticos, y ese fue un gran error, porque los jóvenes de la Hermandad realmente querían confiar en sus líderes. Es verdad que quizá no tenían la suficiente madurez política...Pero la Hermandad no entendió a los jóvenes. Sus líderes interpretaron todo como una falta de lealtad.
Los jóvenes de la organización que fueron a protestar a la calle Mohamed Mahmoud en noviembre de 2011 [a pesar de que los líderes de los Hermanos habían pedido que no participaran en esas protestas contra la junta militar] lo hicieron de forma genuina, porque creían que era lo correcto. No queríamos a la Junta militar, se sabía que los militares estaban haciendo puro teatro. La Hermandad no comprendió aquello. Yo estuve en Mohamed Mahmoud, y recibí un disparo [perdigón]. Cuando salí del hospital fui directo a ver a Khairat El Shater, y le dije:
“No lo estás entendiendo bien, por favor míralo desde otra perspectiva”.
Pero es muy difícil cambiar el punto de vista de una gente que ha estado tanto tiempo en la clandestinidad, arrestada. No pueden olvidar el pasado y por ello son muy desconfiados. Aquello fue un gran error. Habrían conseguido el apoyo de toda esa gente, de todos esos jóvenes que creen en la revolución.
“Morsi no tenía control del aparato estatal”
P: ¿Cómo valora la relación del gobierno de Morsi con el Ejército? En un principio parece que hubo un acuerdo entre ellos de reparto de poder...
Un gran error fue cómo los Hermanos lidiaron con los militares. Esto era una revolución, no puedes dar la espalda a los jóvenes, no puedes negociar con el Ejército de un modo reformista, tienes que aprovecharte de la revolución y tumbarlos, porque si no, ellos se reagrupan, se organizan, y te golpean, porque además tienen más poder y organización que nadie. Pero la Hermandad es una organización reformista, no revolucionaria, así es como los Hermanos fueron criados, así es como su fundador, El Banna, levantó la organización: sobre bases reformistas, no revolucionarias. En sus mentes ni siquiera esperaban que la revolución tuviera lugar, en sus mentes todavía trabajan en cómo reformar la sociedad, sin más. Les dijimos:
“Tenéis que pensar como revolucionarios, no como reformistas, la revolución necesita cambios drásticos para combatir a los corruptos”.
Pero no lo hicieron. Y luego nombraron a El Sisi Ministro de Defensa, y a Mohamed Ibrahim en Interior. Las cosas no funcionan así. Y sí, hubo muchos más errores. Cómo gestionaron la economía, por ejemplo. La filosofía de impulsar una reforma gradual creo que no fue el modelo correcto, porque la gente esperaba cambios inmediatos.
P: Morsi estaba negociando con el Fondo Monetario Internacional...
Sí, el FMI estaba pidiendo políticas que básicamente aumentarían los impuestos de los pobres, y a cambio el FMI concedería fondos al gobierno. Pero aumentar esos impuestos era casi imposible, la situación ya era muy difícil para muchos egipcios, si además subes sus impuestos y les pides pagar más para combatir el déficit....
P: Pero Morsi dijo en más de una ocasión que estaba luchando por ese acuerdo, que estaba dispuesto a firmarlo...
Sí, nosotros proponíamos un programa diferente, pero el FMI se negaba, quería medidas inmediatas, pero esas medidas habrían sido una catástrofe para la gente, y dijimos que no. En ese punto estaba la negociación. Nuestro programa era diferente al del FMI. Y el FMI no lo aceptaba. Estaban esperando a que la situación económica emporara aún más para forzar al gobierno a aceptar las condiciones.
“EE.UU sabía que se estaba gestando un golpe de Estado”
P: ¿Qué opinión le merece la postura de la comunidad internacional occidental?
Evidentemente muchos políticos son unos hipócritas que miran tan solo por sus propios intereres, no por los intereses de la gente. No espero nada de ellos. Estuve hace años en España y en otros países, y sé que mucha gente nunca aceptaría un golpe de Estado así en su país. La postura de los gobiernos no me sorprende. Me consta que EEUU conocía perfectamente los planes para el golpe de Estado. Incluso Morsi lo sabía, era consciente de que ocurriría, pero no tenía control del aparato estatal o del Ejército.
En algunas reuniones con él, si alguien hablaba de los militares, él nos hacía así [se acerca un dedo a los labios para indicar silencio, y después señala al techo girando el dedo], para indicar que la inteligencia militar nos estaba escuchando, estando en la zona presidencial. EE.UU sabía lo que se estaba planeando, y jugó su papel, como otros gobiernos.
P: Desde algunos gobiernos o instituciones se subrayan los errores y la deriva del gobierno de Morsi para explicar el golpe de Estado...
Sí, e incluso se niega que haya habido un golpe de Estado, no lo quieren denominar así. Lo ocurrido fue un golpe, es innegable. Cuando un ministro de Defensa sale diciendo que ha expulsado al presidente y que nombra a otro, eso es un golpe de Estado. ¿Hubo errores? Sí, muchos. ¿Justifican la frustración de la gente? Sí, la gente salió a la calle porque Morsi cometió errores. ¿Es así como se gestionan las cosas? No. Se puede hablar de ello en el Parlamento, en el marco democrático (yo tengo mi propia opinión sobre este escenario democrático, pero esa es otra cuestión).
Hay caminos para el diálogo, para que la sociedad civil sea dueña de su propio camino, para que se respeten determinados procesos. En cuatro meses se iban a celebrar elecciones parlamentarias. Si la gente estaba frustrada no iba a votar a los Hermanos, podrían elegir otros grupos, otros candidatos, o pedir un referendum para echar a Morsi. Algunos de los que se manifestaron contra Morsi barajaban estas opciones, pero Sisi y los demás tenían otros planes.
Los Hermanos y Morsi tenían que haber hecho muchas cosas diferentes, pero nada justifica un golpe de Estado. Ahora nos encontramos en un escenario militar, así no se construye nada para la sociedad civil, solo se centran en las cuestiones de seguridad. Mira cómo tratan a los soldados, en comparación con los oficiales. Así es como gobiernan la nación.
“Dedicaré el resto de mi vida a que este régimen caiga”
P: ¿Qué papel considera que juega Israel en este nuevo statu quo en Egipto?
No me gustan las teorías conspirativas, pero Israel se siente mucho más seguro con un régimen militar que con un gobierno islámico que claramente apoya a Hamás, que apoya la revolución siria, que considera que Israel es el enemigo. Israel nunca pudo aceptar eso. Ahora hay un escenario perfecto para Israel, con un régimen militar egipcio que tiene entre sus objetivos mantener la frontera segura para Israel,y que tiene buenas relaciones con Washington.
P: Hay gente que al menos en un primer momento apoyó el golpe de Estado diciendo que la alternativa era un régimen islámico que coartaba las libertades y sobre todo, los derechos de las mujeres.
Yo a esa gente le digo que pregunten si durante el gobierno de Morsi se detenía a la gente por razones políticas, como ahora se hace. Si las mujeres fueron forzadas a ponerse el velo, o si se cerraron canales de televisión. Y que comparen aquello con las primeras dos semanas del régimen militar, en las que se cerraron siete canales de televisión, periódicos. Comparémoslo.
P: La Hermandad ha sido acusada de haber dado la espalda al resto de las agrupaciones políticas en Egipto. Gobernó sin alianzas. Ahora habla de la necesidad de unirse frente al golpe. ¿Es posible?
Sí, ya está pasando. Los seguidores de Al Ahrar, uno de los movimientos de jóvenes revolucionarios que siempre han estado en contra la Hermandad, han salido a la calle para solidarizarse con los Hermanos.
Algunas personas ya se están dando cuenta de lo que ha ocurrido, ya cada vez más gente tiene algún amigo, algún vecino o algún familiar que ha muerto, ha resultado herido o ha sido arrestado. Va a ocurrir, estoy convencido.
P: ¿Qué va a hacer ahora?
Lo primero, conseguir que mi familia pueda salir de Egipto. Y por lo demás, lo único que quiero es asegurarme de que podré volver a mi país, y el único modo para hacer eso es conseguir que este régimen caiga. A eso voy a dedicar el resto de mi vida.