“Este viaje llevará las esperanzas y los sueños del pueblo palestino por la libertad”, afirmó Salah Abdul-Ati, uno de los miembros del comité organizador de la flotilla gazatí, durante la rueda de prensa previa a la partida de las buques. Compuesta por pequeñas embarcaciones, este martes partía de la costa de la Franja de Gaza rumbo a Chipre, contando entre sus tripulantes con una veintena de heridos (entre los que había jóvenes, mujeres y mayores), durante las recientes movilizaciones de la llamada “Gran marcha del retorno”. Su objetivo era romper el bloqueo naval impuesto por Israel sobre la Franja de Gaza y recalar en las costas europeas donde poder recibir un tratamiento médico especializado, dadas las insuficientes infraestructuras sanitarias existentes en el depauperado enclave costero.
A estos igualmente se les unían varios estudiantes universitarios que disponen de becas para ampliar estudios en universidades europeas, pero a los que Israel ha negado el correspondiente permiso de salida. Una nueva flotilla formada por heridos, estudiantes y algún activista de derechos humanos que reclaman libertad de movimientos para poder ejercer sus derechos a la Sanidad y a la Educación, que han quedado conculcados desde que Hamás se hiciera con el poder en junio de 2007.
Entonces Israel, Egipto, la Autoridad Nacional Palestina y la comunidad internacional –por ese orden de responsabilidad– impusieron un bloqueo por tierra, mar y aire -que dura hasta hoy- y que los embarcados han querido denunciar. “Hoy los pasajeros, sean pacientes, estudiantes o activistas de derechos humanos quieren transmitir el mensaje de que los palestinos que vivimos en la Franja queremos libertad”, señaló Ramadan Al Hayek, otro de los miembros del Comité internacional para romper el bloqueo a Gaza.
“Damos por hecho que la Armada israelí les va a atacar, pero ellos siguen determinados a seguir hasta las costas de Chipre”, añadía esperanzado Al Hayek, que dirige la Federación Internacional por los derechos y por el desarrollo de Palestina, con sede en Gaza. De hecho, antes de alcanzar las nueve millas náuticas -a las que Israel restringe el acceso al mar de los palestinos- las embarcaciones de la flotilla eran rodeadas por patrulleras de la Armada hebrea que interceptaron a los buques y cuya tripulación detenía a casi una veintena de los pasajeros de la Flotilla, que posteriormente fue dirigida hacia el puerto de Ashdod.
Octavo aniversario del Mavi Mármara
La salida de esta nueva flota gazatí ha coincidido con el octavo aniversario del ataque perpetrado en mar abierto por comandos israelíes contra la llamada Flotilla de la Libertad. En mayo de 2010, un dispositivo de patrulleras y helicópteros de la armada hebrea llevó a cabo un desastroso abordaje nocturno contra el barco que la lideraba, el Mavi Mármara, que se saldó con una decena de muertos –nueve de ellos turcos y un décimo con doble nacional turca y estadounidense– provocando una grave crisis diplomática entre los Gobiernos turco e israelí que tardó años en cerrarse.
Al no disponer de información de inteligencia fiable y, por tanto, del equipamiento antidisturbios necesario al llegar a la cubierta de la embarcación, los comandos israelíes, que se habían deslizado con sogas desde varios helicópteros, se encontraron con la resistencia de unos activistas pertrechados con palos y bates de béisbol. Éstos fueron a su vez sorprendidos por un despliegue militar desmesurado, con efectivos israelíes fuertemente armados que terminaron disparando munición real contra ellos, dejando un balance trágico en el incidente. Al igual que ha ocurrido recientemente con las movilizaciones acaecidas el Día de la Tierra (30 de marzo) y el Día de la Nakba (15 de mayo) –que fueron violentamente reprendidas, dejando 117 muertos y más de 13.000 heridos– los turcos también denunciaron entonces un uso excesivo de la fuerza por parte de Israel.
Sin embargo, una vez remolcadas las embarcaciones hasta el puerto de Ashdod -tal y como ha sucedido este martes con la flotilla de Gaza- los periodistas allí presentes pudieron comprobar que el cargamento que traía el Mavi Mármara no representaba amenaza alguna de seguridad, dado que consistía en ayuda humanitaria, medicamentos, sillas de ruedas, etc. Y aunque las autoridades israelíes denunciaron que los activistas que atacaron a los soldados iban armados para justificar los muertos y heridos, apenas pudieron decomisar unos cuantos cuchillos de cocina –que no llegaron a ser utilizados– además de los mencionados bates y palos.
Posteriormente el entonces ministro de Defensa, Ehud Barak, intentó trazar varias cortinas de humo para encubrir su desastrosa gestión de crisis. Un fiasco debido no solo a la imprevisión y al uso desproporcionado de la fuerza militar, sino también a la mala gestión política, que llevó a la ruptura temporal de relaciones diplomáticas con Turquía. Vínculos que, aunque restablecidos una vez que el gobierno israelí accedió a pedir perdón y ofrecer una compensación económica a las familias de las víctimas, no se han llegado a recuperar nunca, incluso cuando el intercambio comercial entre ambos países ha permanecido casi intacto.
Otras Flotillas de la Libertad
Una nueva flotilla ya está en marcha hacia la Franja de Gaza. A comienzos de mayo zarpó del puerto de Bergen (Noruega) y ya ha pasado por otros de Suecia, Dinamarca, Alemania o los Países Bajos en su ruta hacia el Mediterráneo, estando por primera vez liderada por un buque de bandera noruega. El barco insignia, un antiguo pesquero del ártico, ha sido rebautizado como Al-Awda (“barco del retorno”, en árabe), en solidaridad con la “Gran marcha del retorno” que durante seis semanas se ha desarrollado junto a la valla fronteriza que separa la Franja e Israel. Su llegada está prevista para mediados de junio, aunque con toda probabilidad la armada hebrea también le impedirá el acceso, tal como ha hecho en ocasiones anteriores.
En octubre de 2016 abordó el Zaytouna, otro buque de mujeres activistas que traían ayuda con destino a Gaza, y que igualmente terminó siendo remolcado hacia la ciudad portuaria israelí de Ashdod. La embarcación en cuestión fue interceptada, sin resistencia, a unos 80 kilómetros de la costa de Gaza. Sus organizadores describieron el incidente como “otro acto de piratería israelí”, dado que todo el cargamento humanitario fue confiscado. Entre las pasajeras del Zaytouna se encontraba la Premio Nobel de la Paz irlandesa Mairead Maguire, así como legisladoras suecas y argelinas.
En junio de 2015 también fue abordado el Marianne de Gotemburgo, la principal de las cuatro embarcaciones que formaban parte de otra Flotilla de la Libertad que –junto con otros tres barcos más pequeños: Juliano II, Rachel y Vittorio(en recuerdo del director de teatro árabe-israelí Juliano Meir Hamis, la activista estadounidense Rachel Corrie y el cooperante italiano Vittorio Arrigoni)– navegaban hacia Gaza con ayuda humanitaria y medicinas.
Desde la plataforma Rumbo a Gaza calificaron el abordaje como un nuevo ¨acto de piratería¨, mientras que el ejército israelí aseguró que actuó de acuerdo al derecho marítimo internacional. En el Marianne viajaban 18 personas, entre ellas el ex-presidente tunecino Moncef Marzouki y la eurodiputada española Ana Miranda. Todos los tripulantes del barco insignia de esta edición fueron detenidos y subsiguientemente deportados.
Incidentes graves en Gaza
La partida de la flotilla se produce horas después de que aviones de combate israelíes bombardearan distintos puntos de la Franja de Gaza en respuesta por el lanzamiento por parte de la Yihad Islámica de 27 proyectiles de mortero hacia su territorio -uno ha caído en un jardín de infancia. De momento se contabilizan tres heridos por el impacto de fragmentos de la metralla de los morteros, por lo que el primer ministro hebreo, Benjamín Netanyahu, ha amenazado con incrementar más todavía el nivel de las represalias.
El lanzamiento de los proyectiles de mortero se producía después de dos días consecutivos de ataques de la artillería israelí contra posiciones militares de las milicias de la Franja, en los que han fallecido tres supuestos miembros de la Yihad Islámica y otro de Hamás. Según la oficina del portavoz militar, los milicianos en cuestión habrían presuntamente colocado diversos artefactos explosivos a lo largo de la frontera con la intención de detonarlos al paso de vehículos blindados israelíes.
Estos graves enfrentamientos –los de mayor magnitud desde que tuviera lugar la operación “Margen protector” durante el verano de 2014– amenazan con provocar una nueva guerra contra la Franja de Gaza justo en un momento en el que circulaban rumores de que Israel y Hamás estaban negociando una tregua de larga duración. Dichas negociaciones estarían vinculadas al plan de paz que la Administración Trump quiere presentar a finales de junio y que ha sido acuñado como “el acuerdo del siglo”, y que se espera suponga una consagración de las posturas israelíes en detrimento de las palestinas.