El Gobierno de Boris Johnson vuelve a estar en crisis. Los ministros de Economía, Rishi Sunak, y de Sanidad, Sajid Javid, presentaron este martes su dimisión tras la criticada gestión del primer ministro del último escándalo que ha tocado a su partido, las acusaciones de acoso sexual contra uno de los jefes del grupo parlamentario conservador. Las voces pidiendo la dimisión de Johnson se vuelven a multiplicar desde su propio partido.
Sunak y Javid abandonan el gabinete de Johnson en plena controversia por la gestión de las denuncias por el comportamiento del diputado Chris Pincher, que la semana pasada dimitió como encargado de la disciplina de la formación conservadora tras la revelación de que había manoseado sin su consentimiento a dos hombres en un club privado de Londres (el diputado sólo dijo que había “bebido demasiado” y que se había “puesto en ridículo”). Este escándalo se une a los malos resultados de las dos últimas elecciones locales especiales y a las celebraciones en Downing Street que rompieron las estrictas reglas del confinamiento por la pandemia que estuvieron en vigor en Reino Unido la mayor parte de 2020 y 2021.
En el caso que ha desencadenado ahora la crisis, la polémica ha llegado por las sospechas de que el primer ministro no ha dicho la verdad sobre qué sabía acerca de otras acusaciones por acoso sexual contra Pincher.
Un portavoz del Gobierno reconoció este lunes que el primer ministro estaba al tanto de acusaciones anteriores contra Pincher antes de nombrarlo en febrero responsable de la gestión de la disciplina de su partido. Downing Street había dicho la semana pasada que el primer ministro no sabía nada de acusaciones “específicas” contra Pincher.
La BBC reveló este lunes que Pincher fue investigado por comportamiento sexual inapropiado, con denuncia confirmada, cuando fue secretario de Estado para Europa y América entre 2019 y 2020 y que el primer ministro había sido informado al respecto. Este martes Johnson reconoció que fue “un error” nombrar a Pincher para el cargo y pidió “perdón”. “No hay lugar en este Gobierno para nadie que tengan un comportamiento depredador o abuse de su posición de poder”, dijo Johnson en una entrevista poco antes de los anuncios de dimisión de sus ministros.
“Game Over” era anoche el titular del editorial del diario The Times, que ha apoyado a menudo a Johnson en su agenda política conservadora. El editorial se queja de que Johnson trate de mantenerse en el puesto: “Eso es un error. Ha perdido la confianza de su partido y del país”.
Este miércoles seguía la cadena de dimisiones de miembros del partido y del Gobierno de rango menor, entre ellos el subsecretario de Estado de infancia y familia, Will Quince, que había defendido a Johnson en entrevistas con información que ahora considera falsa sobre el desconocimiento del primer ministro acerca de las acusaciones previas contra Pincher. También dimitió el subsecretario de Estado para estándares en las escuelas, Robin Walker.
Dos ministros senior
Sunak era el número dos de facto del Gobierno como canciller, el puesto clave, y Javid había llevado el peso de la gestión de la pandemia tras la dimisión del anterior ministro por haberse saltando las normas del confinamiento en junio 2021 y también fue anteriormente canciller. Se trata de dos pesos pesados del partido y ambos han sonado como posibles sustitutos de Johnson. Las palabras de ambos en la dimisión han sido especialmente duras.
“Dimitir como ministro de Economía mientras el mundo sufre las consecuencias económicas de la pandemia, la guerra en Ucrania y otros desafíos graves es una decisión que no he tomado a la ligera. Pero la gente espera con razón que el Gobierno se gestione de manera adecuada, competente y seria. Sé que puede ser mi último trabajo ministerial, pero creo que vale la pena luchar por estos estándares y por eso renuncio”, escribió en su carta Sunak, que el año pasado era el favorito de su partido para suceder a Johnson.
“En conciencia no puedo seguir sirviendo a este Gobierno más”, dijo Javid. “Puede que no siempre hayamos sido populares, pero hemos sido competentes actuando en el interés nacional. Lamentablemente, en las circunstancias actuales, la gente está concluyendo que ahora no somos ni lo uno ni lo otro... El voto de confianza del mes pasado mostró que un gran número de nuestros colegas están de acuerdo. Lamento decir, sin embargo, que está claro para mí que esta situación no cambiará bajo su liderazgo y, por lo tanto, también ha perdido mi confianza”.
Además, varios diputados conservadores con cargos en el partido presentaron su dimisión como protesta, entre ellos el vicepresidente de los tories.
Entretanto, otros ministros, como los de Interior, Defensa y Exteriores, mostraron su apoyo a Johnson. El primer ministro se apresuró anoche a nombrar a nuevos ministros. El nuevo canciller es Nadhim Zahawi, hasta ahora ministro de Educación y que fue el ministro encargado de la vacunación contra el COVID. Stephen Barclay, hasta ahora jefe de gabinete de Johnson, es el nuevo ministro de Sanidad.
¿Otra votación?
El 6 de junio, Boris Johnson superó la votación que convocó su propio partido para cuestionar su liderazgo tras los escándalos por la falta de cumplimiento de las reglas del confinamiento por parte de varios miembros del Gobierno, incluidas celebraciones en la sede del Gobierno en 2020 y 2021. Según las normas del partido, no se puede someter a otro voto interno al primer ministro hasta dentro de un año a no ser que se cambien las reglas (que es una posibilidad, especialmente por la llegada a la comisión clave de más diputados críticos con el primer ministro la semana próxima). Johnson también podría dimitir por voluntad propia. En ese caso, el partido conservador tendría que escoger a su sucesor. En Reino Unido no hay elecciones generales previstas hasta 2024.
El líder de la oposición, el laborista Keir Starmer, dijo este martes que el Gobierno de Johnson “está colapsando” y pidió elecciones anticipadas, algo que sólo es posible si se ponen de acuerdo laboristas y conservadores. Según la legislación de 2011 en vigor, es necesario el apoyo de al menos dos tercios de los diputados para convocar elecciones generales antes de que pase la legislatura habitual de cinco años.