El tenista serbio Novak Djokovic ha admitido este miércoles haber cometido “errores humanos” en los documentos para entrar a Australia y en acudir a una entrevista con un medio deportivo tras conocer su positivo por COVID-19. Mientras, el Gobierno australiano continúa considerando su posible anulación de visado y posterior deportación.
Djokovic, quien espera poder defender su título en el Abierto de Australia a partir del día 17, ha asegurado que su agente cometió un “error humano” al rellenar el casillero sobre los viajes que realizó el deportista en los 14 días previos a su llegada al país oceánico y ha insistido en que este error no fue “deliberado”.
Las autoridades de Inmigración investigan si el tenista mintió a su entrada a Australia cuando aseguró que no había visitado ningún tercer país las dos semanas previas, lo que podría conllevar que su visado fuera cancelado de nuevo.
El número uno del mundo estuvo entrenando en unas instalaciones en Sotogrande (Cádiz), según sus redes sociales, y viajó desde Málaga hacia Australia, según el presidente del Comité Olímpico serbio, Borizadr Maljkovic. Djokovic, que voló el día 4 de enero haciendo escala en Dubái, pudo haber pasado la Navidad en Belgrado, según algunas fotos en las redes sociales.
Con respecto a la entrevista a la que acudió cuando estaba contagiado, Djokovic asegura que se sometió el 16 de diciembre a una prueba para detectar la COVID-19, cuyo resultado conoció un día más tarde después de acudir a un evento con jóvenes, mientras que la entrevista fue el 18. Entre medias se sometió a pruebas de antígenos por precaución y dieron negativo, según su versión.
“Me sentí obligado a acudir a la entrevista con L'Equipe para no dejar tirado al periodista, pero mantuve distancia social y mascarilla todo el tiempo, excepto durante las fotografías. Al regresar a casa me aislé y reflexioné. Cometí un error de juicio y admito que tuve que posponer la cita”, ha explicado el deportista en un comunicado publicado en las redes sociales.
Djokovic llegó el pasado miércoles a Melbourne con una exención médica a vacunarse por haberse contagiado de la covid-19 en diciembre, pero los agentes de aduanas le denegaron el visado y fue retenido en un hotel mientras sus abogados presentaron un recurso.
Un tribunal de Melbourne dio el lunes la razón a Djokovic, de 34 años, y le permitió la entrada en el país, pero aún hay posibilidades de que sea expulsado de Australia, aunque se desconoce cuando se conocerá la decisión oficial. De hecho, el ministro australiano de Inmigración, Alex Hawke, ha apuntado este miércoles que necesita más tiempo para decidir si ejerce su poderes para deportar al tenista serbio. “Los abogados de Djokovic han proporcionado recientemente presentaciones más extensas y documentación de respaldo que dicen es relevante para (evitar) la posible cancelación del visado (...) Esto afectará al tiempo para tomar una decisión”, ha señalado en un comunicado la oficina del ministro de Inmigración.