Donald Trump y Elon Musk: mucho más que un ministerio fake
“El gran Elon Musk” va a encabezar un ministerio, pero de mentirijilla. Trump le ha confiado el “Departamento de Eficiencia del Gobierno”, que tiene el mismo título que se le da en EEUU a un ministerio, pero que no es un ministerio de verdad porque entonces Musk tendría que pasar por una concienzuda investigación del FBI y apartarse de sus negocios, cosa que no va a hacer. El nuevo departamento, aclara Trump, se dedicará a “dar consejo y guiar desde fuera del Gobierno”. Ningún poder real, pero tanta influencia como Trump quiera concederle.
Musk está entusiasmado con su misión de “desmantelar la burocracia, acabar con las regulaciones excesivas y con los derroches” y ha prometido 2 billones en recortes. Algo debería saber el millonario de esos temas, ya que buena parte de su negocio vive a costa del dinero público, pero por si acaso le acompaña en el nuevo ministerio fake el también empresario Vivek Ramaswamy. El ‘Trump indio’, que se “enfrentó” al presidente en las primarias republicanas y propuso despedir a tres de cada cuatro empleados públicos.
Es difícil saber si Trump le ha entregado a estos dos millonarios una motosierra o un mero cortauñas, ya que el nuevo departamento sólo hará recomendaciones. De las promesas de austeridad del presidente electo tampoco puede uno fiarse, porque ya las hizo en su primer mandato y acabó llevando el déficit a límites históricos. Lo que sí está claro es que hay una operación de relaciones públicas en marcha, empezando por las siglas del nuevo departamento en inglés: DOGE, el nombre de la criptomoneda favorita de Musk.
¿Pueden Trump y Musk seguir siendo amigos?
La relación de Trump y Musk está ahora en plena luna de miel: Elon ha puesto su fortuna y su X al servicio de la campaña de Trump y Trump le ha distinguido con su atención, poniéndole incluso al teléfono en su primera reunión postelectoral con el presidente ucraniano. Atrás quedan los tiempos en que el expresidente decía que Musk era un “artista de la mentira” y el hombre más rico del mundo le invitaba a dejar la política. Pero en la historia de Trump no hay amores eternos.
Al presidente electo no le gusta que nada ni nadie le dispute el protagonismo y los inevitables comentarios acerca de si Trump es “la marioneta” de otro hombre que además es más rico que él. Ese puede ser el camino directo hacia un explosivo y público distanciamiento, que no sería la primera vez. O quizá no. Quizás Elon Musk sabrá jugar al juego de Trump mejor que los jugadores anteriores porque se juega más que nadie.
El ego de Elon probablemente no necesita dirigir el DOGE, pero seguro que aprecia el chiste de sus siglas en lo que vale. Quizás también le da igual si las recomendaciones de su ministerio fake son o no tomadas en cuenta, pero con seguridad hay otras cosas que Musk sí necesita de Trump. Aranceles a los coches eléctricos chinos que compiten con Tesla y más grandes contratos públicos para SpaceX y Starlink, sin ir más lejos. Y también que el nuevo presidente intimide a la Comisión Europea para que no aplique a X las leyes sobre discurso de odio y desinformación, como ha dejado ya claro el que va a ser su vicepresidente.
Con dos figuras tan impredecibles y tan encantadas de haberse conocido nunca se sabe, pero en estos momentos sus intereses se alinean bastante bien. Y van mucho más allá de los mantras conservadores sobre la eficiencia del Gobierno y de cuánto rabian los enemigos de Trump al ver al hombre más rico del mundo todavía más cerca del poder.
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