Como investigadora de crímenes de guerra veterana, Donatella Rovera está curtida en países en conflicto, pero lo reitera una y otra vez: no ha visto nada como Gaza. El precio que han pagado los civiles palestinos bajo las bombas israelíes durante este año es más alto que lo que ha podido observar en cualquier otro lugar. Pero repite que Israel sabe lo que hace, y que la comunidad internacional lo consiente.
Rovera enumera la retahíla de crímenes que ella y otros compañeros de la organización para que trabaja, Amnistía Internacional, han podido documentar en la devastadora guerra que Israel libra en la Franja de Gaza tras los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023: desde los bombardeos indiscriminados y los ataques desproporcionados hasta impedir que la ayuda humanitaria llegue a la población civil. Tel Aviv no permite que entren investigadores como ella en el enclave palestino, así que intenta echar mano de su experiencia previa allí y en la Cisjordania ocupada para hacer el trabajo a distancia, con el apoyo de personal que sí está en la zona y material como las imágenes de satélite y las fotografías de los restos de municiones entre los escombros. “Es muy laborioso, pero se puede”, dice durante una conversación con elDiario.es.
De Ucrania a Sudán, la lista de países en conflicto en los que ha trabajado es larga. ¿Cuál es su balance de este año de guerra en Gaza?
Ha habido operaciones militares israelíes muy brutales en Gaza pero esto es completamente sin precedentes, en Gaza y en el mundo entero en tiempos modernos.
Más de 40.000 personas han muerto en Gaza. Hablamos de decenas de miles de niños, mujeres, personas mayores, hombres que no eran combatientes. No hemos visto nunca en tiempos modernos un porcentaje tan alto de civiles muertos en este tiempo, un número tan alto de trabajadores humanitarios, de personal sanitario... El precio que han pagado los civiles en este conflicto es mucho más alto que el que hemos visto en cualquier otro lugar. Es un territorio que tiene 60 kilómetros de largo y entre seis y 12 kilómetros de ancho, es muy pequeño y tiene una densidad de población muy alta. Las imágenes satelitales no mienten, son hechos. No hay otro territorio en guerra con tal porcentaje de destrucción de viviendas, lugares comerciales, lugares públicos, infraestructura, calles, hospitales. No hay nada protegido.
Esto está pasando con el consenso de la comunidad internacional: hay países que hablan y no hacen nada, y hay países que ni siquiera hablan y apoyan ese nivel de uso de la fuerza militar de manera completamente desproporcionada. En la guerra no todo está permitido. Hay leyes. Golpear objetivos militares está permitido, pero esto es algo que no hemos visto antes en términos de porcentaje de destrucción y habitantes muertos.
También está el hecho de impedir el ingreso de ayuda humanitaria. La gente no tiene qué comer ni agua limpia para beber porque no se permite, no hay absolutamente ninguna razón objetiva. Se están destruyendo vidas hoy y en el futuro, porque hay niños que nacen debilitados. Muchas personas están muriendo de enfermedades que no tienen que ver con la guerra y se podrían curar muy fácilmente. Pero no se puede porque hay alguien que decide que no entre lo necesario para salvarlos. Esto lo he visto en varios lugares, pero no a este nivel.
Pese al elevado número de muertos y la destrucción generalizada, Israel suele decir que lo que está atacando en Gaza son objetivos militares.
Los más de 10.000 niños [muertos] no eran objetivos militares. Israel tiene una manera de actuar y no es la primera vez. Yo estuve investigando en Gaza a principios de los 2000. En la guerra del 2008-2009 pasaba lo mismo. Era a un nivel menor que ahora, pero el hecho de golpear una casa llena de civiles y después decir “ah, lo sentimos” pasa desde hace décadas. Cuando se bombardea un mercado, una escuela que alberga desplazados o una casa de noche llena de gente con el objetivo de matar a uno o dos combatientes, y con un tipo de bomba determinado, se sabe, matemáticamente, que eso va a matar a muchos civiles. Israel sigue utilizando ese método años después, así que no es creíble. Sabe perfectamente lo que está haciendo y lo sigue haciendo porque la comunidad internacional lo permite.
Ha habido operaciones militares israelíes muy brutales en Gaza pero esto es completamente sin precedentes, en Gaza y en el mundo entero en tiempos modernos
Israel también suele justificar las masacres con el argumento de que Hamás usa a civiles como escudos humanos.
El cuartel general del Mosad se encuentra en un barrio residencial en el norte de Tel Aviv. Y eso es igual en otros países. No todo está permitido en la guerra. Si se sabe que hay un objetivo militar, hay que calcular la proporcionalidad. Los ataques desproporcionados, incluso si hay un objetivo militar, son un crimen de guerra. Israel tiene municiones extremadamente precisas, las ha utilizado a veces, pero no la mayoría. Utiliza bombas con una gran cantidad de explosivo y de un impacto mucho más grande, sabiendo perfectamente que va a matar a mucha más gente porque la población está como sardinas en lata. No es una sorpresa. Elige actuar de esa manera. Gaza es uno de los lugares más densamente poblados del mundo y ahora la mayoría de la población está constreñida en pocos lugares. Lugares donde Israel bombardea.
Israel viola el derecho internacional al bombardear así. Los países que le venden armas violan el derecho internacional porque saben perfectamente cómo están siendo utilizadas. Nosotros hemos investigado casos muy claros donde no había objetivo militar. Israel no demostró lo contrario. Hemos identificado el uso de bombas de fabricación estadounidenses. EEUU no solo viola el derecho internacional, sino sus propias leyes que prohíben la venta de armas a países que no están cumpliendo con el derecho internacional. En una situación así no se tiene que mandar armas, pero siguen haciéndolo.
Hay una impunidad a largo plazo. Lo vemos también en la manera en que se comportan los soldados israelíes, que se graban mientras están cometiendo crímenes de guerra, destruyendo propiedades de civiles. Muestran su cara y lo publican en redes sociales con su nombre. Es evidente que no les preocupa ser llevados a juicio. A nivel internacional no ha habido ningún tipo de sanción por parte de los países que tienen influencia y podrían hacerlo, como con Rusia u otros países. El resultado es que esta impunidad genera más violaciones.
Como investigadora, ha podido entrevistar a muchas víctimas este año. ¿Hay alguna historia que recuerde especialmente?
Es muy difícil. Todos los días hay historias de personas que están haciendo todo lo posible para proteger a sus hijos y no lo logran. Médicos a los que les bombardean la casa y matan a sus hijos. Una enfermera que está trabajando en el hospital y le llegan sus hijos muertos. Es cada día. Nadie está a salvo en ningún lugar. Es peor que en muchos de los conflictos en los que he trabajado.
Los países que venden armas a Israel violan el derecho internacional porque saben perfectamente cómo están siendo utilizadas
Usted conoce bien Cisjordania, donde la violencia de los colonos israelíes se ha disparado en este último año. ¿Cómo analiza la situación allí?
El movimiento de los colonos israelí ha aprovechado la oportunidad y en cuestión de semanas ha logrado cosas en Cisjordania que había intentado durante más de 20 años. Tienen un apoyo mucho mayor.
He trabajado durante más de 25 años allí. Los colonos incluso me agredieron junto a otras personas mientras trataban de sacar a los palestinos de aldeas pequeñas al sur de Hebrón y otros lugares. A pesar de hacer la vida imposible a esas comunidades, no lograron sacarlos. Han obligado a pueblos enteros a irse. Esas comunidades ya no existen. Hay una impunidad total y una expansión de colonias brutal que no tiene nada que ver con la defensa.
La ocupación es completamente ilegal, dura desde 1967. El derecho internacional permite la ocupación militar por periodos muy cortos, no durante décadas. Son cambios muy difíciles de revertir porque son hechos consumados.
La guerra se está extendiendo a Líbano, donde Israel también asegura que golpea objetivos militares. ¿Qué han observado en esta intensificación de los ataques?
Las posibilidades de investigar en Líbano son muy reducidas en este momento. Estamos muy preocupados, porque hemos visto que, aunque haya habido un número importante de sitios bombardeados por Israel que eran efectivamente objetivos militares, han muerto muchos civiles. En el ataque de los buscas, las explosiones ocurrieron en cualquier lugar: eran objetivos militares, pero había civiles alrededor, así que otra vez es una cuestión de proporcionalidad.
El peligro es muy alto. Ahora se está hablando de una invasión terrestre a Líbano, que sería la cuarta. Cada vez que pasa, las consecuencias para la población civil son muy graves. Hay tensiones que implican a Irán, Irak y Siria, no solamente a Líbano. Todo esto pone en peligro a civiles en todos los lugares, incluso en Israel.
Hay investigaciones que apuntan a que Israel, además de crímenes de guerra, está cometiendo crímenes de lesa humanidad. ¿Está de acuerdo?
Es algo que estamos investigando de ambas partes, también por parte de los grupos palestinos en los ataques del 7 de octubre, en los que ellos también cometieron crímenes graves, crímenes de guerra y, potencialmente, crímenes contra la humanidad. Otro crimen hace varias semanas fue matar a seis rehenes. No se puede tampoco olvidar que Hamás, la Yihad Islámica y otros grupos palestinos cometieron crímenes muy graves según el derecho internacional. Han seguido lanzando cohetes indiscriminados hacia Israel que pueden matar a cualquiera. Por eso pedimos un alto el fuego: hay que parar esto para proteger a la población civil, que está en riesgo.
Cada vez que hay una invasión israelí en Líbano, las consecuencias para los civiles son muy graves
Israel también se enfrenta a un proceso judicial internacional por genocidio. ¿Cuál es la posición de Amnistía Internacional sobre el uso de este concepto?
Probar un genocidio es algo muy complejo. En Amnistía Internacional no somos un tribunal. Estamos investigándolo. Nos parece que hay que investigar la posibilidad de que pueda ser genocidio, pero estas determinaciones no se hacen tan rápidamente. Necesitan su tiempo. Nosotros no somos y no reemplazamos a una corte, pero efectivamente es algo que tiene que ser investigado.
¿Cómo vivió el 7 de octubre? ¿Podía imaginarse este nivel de destrucción y violaciones de derechos humanos?
El 7 de octubre fue sorprendente de varias maneras. El alcance de los crímenes que cometieron los grupos armados palestinos en un día fue enorme. Al mismo tiempo, lo que fue sorprendente es que pudieran cometer estos crímenes. Tuvieron la posibilidad de cortar la valla entre Gaza e Israel en muchos lugares y entrar. Los israelíes de estos pueblos [al otro lado] nos dicen que llamaban y no venía nadie.
Era muy evidente que, con lo que pasó, la reacción de Israel iba a ser desproporcionada. Lo había sido antes por mucho menos. Ahora, la mayor parte de Gaza está destruida, han matado a decenas de miles de civiles y no hay ninguna perspectiva de resolución. Cuanto más dure, más daño sufrirán los civiles. No hay una resolución militar: se necesita un acuerdo político. Hay una ocupación militar ilegal y eso tiene que ser solucionado con unos acuerdos basados en el derecho internacional, no con combates militares.
Que la comunidad internacional sea tan irresponsable de permitir que el derecho internacional se viole de esa manera durante tanto tiempo desacredita el derecho internacional no solamente en ese conflicto, sino en el mundo entero. ¿Qué se le dice a otro país que lanza ataques indiscriminados hacia civiles cuando se permite a Israel hacerlo? Siempre existirá esta excusa. Es sabotear el derecho internacional en el mundo entero. Y es criminal e irresponsable.
Con todos esos atropellos constantes al derecho internacional, con ejemplos también como el de Rusia en Ucrania…
Pero ahí sí hay sanciones.
Sí. ¿Es, cada vez más, el derecho internacional papel mojado?
Es evidente que esta falta de acción de la comunidad internacional y este apoyo a acciones que son ilegales no fortalece el derecho internacional.
Hay una ocupación militar ilegal y eso tiene que ser solucionado con unos acuerdos basados en el derecho internacional, no con combates militares
De momento, no se vislumbra el final. ¿Qué debería hacer la comunidad internacional para presionar a Israel, además del embargo de armas que mencionaba?
Sanciones. Meter en Gaza lo que hace falta. Apoyar los esfuerzos de la Corte Penal Internacional (CPI). Ciertos políticos, incluso del Gobierno de Estados Unidos, han expresado desaprobación e incluso han amenazado al fiscal de la CPI por pedir órdenes de arresto para líderes de Hamás y el primer ministro y el ministro de Defensa de Israel. Hay que usar la influencia para forzar a Israel a permitir que los investigadores de la ONU, la CPI y las organizaciones internacionales como Amnistía Internacional, así como los periodistas, puedan ir a Gaza. Israel no quiere un alto el fuego. No hay ningún tipo de presión para que se llegue a uno. Pero es la única manera de proteger a la población civil.