Draghi asegura en Argelia el gas para Italia en medio de la crisis de su Gobierno
El aprovisionamiento de gas es una cuestión de primer orden para Italia en su desenganche de Rusia y, por eso, el primer ministro, Mario Draghi, ha volado este lunes a Argelia para afianzar su acuerdo energético antes de aclarar este miércoles si dimite o no, en medio de la grave crisis que sacude a su Gobierno.
El Ejecutivo de unidad nacional italiano se tambalea después de que una de sus piezas, el Movimiento 5 Estrellas (M5S), no votara una moción de confianza. Ante esta situación, Draghi anunció el pasado jueves su dimisión pero el jefe del Estado, Sergio Mattarella, la rechazó. Primero porque la crisis debe saldarse en el Parlamento, este miércoles, y segundo para apuntalar el acuerdo energético con Argelia y asegurar el gas a los italianos el próximo otoño.
Por eso, el primer ministro se ha reunido este lunes en Argel con el presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, en la IV cumbre bilateral, para sellar acuerdos en varios ámbitos pero sobre todo para afianzar la alianza energética, potenciada tras la crisis ucraniana. Argelia es ya un socio comercial clave de Roma, una posición que se reforzará con un nuevo contrato que aumentará el suministro de gas desde el país africano a través del gasoducto Transmed que llega a Mazara del Vallo, en Sicilia, vía Túnez.
Italia importa el 90% del gas que consume y hasta la invasión de Ucrania, perpetrada el 24 de febrero, el 40% procedía de territorio ruso. Por eso ahora, en medio de las tensiones con el Kremlin, desde hace meses trata de acabar con esa dependencia. Argelia ya ha reemplazado a Rusia como primer proveedor de gas a Italia y con el nuevo acuerdo, según adelantó la agencia pública argelina APS, la empresa de hidrocarburos argelina Sonatrach aumentará en 4.000 millones de metros cúbicos el volumen de gas enviado a Italia ya desde la próxima semana. Este aumento representa un 113% de los volúmenes previstos y el país magrebí espera incrementar los envíos hasta los 6.000 millones de metros cúbicos antes de finales de año para “fortalecer aún más los lazos históricos” entre ambas compañías, señaló este medio. El envío se realizará principalmente a través de la firma italiana ENI, controlada al 30% por el Tesoro italiano, con la que el pasado mayo firmó un memorando de entendimiento destinado a acelerar el desarrollo de yacimientos de gas en Argelia y la descarbonización mediante el hidrógeno verde. ENI también está presente en Argelia desde 1981 y se ha convertido en la principal empresa energética internacional del territorio.
El presidente de Argelia ha anunciado este lunes en Argel que este martes se firmará un acuerdo por valor de 4.000 millones de dólares “que permitirá a Italia suministrar cantidades muy importantes de gas natural”. Tebboune ha anunciado durante una conferencia de prensa conjunta con el primer ministro italiano que “mañana se firmará un importante acuerdo con las empresas ”Occidental, Eni y Total“, estadounidense, italiana y francesa, respectivamente. El presidente argelino ha apostado por renovar con su ”amigo el presidente Draghi lo propuesto“ para que Italia sea uno de ”los proveedores de electricidad solar y convencional de Europa“. Por su parte, Draghi ha confirmado ”una asociación privilegiada“ en el sector energético.
La hora de la verdad
En un primer momento se planeó que Draghi permaneciera en Argelia hasta este martes, según reconocen en su entorno, pero dado el terremoto político que ha turbado su verano, solo se quedará este lunes, cuando arranca una semana crucial para la continuidad de su Gobierno. El miércoles deberá exponer ante el Parlamento los motivos que le llevaron a presentar su dimisión, “congelada” por el momento por el jefe del Estado, y despejar su futuro.
La política nacional insiste en la necesidad de que se someta a una nueva investidura para terminar la legislatura en marzo de 2023, ya que sigue contando con el beneplácito de una amplia mayoría parlamentaria a pesar de la espantada del Cinco Estrellas.
Sus partidarios alegan que el país atraviesa una situación excepcional, en plena oleada inflacionaria, buscando gas que calme la crisis energética y mientras se implantan las reformas necesarias para recibir los fondos europeos del Plan de Recuperación.
Sin embargo, los ánimos están más que caldeados en su coalición y mientras que el progresista Partido Demócrata aboga por seguir gobernando con el M5S, las derechistas Forza Italia de Silvio Berlusconi y la Liga de Salvini lo rechazan de plano.
Entretanto, la ultraderechista Giorgia Meloni, jefa de Hermanos de Italia, no se cansa de exigir un adelanto electoral inmediatamente, animada por las encuestas, que ya la sitúan como primera fuerza.
Y es que, en caso de que Draghi consume su dimisión, el presidente Mattarella deberá decantarse entre formar un nuevo Gobierno que agote la legislatura o dar esta por zanjada y llamar a las urnas, paralizando la labor legislativa en un momento tan peliagudo como este.
Una cuestión de responsabilidad
En las últimas horas, los rectores de las universidades, así como representantes de asociaciones, movimientos y organizaciones sociales se han sumado a las peticiones para preservar la continuidad del Gobierno que ya habían lanzado alcaldes y empresarios, junto a movilizaciones online y hasta anuncios de pago en periódicos.
Más de 1.000 alcaldes del país, de distintos colores políticos, han firmado una carta abierta para apoyar la continuidad. “Nuestras ciudades, que tras la pandemia y la guerra se esfuerzan en impulsar la economía, realizar obras públicas indispensables y gestionar la emergencia social, no pueden permitirse una crisis que implica inmovilismo y división en vez de acción, credibilidad y seriedad”, alegan los regidores de capitales como Roma, Milán, Florencia o Turín.
E incluso una facción del M5S presiona a su líder, Giuseppe Conte, para que mantenga su respaldo al Ejecutivo, tal y como ha defendido este domingo el ministro de Relaciones con el Parlamento, Federico D'Incà.
Por su parte, el autor de la última escisión de este partido populista, Luigi Di Maio, ministro de Exteriores, ha reprochado a su antiguo partido que su crisis tendrá “consecuencias devastadoras”.
En juego está el desbloqueo de 22.000 millones de euros del Plan de Recuperación en diciembre, aplacar el alza del carburante, redactar la próxima Ley de Presupuestos, legislar por primera vez un salario mínimo o aligerar el recibo energético de los italianos.
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