Dura derrota para Milei: la ley ómnibus tropieza por falta de apoyo y volverá a empezar de cero
La ley ómnibus de Milei tendrá que volver a ser debatida en comisiones de la Cámara de Diputados. Es decir, regresa todo el trámite parlamentario a cero, como si no se hubiera discutido nada en estas semanas, desde el 27 de diciembre, cuando la iniciativa se registró formalmente. Es un fracaso rotundo para el gobierno de Javier Milei, que lleva casi dos meses como presidente y todavía no tiene la ley con la que se propone realizar una transformación del Estado.
La vuelta a comisiones de la ley ómnibus se decidió en la tarde de este martes la Cámara de Diputados. El partido de Milei ha usado la palabra “traición” para referirse a la actitud de los bloques de la oposición con los que el oficialismo estaba negociando el texto: “La traición se paga cara y La Libertad Avanza no va a permitir que los gobernadores extorsionen al pueblo para mantener sus privilegios. La Ley Bases vuelve a comisión”, fue el texto publicado por la formación de extrema derecha.
El diputado Oscar Zago, jefe del bloque de La Libertad Avanza, responsabilizó ante la prensa a los bloques denominados 'dialoguistas' por haber votado cosas diferentes a las que se habían negociado previamente.
El articulado había empezado a votarse este martes, después de que el jueves pasado el proyecto fuera aprobado en general. El regreso del proyecto a comisiones significa, en lo institucional, que el trámite empieza de cero (si es que empieza) y, en lo político, una muy dura derrota para el presidente de la Nación, que gobierna en hiperminoría. Además, revela la incapacidad del Gobierno nacional de generar acuerdos con la oposición y abre interrogantes sobre el futuro de la gestión Milei.
Una ley para dotarle de superpoderes
Es que la ley ómnibus le otorgaba superpoderes en distintas materias para tomar decisiones desde la Casa Rosada sin pasar por el Congreso ni por los canales administrativos habituales y, además, permitía las privatizaciones de casi 30 empresas del Estado, uno de los caballitos de batalla del Presidente.
El proyecto original era muy ambicioso y por demás heterogéneo: tenía 664 artículos e incluía desde una profunda reforma electoral hasta fruslerías como el hecho de que los jueces usen toga. Su redacción (al igual que la del súper-DNU de desregulación de la economía, al que le llueven cautelares judiciales en contra) se atribuyó a Federico Sturzenegger, un economista que llamativamente no tiene ningún cargo formal en el Poder Ejecutivo actual pero que ya formó parte de los gobiernos de Mauricio Macri y Fernando de la Rúa.
De esa cantidad de artículos que tenía el proyecto de ley ómnibus quedaron 386 —una reducción del 42%— porque durante estas semanas de negociaciones la oposición forzó una gran cantidad de modificaciones y porque el ministro de Economía, Luis Caputo, decidió hace dos viernes quitar del texto todas las medidas de índole fiscal. Sin embargo, la redacción aún mantenía numerosos puntos con los que la oposición dialoguista —sin cuyo apoyo el oficialismo no podría aprobar nada— seguía en desacuerdo.
De hecho, la moción de vuelta a comisión y el levantamiento de la sesión se produjeron después de un cuarto receso de 15 minutos (que terminó siendo de 45) pedido para negociar el capítulo de las privatizaciones y después de que varias votaciones de artículos salieran rechazadas por falta de apoyo.
El pleno había aprobado el otorgamiento al Presidente de superpoderes para gestionar la desregulación de la economía y profundizar el desguace del Estado que proponía su ley ómnibus. Pero a párrafo siguiente, a la hora de votar el detalle de esos superpoderes, le pusieron fuertes límites en materia económica, energética y de seguridad.
“Al oficialismo le pedimos que tenga alguna cuota de flexibilidad, le encanta seguir perdiendo. Traten de ver cómo receptar alguna propuesta y ganar. Hay que ganar, no hay que perder”, dijo Pichetto; todo un anticipo de la caída que sobrevendría minutos después.
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