La jueza conservadora Amy Coney Barrett, propuesta por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha avanzado este jueves para su confirmación en el Senado como nueva magistrada del Tribunal Supremo del país. Con el apoyo unánime de los senadores republicanos, el Comité Judicial de la Cámara Alta ha aprobado la confirmación de la jueza, pese al boicot planteado por los demócratas del comité.
En vez de votar, los demócratas se han ausentado y han colocado en sus asientos fotografías de estadounidenses que, según han manifestado, podrían perder la atención médica porque se han beneficiado de Obamacare (atención sanitaria), que ahora se impugna en los tribunales, informa AP. Los senadores republicanos han ridiculizado el boicot y han defendido a la candidata.
El apoyo de los republicanos a Barret despeja el camino para que el próximo lunes el pleno del Senado confirme el nombramiento de la magistrada, nominada por Trump para ocupar el puesto vitalicio que dejó vacante la progresista Ruth Bader Ginsburg, fallecida el mes pasado. Dicha votación, en la que se da por segura la confirmación de la magistrada debido a la mayoría que los republicanos tienen también en el Senado, tendrá lugar una semana antes de las elecciones del 3 de noviembre, en las que Trump se juega la reelección ante el candidato demócrata, el exvicepresidente Joe Biden. Se espera que todos los demócratas se opongan a la confirmación de Barrett.
Trump ha presionado repetidamente para que Barrett sea confirmada en el puesto en el Supremo a tiempo para resolver cualquier litigio relacionado con las elecciones. Por su parte, Biden ha anunciado que si gana las elecciones nombrará una comisión bipartidista que estudie la situación del Supremo, ante las acusaciones de Trump de que planea ampliar el número de sus jueces para reequilibrarlo.
La confirmación de la jueza Barrett, de 48 años, inclinaría hacia la derecha la composición del Supremo probablemente durante décadas, debido a que se trata de puestos vitalicios, ya que el tribunal quedaría con seis jueces conservadores y tres progresistas. Durante las audiencias para su confirmación, Amy Coney Barrett se ha negado a decir si se recusaría en un caso de apelación que llegue al Supremo relacionado con los resultados de las elecciones. También se ha mostrado contraria al aborto, aunque tampoco ha querido aclarar si votaría para socavar ese derecho reconocido por el Supremo desde 1973.
La candidata demócrata a la vicepresidencia de Estados Unidos, Kamala Harris, ha considerado que el proceso de nominación es “una farsa”. “Mis colegas demócratas del Senado y yo boicoteamos hoy la votación del comité de la nominada al Tribunal Supremo. Seamos claros: este proceso de nominación es una farsa y muestra cómo los republicanos no se detendrán ante nada para dejar a millones de estadounidenses con enfermedades preexistentes sin atención médica”, ha escrito en su cuenta de Twitter.
“No deberíamos avanzar con esta nominación”, ha dicho el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, y ha descrito las opiniones de Barrett como “muy alejadas de la corriente principal”.
Durante la votación del Comité Judicial de la Cámara Alta de este jueves, algunas personas se han manifestado frente a los edificios de oficinas del Senado. Seis personas han sido arrestadas, según la Policía del Capitolio de Estados Unidos.