“Miles y miles” de personas se esconden en habitaciones para firmar papeletas de forma fraudulenta, votos válidos a Trump tirados y abandonados en ríos, trabajadores del servicio postal vendiendo papeletas, zonas demócratas donde cada persona vota dos veces… Este es el país que describe –con pocas pruebas– el presidente Donald Trump, que ya ha calificado los comicios del próximo martes como “el mayor desastre electoral de la historia”. Su principal preocupación es el voto por correo. A continuación repasamos sus claves.
¿Por qué tanta atención al voto por correo este año?
La pandemia de coronavirus ha animado a muchos estados a flexibilizar las normas y requisitos para votar por correo para evitar grandes aglomeraciones en los colegios electorales. Esto ha aumentado considerablemente la participación anticipada: en 2016 hubo aproximadamente 33 millones de votos por correo y este año se cuentan ya 44 millones a falta todavía de varios días. Según el Think Tank Southern Poverty Law Center, aproximadamente 34 millones de personas que solicitaron el voto por correo todavía no han mandado sus papeletas.
¿Qué estados han cambiado su normativa y cómo lo han hecho?
Todos los estados permiten el voto por correo, pero unos lo ponen más difícil que otros. Existen dos tipos de votos por correo, uno envía papeletas a todos los votantes registrados y el otro solo lo hace a quien lo solicita. En este segundo sistema, muchos estados exigen unos requisitos para solicitar la papeleta –como una edad determinada, tener una enfermedad, estar fuera del estado...–.
En estas elecciones, nueve estados enviarán papeletas a todo el mundo y tres de ellos lo hacen por primera vez –California, Vermont y Washington DC–. En otros 34, los votantes pueden citar el coronavirus como una circunstancia válida para solicitar el voto por correo. En los otros siete territorios, los electores necesitan una razón más allá del virus para votar por correo.
¿A quién beneficia el voto por correo?
En estas elecciones, los demócratas parecen los más predispuestos a votar por correo –de ahí las reticencias de Trump–. En 18 estados del país las autoridades desglosan el número de votos por correo según la preferencia política de cada votante. En estos estados se han contabilizado por el momento 23,9 millones de votos por correo, de los cuales 12,4 se consideran demócratas (52%), 5,9 republicanos (24,7%) y 5,4 independientes, según los datos de The Election Project. Esta cifra no significa que hayan votado a un partido u otro, sino que indica simplemente la preferencia señalada en el registro.
“Los republicanos temen que el voto por correo aumente los votos al Partido Demócrata. Les preocupa que personas que pertenecen a grupos que normalmente registran menor porcentaje de participación emitan su papeleta por correo tras la flexibilización del proceso. Esto incluye a los jóvenes, las personas de bajos ingresos, las minorías y aquellas personas sin acceso a transporte”, señala Darrell M. West, director de estudios de gobernanza de Brookings. “Sin embargo, un grupo que se beneficia del voto por correo son los mayores, que a menudo se inclinan por el Partido Republicano. Los republicanos han ganado distritos legislativos con un gran número de votos por correo”, añade.
En este sentido, un estudio reciente elaborado por la Universidad de Stanford ha concluido que el voto por correo no supone una ventaja para ningún partido. La investigación analiza las elecciones celebradas entre 1996 y 2018 en los estados de California, Utah y Washington –que en este periodo implantaron el voto por correo de forma escalonada en todos sus condados, lo que ha permitido analizar mejor las consecuencias–. “Hemos concluido que el voto por correo no parece afectar al porcentaje de participación de ningún partido, que tampoco parece aumentar el porcentaje de voto de ningún partido y que solo aumenta modestamente la tasa de participación. Las tres conclusiones apoyan la idea convencional de expertos de la administración y contradicen muchas afirmaciones populares aparecidas en los medios de comunicación”, sostienen los autores. Que los demócratas estén más dispuestos a votar por correo no significa necesariamente que el voto por correo beneficie al candidato demócrata.
¿Dónde se ha solicitado más voto por correo?
De los 10 estados que más solicitudes de voto por correo han registrado para estas elecciones, siete de ellos son estados considerados muy disputados en las encuestas de las próximas elecciones: Florida, Pensilvania, Ohio, Minnesota, Georgia, Wisconsin y Carolina del Norte.
En todos ellos se ha disparado el voto por correo. Destaca Pensilvania –el territorio más disputado del país que, según FiveThirtyEight, tiene un 33% de posibilidades de decidir el resultado final de las elecciones–, donde las peticiones para votar por correo han aumentado un 2.795%. Le sigue Wisconsin, con un 961%; Georgia (726%); Carolina del Norte (602%); Minnesota (238%); Ohio (209%); y Florida (179%).
¿Puede el voto por correo retrasar los resultados?
Sí. El voto por correo requiere pasar por un proceso anterior al recuento en el que se verifica la firma y otra información del votante. Como el proceso es más lento que en el voto ordinario, la mayoría de los estados permite la apertura de esta fase antes de la jornada electoral. Otros estados, sin embargo, obligan a esperar a la jornada electoral para comenzar a procesar los votos por correo. Esto puede hacer que los resultados de esos estados tarden en llegar. En unas elecciones tan ajustadas como estas existe la posibilidad de que este retraso impida declarar un vencedor en la jornada electoral a menos que uno de los dos candidatos obtenga una clara mayoría.
Algunos de los estados clave y más disputados, como Pensilvania y Wisconsin, son de los que exigen esperar a la jornada electoral para comenzar a procesar el voto por correo. Teniendo en cuenta que las solicitudes de voto por correo se han multiplicado en ambos estados y que juntos suman un 45,5% de posibilidades de decidir las elecciones, la tensión está garantizada.
¿Existe fraude relacionado con el voto por correo?
Los estudios e investigaciones realizados hasta ahora muestran que el fraude electoral en EEUU es muy extraño, aunque se han dado casos aislados. El think tank Brennan Center concluyó en 2017 que el fraude en EEUU está entre el 0,00004% y 0,0009%. Trump ya afirmó tras las elecciones de 2016 que el fraude electoral era lo que explicaba la victoria de Hillary Clinton en el voto popular. Sin embargo, una investigación encargada por el presidente cerró en 2018 sin ningún resultado. Trump alegó que “a pesar de las pruebas sustanciales de fraude”, muchos estados se habían negado a “entregar a la comisión información básica para la investigación”.
El Partido Republicano ha puesto demandas en tres de los nueve estados que han enviado papeletas a todos los votantes: Nueva Jersey, Montana y Nevada. En los tres, los jueces han rechazado las alegaciones del presidente. En Nueva Jersey el juez las calificó de “conjeturas e hipótesis”. En Montana, la justicia tachó de “ficción” la acusación del presidente. “Presionador sobre este asunto, los demandantes se vieron obligados a reconocer que no pueden señalar un solo caso de fraude electoral en Montana en ninguna elección durante los últimos 20 años”.
Por otro lado, sí que hay un elevado número de votos por correo que acaban declarándose nulos. En 2016, alrededor de 300.000 papeletas de voto por correo no se contabilizaron. Esto se debe en gran parte a que en ocasiones los votos no llegan a tiempo –cada estado tiene una norma diferente sobre la fecha límite para el voto por correo– o no están correctamente enviados. Especialmente conocido es el caso de las 'papeletas desnudas', votos declarados nulos porque no han sido introducidos en el sobre correcto.