Elecciones en Honduras: por qué Xiomara Castro lidera el recuento y qué está en juego
La distancia tenía que ser aplastante para evitar una crisis. En un país sin segunda vuelta electoral, con desconfianza en sus instituciones electorales y con la herida abierta del golpe de Estado de 2009, la diferencia de votos entre la candidata de izquierdas, Xiomara Castro, y el candidato del Gobierno, el conservador Nasry Asfura, debía ser clara para evitar una peligrosa pelea por los votos. Y así ha sucedido, según los últimos datos del escrutinio.
Todo indica que la centroizquierda volverá al Gobierno en Honduras y que Castro, del partido Libertad y Refundación (Libre), esposa del expresidente Manuel Zelaya, será la primera mujer presidenta de la historia del país. De confirmarse esta tendencia, el resultado será histórico en un país donde los presidentes suelen llegar al poder con anémicos resultados electorales y sin tanta diferencia.
En la elección del domingo, con más del 51% de las actas procesadas, Castro superó en más de un 20% a Asfura. Hasta el momento, la candidata de Libre consigue el 56% frente al 34% del actual alcalde de Tegucigalpa, según el informe preliminar del Consejo Nacional Electoral.
Los datos indican que Castro pondrá fin a más de una década de gobiernos conservadores. El resultado sella la despedida del actual presidente, Juan Orlando Hernández, quien terminará su mandato el próximo 27 de enero. También se trataría del final del ciclo de tres mandatos consecutivos del Partido Nacional que gobierna desde las elecciones de noviembre de 2009.
Otro de los datos llamativos de esta elección es el alto nivel de participación: más del 68% de las cinco millones de personas habilitadas participaron en los comicios para elegir presidente, 298 alcaldes, 128 diputados y 20 legisladores del Parlamento Centroamericano.
La unidad de la oposición
La unidad del centroizquierda es una pieza clave en la victoria de la oposición. La decisión de los candidatos presidenciales Salvador Nasralla, del Partido Salvador de Honduras, y Milton Benítez, de Honduras Humana, de renunciar a sus candidaturas individuales para unir fuerzas detrás de Castro es el principal elemento que explica su triunfo.
Si bien su candidatura encabeza una alianza electoral que no se traduce en una coalición de Gobierno, los acuerdos deberán verse reflejados en un tipo de administración que sea capaz de dialogar con las fuerzas minoritarias de la oposición.
La primera mujer presidenta de Honduras
La noche en que las Fuerzas Armadas sacaron al presidente Manuel Zelaya de su casa y lo llevaron a Costa Rica, el 28 de junio de 2009, Xiomara Castro empezó su carrera política. La construcción de su perfil político ha estado vinculada a la figura del expresidente, incluso en su tímido paso por la rama femenina del Partido Liberal en Catacamas.
En 2011, con la vuelta de Zelaya a Honduras, el sector más crítico con el Gobierno decidió romper con el Partido Liberal y formar el Partido Libertad y Refundación (Libre). En 2013, Castro fue elegida candidata a presidenta. La decisión se entendió entonces más por la imposibilidad de Zelaya de participar en una nueva elección presidencial que por la trayectoria política de la candidata. Sin embargo, recientemente ha conseguido hacer crecer su figura con mayor autonomía a la imagen del expresidente.
Castro se convertirá en la primera mujer presidenta de Honduras. El camino lo abrió Nora de Melgar, también esposa de un expresidente de Honduras, que en 1996 fue la primera mujer en presentar una candidatura a la presidencia aunque sin demasiado éxito. En 2013, Castro se presentó pero perdió tras unas elecciones ajustadas que dieron el triunfo al presidente, el derechista Juan Orlando Hernández.
En las elecciones de 2017, Castro renunció a presentarse por su cuenta y apoyó la candidatura de Salvador Nasralla, que también perdió.
El final del bipartidismo
Durante un siglo, dos partidos compartieron el poder: el conservador Partido Nacional y el centrista Partido Liberal, que llevó a Manuel Zelaya a la presidencia en 2000. El golpe de Estado de 2009 que terminó con el Gobierno de Zelaya causó una ruptura dentro del Partido Liberal. Los más críticos con la destitución por la fuerza del presidente formaron en 2000 el Partido Libertad y Refundación (Libre), que llevó en 2017 y este domingo a Castro como candidata a presidenta.
Desde 2013, Honduras ha sido testigo de una proliferación de nuevos sellos políticos que explican que los hondureños hayan llegado a esta elección con 12 candidatos a presidente, de los que solo dos tenían posibilidades de ganar.
El temor al apagón informativo
La atención estuvo puesta en la transparencia electoral. El antecedente de 2017, donde la oposición al Gobierno conservador de Juan Orlando Hernández rechazó los resultados y denunció casos de fraude, erosionó la confianza en las instituciones.
Este domingo, el sitio web del Consejo Nacional Electoral quedó suspendido en las horas posteriores al cierre de las urnas, lo que preocupó sobre todo a los opositores. Esta era una elección donde cualquier problema técnico podía poner en duda todo el proceso. Sin embargo, a las pocas horas volvió a la normalidad, evitando repetir el trastorno de las 36 horas sin servicio de 2017.
De todos modos, la lentitud en el recuento de votos muestra la delicada situación que enfrentan las instituciones electorales en Honduras.
El debate sobre la segunda vuelta
La exigente atención en el conteo y las alianzas entre los partidos opositores tiene explicación: en Honduras los candidatos llegan a ser presidentes con mayorías simples. Juan Orlando Hernández llegó a la presidencia del país con el 37% de los votos.
En 2017, el presidente Hernández, que modificó la Constitución para disputar un segundo mandato consecutivo, consiguió la victoria con un margen de poco más de un punto frente a la Alianza de Oposición conformada por el Partido Libertad y Refundación, Salvador Nasralla y el Partido Innovación y Unidad.
El resultado llegó después de un apagón informativo del CNE de 36 horas. Nasralla superaba a Hernández por un margen del 5% hasta que el informe del escrutinio final llegó revirtiendo el escenario y confirmando el triunfo al Gobierno. Este cambio en los resultados empujó a los opositores a las calles entre denuncias de fraude.
En este contexto, en octubre del año pasado, la oposición presentó ante el Congreso Nacional una reforma de la Ley Electoral para incluir la posibilidad de la segunda vuelta. Pero la mayoría gobernante no dejó pasar la medida.
El futuro de Honduras
El regreso de la izquierda al Gobierno de Honduras tiene varios efectos.
En primer lugar, para el actual presidente, ya que, con el cambio de Gobierno, podrían avanzar las investigaciones judiciales en su contra. El hermano del presidente y exdiputado, Tony Hernández, fue condenado en marzo por narcotráfico en un tribunal de Nueva York por participar en la importación de 185.000 kilos de cocaína a Estados Unidos. Las investigaciones al presidente por las sospechas de vínculos con el narcotráfico podrían avanzar más rápido si su partido ya no está en el Gobierno.
La victoria de Castro, además, puede cerrar un ciclo de erosión democrática abierto por el golpe de Estado de 2009 y profundizado en las sucesivas elecciones generales marcadas por las denuncias de fraude e irregularidades. El desafío es reconstruir instituciones democráticas y el Estado de derecho.
Hay que considerar también que Honduras es el segundo país más pobre de Latinoamérica, después de Haití. La gran mayoría de sus 10 millones de habitantes están hundidos en la pobreza, por eso más de un millón de hondureños han abandonado el país. Sin embargo, no está claro cuánto podrá y querrá hacer el nuevo Gobierno para cambiar las desigualdades más profundas.
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