La propuesta oficial de la Comisión Europea empezó a circular el martes por la tarde. Y este viernes se reunían de nuevo los embajadores de los 27 para cerrar el acuerdo. Pero volvían a separarse, de nuevo, sin acuerdo. El principal escollo tiene que ver con el efecto del embargo gradual al petróleo ruso por parte de la UE. La Comisión Europea propone que se produzca de aquí a seis meses, y concede un margen de un año más para Hungría y Eslovaquia, países más dependientes, sin salida al mar y con mayores dificultades para desconectarse de Rusia.
Desde esa propuesta inicial, las fuentes dicen que están produciéndose acercamientos, pero de momento no son suficientes. Este viernes por la tarde seguirán los contactos técnicos entre la presidencia francesa de turno del Consejo de la UE, la Comisión Europea, y los países, con el fin de buscar un punto de encuentro.
De momento, no hay convocada otra reunión de embajadores, que podría producirse este sábado o domingo si hubiera acuerdo. Si no, el Alto Representante para la Seguridad y Defensa, Josep Borrell, ha dejado abierta la posibilidad a convocar una reunión extraordinaria de ministros de Exteriores para abordar el asunto.
Las fuentes diplomáticas reconocen que cada vez es más difícil aprobar sanciones, porque cada vez tienen más repercusión en los países que las aplican. Pero, al mismo tiempo, explican que, desde que comenzó a circular la propuesta formal el martes por la tarde, están pasando los días y no puede dilatarse mucho más la toma de decisiones.
En este sentido, el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, ha usado un lenguaje muy duro para definir la última propuesta de sanciones de la Comisión Europea. Según Orbán, el principal aliado del presidente ruso, Vladímir Putin, entre los 27, renunciar al petróleo ruso en el plazo propuesto supondría una “bomba atómica” para la economía del país centroeuropeo. “La propuesta que está sobre la mesa crea un problema y no plantea una solución a ese problema. Esto es inaceptable desde el punto de vista húngaro”, explicó Orbán en su charla de los viernes en la radio pública Kossuth.
Según Orbán, la propuesta de Bruselas tampoco tiene en cuenta las diferentes condiciones geográficas de cada país, que, en el caso de Hungría no tiene posibilidad de importar petróleo por mar, y el crudo “sólo llega por un oleoducto procedente de Rusia”.
Hungría importa de Rusia el 60% del petróleo y el 85% del gas que usa.
“Desafortunadamente, esto no es suficiente”, ha dicho a su vez Karol Galek, viceministra de economía a cargo de la política energética: “Esperamos al menos tres años”. Una refinería clave requiere petróleo ruso pesado y los suministros alternativos no serán viables hasta final de 2025: “Este es el momento en que podremos fortalecer el oleoducto. Y cambiar la tecnología”. Según Eslovaquia, la propuesta actual también dañaría los suministros de energía para Austria, la República Checa y Ucrania.
Es probable que tengan éxito en su presión, posiblemente obteniendo dos años más de moratoria que el resto de países de la UE, también la República Checa.
Orbán, además, parece estar en contra de las sanciones contra el patriarca ruso, Kirill, uno de los nombres incluidos en la última propuesta, junto con la gimnasta y supuesta pareja del presidente ruso, Vladímir Putin, Alina Kabayeva.
Kabayeva es exgimnasta y preside el National Media Group, un holding que posee participaciones en casi todos los principales medios de comunicación rusos que difunden información del gobierno, según el documento comunitario, y por eso sería responsable de apoyar acciones que socavan la independencia y la integridad territorial de Ucrania. Kabaeva está “estrechamente asociada con el presidente Vladimir Putin”, según el documento. La UE ya sancionó previamente al presidente ruso y a dos de sus hijas que tuvo con su exesposa.
Las sanciones suponen la congelación de activos que las personas y las empresas tengan en la UE y en la prohibición de entrar en territorio comunitario.
En paralelo, hay otro frente en el sur: Grecia no quiere renunciar a los contratos navieros de envío de petróleo ruso, que ahora estarían prohibidos. Al igual que Malta y Chipre, Atenas expresó su preocupación por la idea de prohibir que los petroleros bajo la bandera de la UE o bajo el control de la UE envíen petróleo ruso.
Según Bruselas, la prohibición de los petroleros es crucial para garantizar que el embargo realmente tenga el efecto de reducir los ingresos de Moscú.