A una semana de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre en Estados Unidos, las encuestas muestran un estrecho margen entre los demócratas y los republicanos. La batalla está especialmente ajustada en Nevada, Wiconsin, Michigan y Pensilvania, donde las encuestas dibujan un empate.
En Nevada, Trump tiene una ventaja de 0,21 puntos y en Pensilvania, de 0,3. En Wisconsin y Michigan lidera Harris por 0,11 y 0,38 respectivamente. Pensilvania es el de mayor peso entre los cuatro porque reparte 19 votos electorales
Es un margen tan justo que hasta puede darse la paradoja de que Kamala Harris gane en voto popular y pierda las elecciones si Donald Trump se impone en estados clave que le den la mayoría en el Colegio Electoral. Según las últimas encuestas, el republicano ha estrechado el margen sobre Harris y ya encabeza las encuestas en cinco de los 7 estados claves para alzarse con la Casa Blanca.
El colegio electoral está formado por 538 compromisarios. Para ganar, uno de los candidatos tiene que recibir al menos 270 votos del colegio electoral.
Los compromisarios se reparten por estados y el partido ganador en cada territorio se lleva la totalidad del número de compromisarios asignado a ese estado, excepto en Maine (4) y Nebraska (5), donde el sistema es proporcional. Salvo estas dos excepciones, no hay diferencia de si ganas un estado por una papeleta o por un millón: si ganas, te llevas todos los votos electorales de ese estado y el perdedor en ese estado no se lleva nada.
Las encuestas, de momento, presentan un escenario muy ajustado, con una ligera ventaja para Kamala Harris. En el siguiente gráfico puedes ver cómo van a partir del promedio de encuestas que publica FiveThirtyEight, que agrega distintos sondeos y le da distinto peso por fecha, tamaño de la muestra, metodología, transparencia o sesgo de cada casa encuestadora.
Harris se sitúa por delante en voto popular con una ventaja de 1,5 puntos frente a Trump. Harris ha ido en ascenso en las encuestas desde que asumió la carrera presidencial con respecto al aún presidente aunque el margen se ha estrechado bastante en la última semana. Hoy, solo les separan 1,4 puntos cuando hace unas semanas tenían hasta 3 de diferencia.
En los estados clave, Donald Trump marca algo más de distancia en Arizona, Georgia y Carolina del Norte con 1,85, 1,53 y 1,32 puntos de ventaja respectivamente. Harris está por delante en las encuestas en Michigan y Wisconsin, estados clave del Rust Belt (en español, cinturón del óxido) que le dieron a Trump la presidencia en 2016, pero no tiene ni medio punto de ventaja.
Precisamente en Arizona el republicano ha conseguido dar la vuelta a las encuestas y se sitúa por delante de Harris. En 2020, Joe Biden consiguió este estado con un 49,4% de los votos y un margen de unos 10.000 votos de diferencia con Trump.
El siguiente mapa muestra el pronóstico de victoria de cada candidato, según el modelo de FiveThirtyEight, que no solo tiene en cuenta las encuestas sino también el voto histórico, datos económicos y sociales de cada Estado para simular las probabilidades de ganar de cada candidato.
Según ese modelo, la victoria en las elecciones de 2024 se decidirá en los siete estados clave. Ahora mismo el modelo da un resultado indeciso en cuatro de ellos y muy ajustado a favor de Trump en los otros tres.
De los estados más disputados, la candidata demócrata necesitaría ganar en Nevada y Wisconsin, ademas de quedarse con Michigan, para alcanzar la mayoría del colegio electoral situada en 270 votos electorales.
La siguiente tabla muestra un resumen de cómo está la carrera en las encuestas de los siete estados donde la batalla está más ajustadas y que decidirán las elecciones en Estados Unidos de 2024.
Arizona, Georgia y Carolina del Norte son tres estados decisivos. Existe la posibilidad de que Harris consiga la Casa Blanca sin ellos, aunque sería un escenario muy difícil. Para Trump, Georgia y Carolina del Norte sí que son más críticos. De momento, Pensilvania sigue dibujándose como el lugar que tendrá la última palabra y en este estado Trump acaba de conseguir, por muy poco margen, dar la vuelta a las encuestas.