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“Fracaso épico”: ¿Y qué pasa si al final no hay acuerdo para el Brexit?

El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, visita el Exeter College (Devon), 29 de septiembre de 2020.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —
11 de diciembre de 2020 22:37 h

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“Epic fail”, “fracaso épico”. Cuatro años y medio después del referéndum del Brexit. Tres ministros británicos después. Y un acuerdo de salida de la Unión Europea firmado y ejecutado el 31 de enero de 2020, Londres y Bruselas se encuentran al borde del precipicio por la falta de acuerdo sobre qué relación quieren tener la Unión Europea y Reino Unido a partir del 1 de enero de 2021. Los 27 buscan una relación estrecha, en tanto que Reino Unido ha sido miembro de la UE y se mantienen profundos vínculos comerciales, sociales y culturales. Pero el primer ministro británico. Boris Johnson, no para de repetir que no sería ningún problema mantener con la UE la misma relación que tiene Australia, que está en las antípodas.

Y si el jueves Johnson dijo que la posibilidad del no acuerdo era poderosa, este viernes fuentes comunitarias afirmaban: “La probabilidad de un no acuerdo es mayor que la de un acuerdo”.

Pero, ¿qué pasa si no hay acuerdo?

Tic, tac, tic, tac

Reino Unido salió de la UE el 31 de enero pasado. Pero no significó gran cosa, salvo que perdió su silla en las reuniones. Por lo demás, todo siguió igual. Pero el 1 de febrero arrancaba un periodo de transición que concluye el 31 de diciembre porque Reino Unido rechazó la posibilidad de pedir una extensión el 1 de julio para dar más tiempo a unas negociaciones que se encuentran en sus horas finales por imperativo legal.

En líneas generales, la vida seguía igual porque el Reino Unido comenzó entonces los once meses del período de transición necesarios para que tanto el gobierno británico como la UE definieran la forma de su futura relación.

Durante estos meses hasta el 31 de diciembre, Reino Unido ha permanecido dentro de la unión aduanera y del mercado único, ha seguido acatando las normas de la UE sin voz ni voto en su redacción. Y a los ciudadanos de la UE se les ha permitido viajar y trabajar en el Reino Unido, igual que a los británicos en cualquiera de los países miembros.

Durante esta transición, los tribunales británicos han seguido remitiendo sus casos al Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), mientras que las funciones que desempeñará el TJUE después de este período forman parte de las negociaciones.

En efecto, pase lo que pase, el periodo de transición se acaba en menos de tres semanas, y el 1 de enero de 2021 Reino Unido estará fuera de la UE con todas sus consecuencias.

Brexit vs post Brexit

El Brexit en puridad se produjo el 31 de enero. Y se firmó un Acuerdo de Retirada con Theresa May que luego hubo que enmendar con Boris Johnson después de que el Parlamento de Westminster lo tumbara. Ese Acuerdo de Retirada, por el que Reino Unido dejó la UE en enero pasado, regula aspectos clave, como la frontera invisible entre las dos Irlandas tal y como establecieron hace dos décadas los Acuerdos de Viernes Santo con los que se selló la paz en Irlanda del Norte.

Hay una comisión conjunta Reino Unido-UE de seguimiento del cumplimiento del acuerdo que esta semana logró que el Gobierno británico desistiera de sus planes de reescribir el acuerdo del Brexit en lo relativo al protocolo del Irlanda a través de la nueva ley de Mercado Interior, lo que se interpretó como un gesto de buena voluntad de Boris Johnson.

Así, lo que está pendiente de negociar es el acuerdo comercial para regular las relaciones post Brexit, en tanto que el Acuerdo del Brexit ya se firmó y entró en funcionamiento el 31 de enero de 2020.

Australia, capital Londres

Boris Johnson lo dice siempre que puede: que quiere un acuerdo, pero no uno que viole la soberanía británica. Y, por tanto, está listo para un no acuerdo y mantener con la UE la misma relación que tiene la UE con Australia. Es decir, después de décadas de ser miembro de la UE y de llevar desde que el mundo es mundo siendo parte de Europa, Johnson quiere trasladar su país a las antípodas.

En ese caso, las reglas comerciales que estarían vigentes son las más básicas del mercado: las de la Organización Mundial del Comercio, si bien Australia tiene una serie de acuerdos sobre productos como el vino para facilitar el comercio, cosa que ni siquiera tendría Reino Unido si las negociaciones fracasan

Y Australia está al otro lado del mundo, mientras que el Reino Unido es el vecino de al lado de la UE: ni Australia comercia con la UE tanto como Reino Unido, ni depende de la UE tanto como Reino Unido para el funcionamiento de las cadenas de suministro en sectores como el automóvil, la industria farmacéutica y la alimentación.

Es decir, los controles fronterizos y las colas, habituales cuando no hay acuerdos comerciales, tienen un impacto mucho menor en el comercio UE-Australia que en el comercio UE-Reino Unido.

Pero nunca es tarde

El hecho de que la Unión Europea y Reino Unido lleguen a fin de año sin un acuerdo comercial no significa que no pueda haberlo nunca. De hecho la UE tiene una buena panoplia de acuerdos comerciales con países que nunca fueron Estados miembros de la UE –Canadá, Vietnam, Japón, etc–.

Eso sí, lo que parece evidente es que si no se cierra un acuerdo para que entre en vigor el 1 de enero –más o menos–, las dos partes se darán un tiempo para coger fuerzas antes de volver a sentarse a la mesa.

Una tesis aplicable a la posibilidad de un plan B: intentar cerrar un acuerdo de mínimos para que entre en vigor el 1 de enero, que luego pueda mejorarse y enriquecerse. “Pero eso ya sería con el tiempo”, reconocen en Bruselas, “estamos muy, muy cansados de esto. Ahora tenemos que llegar a un acuerdo porque Europa, con la pandemia, la crisis sanitaria y económica, no puede permitirse una incertidumbre añadida. Pero si hay que mejorar el acuerdo, habrá que dejar un tiempo para retomar las negociaciones”.

¿Gemelos? Al 50%

“Si la UE decide cortarse el pelo, entonces el Reino Unido tiene que cortarse el pelo o enfrentarse a sanciones”, decía este jueves Johnson. “Es una manera de mantenernos en la órbita de la UE. Hay que estar listos para un no acuerdo, para una solución tipo Australia [con quien la UE no tiene acuerdo comercial y rigen las reglas básicas de la Organización Mundial del Comercio]”.

Cada miembro de la OMC tiene una lista de aranceles y cuotas (límites en la cantidad de bienes) que aplican a otros países con los que no tienen un acuerdo comercial bilateral. Lo que están negociando Londres y Bruselas es un acuerdo sin aranceles ni cuotas

Pero, según publicaba la BBC, la UE es el socio comercial más grande del Reino Unido. En 2019, representó el 43% de las exportaciones del Reino Unido y el 51% de las importaciones.

Como estado miembro de la UE, el Reino Unido formaba parte de su sistema comercial: la unión aduanera y el mercado único. Esto significaba que no había aranceles (o impuestos) sobre los bienes comercializados entre los dos y controles fronterizos mínimos.

Ambas partes tienen hasta el domingo para llegar a un nuevo acuerdo de libre comercio, que eliminaría los aranceles y las cuotas. Pero no eliminaría una nueva burocracia fronteriza a consecuencia del Brexit.

El británico es uno de los principales mercados para los productos españoles: representa el 11% del comercio español con la UE. En algunos productos este mercado es mayor: en frutas (12%), hortalizas (15%), vino (18%), arroz (22%), y en aceite de oliva y aceituna de mesa España es el primer proveedor, según Mercados.

El regreso de los aranceles

Si no hay acuerdo comercial, el Reino Unido tendría que negociar con la UE según las normas de la OMC, al menos inicialmente. En este escenario, la UE impondría sus aranceles a los productos importados del Reino Unido. El arancel medio de la UE es bastante bajo (alrededor del 2,8% para los productos no agrícolas), según decía la BBC, pero en algunos sectores los aranceles pueden ser bastante elevados: los automóviles estarían gravados al 10%; habría algunos aranceles agrícolas aún más altos; y aumentaría a un promedio de más del 35% para los productos lácteos. Todo esto tendría un gran impacto en las empresas del Reino Unido que venden sus productos a la UE.

Y el Reino Unido aplicaría la reciprocidad e impondría sus aranceles sobre los productos importados de la UE. Ya ha dado a conocer detalles de las tarifas que cobrará a partir de enero de 2021 a países con los que no tiene un acuerdo de libre comercio: en algunas áreas, se impondrán aranceles para proteger a los productores del Reino Unido, por ejemplo, en el sector del automóvil y en la mayoría de los productos agrícolas. Eso conducirá a precios más altos en el Reino Unido para algunos productos de la UE.

Pero el gobierno de Johnson también está eliminando algunos de los aranceles que ha estado cobrando como parte de la UE, en áreas, por ejemplo, donde no hay tanta producción nacional del Reino Unido que necesite protección.

Las reglas de la OMC son muy limitadas incluso para el régimen de “nación más favorecida”. El Reino Unido no podría, por ejemplo, reducir los aranceles solo para la UE, con el fin de mantener el comercio. Tendría que tratar al resto del mundo de la misma manera, lo que podría provocar que las importaciones baratas inunden la economía del Reino Unido y perjudiquen las empresas nacionales.

Y no se trata solo de los aranceles, también existen los llamados “obstáculos no arancelarios”. Las barreras no arancelarias incluyen estándares de productos, regulaciones de seguridad y controles sanitarios en alimentos y animales, y las empresas que comercian con Europa temen que el no acuerdo pueda generar retrasos prolongados.

'Money, money, money'

El incumplimiento de las normas de la OMC podría afectar potencialmente a más de 650.000 millones de libras (707.000 millones de euros) en el comercio anual entre el Reino Unido y la UE, afirma Al Jazeera. Esto podría eliminar un 2% adicional de la producción económica británica en 2021 y aumentar la inflación, el desempleo y el endeudamiento público, según pronosticó la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR) de Reino Unido.

Llegar al 1 de enero sin acuerdo también interrumpiría los puntos fronterizos más concurridos de la UE y el Reino Unido, con controles fronterizos e impuestos introducidos para las mercancías que viajan entre los dos: eso significa mayores costes para las empresas y retrasos para las empresas de varios sectores, incluida la fabricación de automóviles, alimentos, textiles, y productos farmacéuticos y químicos, que dependen de cadenas de suministro engrasadas.

Más del 25% de todos los alimentos consumidos en el Reino Unido el año pasado fueron suministrados por países de la UE, y un Brexit sin acuerdo podría significar un aumento de los precios.

Un no acuerdo también podría desencadenar un juego de culpas entre políticos de ambos lados, sacudiendo aún más las tensas relaciones y socavando potencialmente la cooperación en un momento de crisis en el continente debido a la pandemia de la COVID-19.

El mundo se encoge

El 1 de enero, independientemente de si se llega a un acuerdo para el post Brexit o no, la libertad de movimientos se acaba. Los ciudadanos del Reino Unido aún podrán viajar a la mayoría de los países de la UE sin visado, pero es posible que necesiten un permiso especial para permanecer por períodos más largos por motivos de trabajo o estudios.

Además, mientras dure la emergencia por la pandemia de coronavirus, los turistas británicos podrían tener vetada la entrada en la UE desde el 1 de enero, igual que sucede con Estados Unidos y el resto de países del mundo de riesgo y que no son parte del club comunitario.

Además, se prevén retrasos en las fronteras y que los ciudadanos del Reino Unido ya no podrán utilizar el control de pasaportes y de aduanas por la vía rápida de la UE.

Soldados en las calles

El Gobierno británico prevé sacar al ejército ante la hipótesis de cualquier problema para conseguir alimentos y suministros médicos y de posibles disturbios civiles.

El suministro de medicamentos podría ser vulnerable a interrupciones en los puertos del Canal de la Mancha, con especial gravedad para los que tengan una vida útil corta.

Se debería permitir que los aviones sigan volando y los camiones que sigan en movimiento en caso de que no haya acuerdo después de que la Comisión Europea estableciera sus planes de contingencia este jueves para permitir que el transporte aéreo y por carretera continúe como ahora durante seis meses a partir del 1 de enero, siempre y cuando haya reciprocidad por parte del gobierno británico.

¿Quién da la vez?

Las largas colas para los camiones son previsibles porque habrá más controles fronterizos, y se teme que los conductores de camiones de la UE quieran evitar el Reino Unido por completo si hay retrasos prolongados, como asegurar que haya frontera blanda en Irlanda del Norte es una conversación paralela: un acuerdo de libre comercio facilitaría mucho las cosas.

La BBC también teme que haya una menor variedad de alimentos, según algunas cadenas de supermercados consultadas, que han dicho que los alimentos frescos se verán particularmente afectados.

“Un pescador sin mercado es un deportista”

“Siempre lo digo”, insiste una fuente diplomática, “pero uno recuerda las anécdotas de cuando era joven. Un viejo diplomático siempre decía que la pesca sin mercado donde venderla no es más que un deporte”. Es decir, que la negativa de Reino Unido a dejar que los barcos españoles, franceses u holandeses faenen en sus mares, tiene como consecuencia que los pescadores británicos no podrán vender sus bacalaos en la Unión Europea. “La pesca es muy compleja, afecta a varios países y no todos de la misma manera”, abunda una fuente diplomática, “y los 27 están unidos también en esto. Sabemos que la cuotas no pueden ser las mismas antes que después del Brexit, pero hay que llegar a un acuerdo”.

La pesca está siendo particularmente importante durante las negociaciones. Y sin un acuerdo, los barcos de pesca de fuera del Reino Unido perderían el acceso a las aguas del Reino Unido y viceversa. Se teme que se produzcan enfrentamientos si los barcos intentan seguir pescando donde tradicionalmente lo han hecho. También existe la preocupación de que las exportaciones de pescado del Reino Unido a la UE se vean gravemente afectadas por los aranceles.

Bruselas, en sus medidas de contingencia aprobadas el jueves, propone un reglamento para continuar compartiendo caladeros, pero es necesaria la reciprocidad británica.

Des-cooperación policial

La cooperación en materia de seguridad y el intercambio de datos se volverá más difícil si no hay acuerdo, perjudicando las investigaciones transfronterizas. El Reino Unido perdería automáticamente el acceso a las bases de datos de huellas dactilares, antecedentes penales y personas buscadas.

¿Y los servicios? El Reino Unido está pendiente a si la UE reconocerá las reglas del Reino Unido para los servicios financieros. Sin eso, será difícil para las empresas del Reino Unido operar en la UE, por lo que algunos bancos ya han trasladado oficinas y personal a países de la UE.

Y si no le gustan mis acuerdos, tengo otros

En ausencia de un gran acuerdo de relación comercial futura, el gobierno británico estaba en conversaciones para un acuerdo de asistencia para las personas que necesiten tratamiento en los países de la UE; ha habido conversaciones sobre la posibilidad de seguir participando en el programa Erasmus; todavía se está discutiendo si los ciudadanos británicos necesitarán permisos de conducción internacionales para visitas breves a países de la UE y si se requieren documentos especiales para demostrar que se tiene un seguro válido.

Tampoco hay acuerdo para las personas que reclaman sus pensiones públicas británicas en un país de la UE ni se sabe si el Reino Unido será incluido en la lista para un nuevo tipo de pasaporte para mascotas.

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